Crisis económicas aparte, vemos sorprendentemente como el mercado de parques europeos, en mayoría, descubre año tras año una industria emergente con muchas posibilidades y ganancias económicas cada vez más elevadas mientras que en España la industria de los parques parece ser hundida año tras año con pérdidas de clientela y de ingresos millonarios a final de cada temporada.
De la misma manera, muchos de nosotros hemos experimentado el hecho de viajar a parques más hacia el norte (Alemania, UK, Holanda, Bélgica, etc.) y comprobar que están genialmente gestionados, cuidados los detalles al máximo, con una atención al cliente exquisita o con un nivel de limpieza superior (ni hablar de firmas con rotuladores, papeles en el suelo o porquería en los rincones, por ejemplo).
Ahí es donde voy a incidir en el artículo de hoy. ¿A qué es debido ese contraste? ¿Está posiblemente España desplazada del resto de Europa en cuanto a nivel de calidad?
Obviamente, no voy a iniciar un debate clásico (ya que, como en muchos otros temas, aquí hay gente que estaría a favor o en contra y ambos bandos tienen argumentos suficientes para defenderse), lo que voy a hacer hoy es analizar un sólo hecho aislado que me demuestra que, por alguna razón, España NO quiere o no puede competir con el resto.
La foto de la verdad
Una sola foto, acompañada de una leyenda detallada de los miembros que en ella aparecen, os aclarará un poco más las dudas de porqué os explico todo esto:
Fuente: Parkworld Online
En la foto podemos ver, por orden de izquierda a derecha a: Paul Chatelot (Disneyland Paris), Lars Nielsen (Tivoli), Fernando Medroa (Walibi Belgium), Mike Brown (Pleasure Beach Blackpool), Bart de Boer (Efteling),Karen Staley (IAAPA Europe), Jeroen Nijpels (JNELC), Reinoud van Assendelft (van Assendelf t& Partners,) Mats Wedin (Liseberg), Pieter Cornelis (NHTV), Sophie Bolliger (Bolliger & Mabillard), Alain Trouvé (Compagnie des Alpes), Horst Ruhe (Maurer Söhne), Søren Kragelund (Faarup Sommerland), Annika Palm (Liseberg), Mikael Ahlerup (Astrid Lindgrens Värld), Stefan Putnam (Jardine Lloyd Thompson), Henric Bembom (Slagharen), Andrea Munari (IE Park), Adrian Mahon (Merlin Entertainments), Olaf Mordelt (Heimo), John Fitzgerald (Universal Studios), Gary Smart (Harbour Park), Ulla Harrison (consultant), Andrea Kolar (IAAPA Europe), Marcel Schoenenberg (Beurs van Berlage), Lars Erik Hedin (Liseberg), Pelle Johanisson (Liseberg), Thomas Sjöstrand (Liseberg), Sascha Czibulka (Ride Trade), Michael Kreft von Byern (Europa-Park), Jakob Wahl (IAAPA Europe), Klaus-Michael Machens (Hannover Zoo), Peter van Bilsen (Vekoma), Ulrich Müller-Oltay (VDFU) y Andreas Veilstrup Andersen (IAAPA Europe).
He de decir que tanto la foto como los nombres y cargos de sus miembros están extraídos de la web Parkworld-online que os recomiendo muchísimo visitar o añadir a favoritos.
Bien, a lo que íbamos. Observad la foto y leed los nombres de sus integrantes... ¿ya?, correcto, como podréis ver o imaginar, se trata del comité ejecutivo y de dirección de la IAAPA Europe, la principal asociación de parques de atracciones, temáticos, ferias y recintos de ocio del viejo continente. Los jefes, vaya.
Ellos deciden año tras año el futuro de los parques prácticamente en su totalidad. Deciden qué país acogerá la EAS (Euro Atracttions Show), deciden qué parques podrán obtener más ayudas gubernamentales así como apoyo internacional en sus campañas de marketing o captación de nuevos filones de turismo. Ellos cortan el bacalao y, mediante reuniones anuales, deciden el ir y venir de la mayoría de los parques a los cuales viajamos durante el año.
Ahora viene la simple reflexión: ¿Veis representada de alguna manera a España? Yo tampoco. Ni un mísero integrante es de aquí. Lo más cercano que tenemos es la presencia en el grupo de John Fitzgerald (actual director de Six Flags Great Adventure y ex-representante de Universal Studios), que fue el director durante algunas temporadas del maltrecho parque Terra Mítica, en Benidorm.
