A lo largo de estos años en los que he ido participando en páginas especializadas del sector, foros y grupos me he dado cuenta de un factor que, como si de un patrón de comportamiento se tratara, constituye la que para mi es una de las mayores “dificultades” de esta afición:
los viajes.
Si nos situamos en España, el aficionado neófito enseguida cubre cupos: primero completa su “
home-park” (el parque más cercano a su vivienda) y posteriormente en visitas de vacaciones o escapadas va completando los parques del resto de la península en función de su importancia o relevancia.
Posteriormente le toca al que, por error, la sociedad considera que es “el parque que debes ir sí o sí” si eres europeo:
Disneyland Park París. Seguro que algunos de vosotros, sin haber ido nunca al parque francés, habréis tenido que soportar comentarios del tipo:
“Ah, es que si no visitas Disney es como si no vieras lo más importante” o cosas por el estilo tirando, claro está, de estereotipos derivados de la ignorancia, de no saber por ejemplo que en factores como el tamaño, la cantidad de rides o el tipo de coasters que ostenta el parque parisino tampoco es que destaque en el panorama general de parques europeos. Pero este será un tema que tocaré algún otro día.
Por último, tristemente en menor cantidad, encontramos el aventurero. El que decide que debe haber algo más allá de lo típico y un buen día, como quien no quiere la cosa, prepara mochila y se marcha contento y lleno de ilusión a
Alemania o a
Inglaterra, cunas de las auténticas joyas en cuestión de parques de la comunidad.
El inicio de todo viaje comporta en la mayoría de casos el paso por un aeropuerto...
Precisamente la entrada-consejo de hoy la quiero dar para todos aquellos que estén entre el primer y el segundo paso, indecisos y sin saber realmente por qué parque tirar a la hora de montar su primer o sus primeros viajes.
Mi consejo es que no mires demasiado la importancia o lo que digan de tal o cual parque, no te dejes llevar en exceso ni por los halagos ni por las injurias. Tampoco te aconsejo, claro está, que escojas el parque a visitar “a dedo”. Pero sí te puedo recomendar que te hagas una lista de parques, parques grandes, pequeños, de renombre o desconocidos. No importa en este caso lo chulos que sean o lo muy buenos que sean, simplemente preocúpate de que entren en tu presupuesto y en tu plan.
La primera parada para visionar mapas es obligatoria!
Si algo se aprende a base de realizar visitas a numerosos parques en toda la geografía, es que desde el parque más pequeño y discreto hasta el más grande y completo te van a ofrecer un elemento común: el factor sorpresa.
A todos ellos llegarás como un completo desconocido dispuesto a alimentarte de sorpresas, rincones fotográficos, detalles y emociones.
Todos, absolutamente todos, te ofrecerán lo aquí narrado. Así que, repito, mi primer consejo es que no te dejes llevar por las influencias mayoritarias. Nunca sabes las sorpresas que te puede deparar un
Tivoli Gardens, un
Gardaland o un
Lightwater Valley. Estaremos de acuerdo en que no son los más grandes, los más bonitos o los más famosos... pero sí son totalmente nuevos de cara a tus sentidos.
Al fin y al cabo, lo que interesa es que viajes, que veas mundo, que experimentes y que atesores, como el mayor coleccionista del mundo todos y cada uno de los detalles que te lleves en esos viajes. Sólo así descubrirás que hacer un viaje de miles de kilómetros al parque más olvidado del mundo ha merecido realmente la pena.
¡Viajad! ¡Viajad mucho!
El inicio de la curiosidad acerca de los datos de una coaster suele ser muy básico. Primero nos fijamos en la velocidad, la altura o el tipo de coaster, datos muy triviales y anecdóticos. Si se busca un poco más solemos encontrar modelos, elementos comunes, innovaciones o curiosidades. Y si buscamos más, generalmente acabamos en enciclopedias de coasters o parques, como podría ser por ejemplo RCDB.
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