Bienvenidos y bienvenidas a una nueva entrega de esta particular saga dedicada a analizar las bandas sonoras más conocidas en el mundillo de las coasters. A lo largo de estos meses hemos podido analizar con una primera parte y una segunda parte algunas de las melodías y ritmos más conocidos en el continente europeo.
Tal como os prometí en la última entrega esta tercera va a tener un tono diferente ya que vamos a analizar la que para mi es la joya de la corona en cuanto a BSO se refiere: Vliegende Hollander, en Efteling (Holanda).
Se trata de un caso único en el que una major coaster de un parque temático es la protagonista de toda una sinfonía y recopilación de temas. Podemos contar por decenas las coasters que pueden presumir de tener una pieza musical que las represente, pero es la coaster holandesa la que tiene un total de 16 piezas diferenciadas que le pertenecen.
René Merkelbach, genio puro
Muy pocas veces encontramos una colaboración tan estrecha entre un autor de renombre y un parque, más teniendo en cuenta la cantidad de licencias y búsqueda de talentos que hacen los parques, siempre pensando en presupuestos y reducción de costes.
Pero el caso de Merkelbach ( nacido en Tilburg un 14 de septiembre de 1966) es totalmente inaudito pues ha dedicado grandes esfuerzos creativos durante su trayectoria profesional para el parque, sus rides y sus campañas publicitarias (además de para grupos algo conocidos como Within Temptation). La totalidad de bandas sonoras del parque están compuestas por el compositor, siendo creador de más de 20 piezas distintas asociadas a atracciones varias que podemos encontrar en Efteling.
René Merkelbach en pleno trabajo en su estudio virtual, produciendo para Efteling.
FOTO: Nieuwsrijk
FOTO: Nieuwsrijk
Pero habiendo escrito piezas durante bastantes años, Efteling a finales de 2006 le propuso un reto todavía más difícil que supo cumplir con creces: componer una serie de 16 piezas que, unidas y montadas correctamente, conformarían una sinfonía entera perteneciente a su gran novedad para la temporada 2007.
Merkelbach se puso manos a la obra y tras un fructífero viaje a Praga para contar con la Orquesta Sinfónica de Praga (con un total de 60 miembros) realizó una exquisita colección de piezas de distinta duración cada una (desde apenas medio minuto hasta 4 o 5 minutos).
Según declaraciones del propio compositor: 'La ví y pensé: "Aquí tengo que hacer algo." Tan bella, tan grande. Creo que cada compositor de bandas sonoras espera escribir para una gran película, lo cual es difícil siendo de los Países Bajos. Cuando firmé el contrato con Efteling pensé, "Esto es, esta es mi película". Compuse la música en estrecha colaboración con los diseñadores, que vieron y valoraron mis ideas desde el principio hasta el final.'
Y se nota. Se nota extremadamente hasta el punto de que cada una de las piezas de Vliegende Hollander es capaz de transportarnos a los remotos rincones que representa la oscura y trabajada mega-ride. Pero vamos a analizar algunas de estas piezas a continuación y así veréis de lo que os hablo.
Pequeñas joyas musicales
La gran pieza musical de la coaster, sin duda. Haven es la pieza que nos acompaña durante todo el terreno en el cual se sitúa la gigantesca estructura, desde que salimos de la zona de los rápidos de Piraña hasta que avistamos Python. Mediante un excelente sistema de altavoces esta alegre melodía nos muestra las inmediaciones, mientras podemos observar la enorme barcaza de Vliegende Hollander pasar sobre nuestras cabezas o caer estrepitosamente al agua con una gran salpicadura. Es terriblemente adictiva, quedáis avisados...
Como he dicho antes, las piezas fueron compuestas para ser escuchadas en diferentes partes de la coaster, por lo que Entreehal es la canción que nos acompaña desde que entramos en el enorme edificio hasta que nos adentramos en las cuevas subterráneas del palacete holandés. En apenas un recorrido de 30 metros por el interior de una casa oscura y lúgubre y por una polvorienta biblioteca. Luces de baja potencia que tintinean mientras, de fondo, podemos escuchar susurros de almas perdidas en la lejanía. Esta pieza pone realmente los pelos como escarpias, igual que esta parte de las colas de entrada.
Dejamos atrás los suelos de madera y los oscuros muros, atravesamos unas viejas y pesadas cortinas de terciopelo granate y, de pronto, nos encontramos en un largo, angosto y humeante pasillo de roca excavada. Nos situamos en un túnel secreto que nos conducirá a la guarida oculta del Holandés Errante. Durante unos 20 metros tendremos una sensación totalmente claustrofóbica, más teniendo en cuenta que cada 5 minutos esta zona de las colas se llena de humo, simulando un incendio a la perfección y haciendo que no puedas ver más allá de tus narices. Una de mis partes preferidas de la ride, escalofriante.