Fuera de esta pequeña coincidencia, nada más. Ni siquiera nadie de Parques Reunidos (una de las mayores empresas de ocio y parques que existen en el mundo), ningún director de ningún parque español, ni siquiera el director de la AEPA (Asociación Española de Parques de Atracciones y Temáticos) de la que recientemente hemos sabido que su dirección corre a cargo del actual director de Isla Mágica.
Nada, señores. No tenemos absolutamente nadie ni nada que nos represente (ni a España como país ni a los parques como tales). Así que en este momento, a nivel institucional y directivo, España es un 0 a la izquierda.
La reflexión final
Viendo y analizando este triste dato, nos damos cuenta de que como en otros aspectos, aquí España juega en otra liga. Temporada tras temporada, bien por pases de prensa o bien por artículos de periódicos observamos como los directores y gestores de los diferentes parques temáticos y de atracciones del país se lanzan pullas y directas sobre sí mismos, alardeando de tener el mejor parque, el más próspero, el que mejores datos económicos ofrece o el que tiene más visitantes. Algunos incluso se aventuran a vaticinar años futuros de gloria y alardear de un estatus que, tristemente, no tienen.
Desengañémonos ya, quitémonos la venda de los ojos y démonos cuenta de que España hace años que no juega absolutamente ningún papel en el circuito de parques de Europa. Hace ya unos años que carecemos de peso e importancia. Incluso el mayor de todos los parques españoles ha tenido que sucumbir a ser comprado por un grupo inversor prácticamente desconocido venido de Italia por haber sido rechazada la oferta de compra por parte de los "grandes" de la industria (Merlin Entertainment, Blackstone, Parques Reunidos, Disney,...).
Echad cuentas de cuántos años hace que no llamamos la atención en Europa por alguna novedad de nuestros parques. ¿Cuánto hace que no presumimos de haber estrenado una coaster puntera en el mundo?¿Qué novedad de estos últimos 2 o 3 años compite realmente con el panorama a nivel de Europa?
Mucho antes de lamentarnos por la poca cultura que el mercado español tiene por los parques, por el poco interés de la gente a querer y visitar sus parques o por la dura crisis económica que azota desde hace unos años el país, deberíamos echar un vistazo a los representantes de nuestros parques, a los directores, a los inversores y al equipo de socios que mantiene en pie cada uno de nuestros parques y preguntarles, sin ningún tipo de reparo ¿a qué están jugando?
¿En qué liga creen que juegan? ¿Creen acaso que las oportunidades y el éxito les van a llegar como llovidas del cielo? ¿Son las cúpulas directivas de estos parques las culpables de que actualmente ninguno de ellos sea realmente productivo?
Dejo la pregunta en el aire y la reflexión hecha, para que vosotros mismos veáis otro de esos mágicos motivos por los que año tras año me dedico a explorar nuevas fronteras en busca de más y mejores emociones. Porque está muy generalizado el tópico de "no saber valorarnos a nosotros mismos", pero es que en casos como este, el producto nacional apenas carece de relevancia.
Triste, pero real.
The ugly true... pero bueno, yo ya estoy acostumbrada a vivir en el país en que nada avanza, y por suerte, la vida me depara grandes oportunidades para conocer el resto de mundo. Yo creo que esa es la base, hundir el país para que vayamos a ver los geniales que son los otros, y darles a ellos el dinero con nuestro turismo, vamos al menos eso es lo que parece.
ResponderEliminarCon la tontería en cada viaje que se hace al extranjero se deja uno una media de entre 300 y 500€. Ese dinero a cualquier parque nacional le iría bien de alguna u otra manera... y es dinero que potencialmente pierde el país. Pero bueno, parece que eso no es relevante...
ResponderEliminarLos directivos españoles no pintan nada porque son el perfecto ejemplo a no seguir. No podemos culparlos: la forma en que se ha producido el nacimiento de los parques en España es en buena parte responsable de su situación actual.
ResponderEliminarResponsables amigos de amigos de conocidos en política sin experiencia demostrable que de repente dirigen una empresa de 500, 1000 o 2000 empleados... que desconocen operativas, el producto y el mercado al que se dirigen. Que no saben ni qué espera su público ni anticiparse a los movimientos de la competencia.
Y encima sin arriesgar ni un duro de su capital, todo venido de empresas públicas o pseudopúblicas (véase las cajas de ahorro, todas pringadas en estos recintos).
Con estos mimbres, milagro es que no haya quebrado ninguno aún.