Tras el túnel secreto nos adentramos en la pequeña ciudad donde se encuentra nuestro embarcadero. Durante este trayecto atravesamos varias casas e incluso una posada, durante las cuales suena el tema Haven (el primero que os he mostrado) y la alegría poco a poco va regresando a nuestras apenadas almas. Hay algo más de luz, más jolgorio y empezamos a ver acercarse la enorme estación de carga doble de la coaster, tematizada en un puerto antiguo.
Cuando ya estamos montados y hemos recorrido la parte "dark-ride" de la coaster, se nos presenta un lift un poco especial, pues va aumentando progresivamente de velocidad hasta alcanzar fácilmente los 20-30 km/h (algo parecido a una zona launched) y es entonces cuando se nos presenta el fantasma del Holandés Errante, se abren las puertas de la gran torre y salimos disparados hacia el first drop. Es entonces cuando entra en juego esta corta pero tensa pieza que nos transporta de lleno de la plena oscuridad a la claridad del día en apenas medio minuto.
Tras completar el recorrido y abandonar nuestra nave a suerte de nuevos pasajeros volvemos a enfilar un recorrido a través de pasillos y casas que nos transporta primero a la tienda (donde podremos adquirir el photoride y objetos de merchandising) y posteriormente a la plaza principal, por si queremos montar de nuevo en la bestia oscura.
Es entonces cuando se nos presenta esta pieza, victoriosa y calma, que nos recuerda que somos unos auténticos héroes por haber sobrevivido a la cólera del fantasma errante. La verdad es que posteriormente no, pero en la primera ocasión llegas a emocionarte escuchando esta pieza, escrita en clave de despedida total.
Debido a la comercialización de un CD con todas las piezas reunidas, el parque encargó a Merkelbach una canción de cierta durada y más o menos comercial, con parte vocal y letra. Nos encontramos ante esa canción. Totalmente desvinculada de la ride (creo recordar que no se llega a escuchar nunca este trozo) sí que cierra el sólido círculo de una banda sonora sin precedentes, pudiéndose permitir el lujo, incluso, de componer una pieza musical comercial sin espíritu alguno de la ride. Un ejemplo más del trabajo bien hecho del compositor holandés.
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En definitiva, como veis, la coaster de Efteling, maltratada y vapuleada varias veces por la crítica y los entusiastas, calla muchas bocas con detalles como éste una vez la montas o la investigas a fondo.
Huyendo del debate sobre la calidad o no de la coaster (que personalmente me pareció buena, corta e insustancial, pero buena) no hay que quitar mérito al hecho de que nos encontramos ante la niña mimada de Efteling, un ejemplo más (y van...) del buen saber hacer, del mimo y del cariño que tienen con todas y cada una de sus rides y coasters.
Una vez más, vemos un signo inequívoco de que nos encontramos ante un grande en Europa y, probablemente, esta coaster también lo sea gracias a detalles como estos.
a mi sinceramente es una coaster que nunca me ha llamado la atencion... sobretodo por lo insipido de su recorrido, ya que lo que podriamos llamar coaster se reduce a 2 o 3 drops de altura media-baja sin mucha emocion y un splash mas bien pobre.
ResponderEliminarlo que desconocia por completo es la banda sonora. algo genial eso de tener diferentes tracks de audio por la cola y que se reproduzcan en secuencia para crear un ambiente progresivo. nunca habia visto nada parecido, y me parece una idea genial ^^ mi visita a efteling sera en 2012, aprovechando la apertura de la pandora's box... pero es un parque al que le tengo ganitas :)
waaa la verdad he tenido que parar de leer la entrada cuando iba por la mitad: no quiero saber más! Me está entrando un mono, unas ganas por ir al parque y descubrirlo. Como Calle, no pensaba que está coaster tuviera tal BSO, la cual cosa me parece increíble, ya que le da otro toque.
ResponderEliminarCuando vuelva de Amsterdam la leeré entera y daré mi opinión ^^
Igual es impresión mía, pero me parece que de unos años a aquí se está elevando la atención al detalle en la liga de parques digamos "menores" (no Disney, Universal, Busch Gardens), y se empieza a concebir las atracciones como un todo.
ResponderEliminarLas coasters no son "sólo" la coaster, y el theming, el dotar de historia a las rides, es cada vez más significativo. Pero vamos; igual es simplemente que me fijo más en ello :)