viernes, 11 de febrero de 2011

Disneyland Park - París (Parte 2)

Tal como os dije en la anterior entrada sobre MainStreet U.S.A. , voy a analizar las distintas áreas temáticas que conforman el parque más visitado de Europa a lo largo de todo el año, un área por entrada, aunque no van a ser seguidas (sino convertiría el blog en un monotemático del ratón animado y NO es mi intención). Poco a poco iremos viendo más ingredientes de la factoría Disney en París y hoy toca una zona del parque que contiene, podríamos decir, una de las grandes major, deseadas y queridas a partes iguales por entusiastas y seguidores de Disney: Discoveryland.

Hoy en Bloggercoaster nos adentraremos en un viaje mezcla de futurista y steampunk en busca de una tecnología paralela a la nuestra, a medio camino entre la tierra y el espacio infinito. ¿Nos acompañas en el viaje?


Discoveryland

Lo primero que vale la pena observar sobre esta coqueta y espectacular área es que es autoconclusiva, esto es que no tiene varios accesos y salidas, sino que la misma entrada sirve a la vez para acceder y para abandonar la zona. Esto realmente no significa demasiado problema ya que, en una muestra más del inteligente diseño de la mercadotecnia Disney, los viales de acceso y movimiento entre rides son enormes, espaciosos.


Esta señal metálica nos da la bienvenida a la zona temática propiamente dicha.

La misma área está distribuida en un círculo, a modo de exposición, lo cual nos facilitará enormemente su descubrimiento pausado y tranquilo.

Al acceder nos da la bienvenida una estética futurista repleta de elementos icónicos como pueden ser las colinas de roca volcánica/marciana bañadas por pequeños lagos humeantes con cascadas o los estrambóticos montajes dorados metálicos, muestra de una tecnología desconocida y futurista que más adelante veremos en su esplendor.


Vista general del área, a la izquierda Café Hyperion, en el centro Orbitron y a la derecha Space Mountain: Mission 2.

Apenas a 50 metros tras la plaza de acceso, tenemos a nuestra derecha un reclamo visual clásico de los parques Disney y es que hallamos en Discoveryland un ejemplo de cómo Disney actúa como franquicia en el montaje de sus parques, aportando poco más que innovación en la concepción de algunas rides que están clonadas en todos sus parques.


La entrada de Autopia, un reflejo del futurismo imaginado a mitad del siglo XX.

Es el caso de Autopia, una ride de recorrido familiar que nos permitirá, a bordo de un lujoso coche de estética años 60, recorrer diferentes pasajes formados por carreteras asfaltadas repletas de curvas, desniveles y rectas con elementos de la época dorada americana.


En la ride podemos disfrutar de la velocidad de unos lujosos coches inspirados en los 60.
FOTO: Disneyland París

Una ride por la que el mismo Walt Disney confesó admiración en la concepción de sus primeros y originales parques Disney en Estados Unidos.

Tras el simpático paseo por Autopia, dejamos atrás la relajación para adentrarnos de lleno en la aventura espacio-temporal. Es el tiempo de visitar un mito en el parque, una coaster que a pesar de tener 5 hermanas repartidas en todo el mundo, sigue llamando la atención y atesorando visitantes que, tras probar su endiablada estructura indoor, se convierten en fervientes seguidores. Hablamos ni más ni menos que de Space Mountain: Mission 2.


El edificio que alberga Space Mountain: Mission 2 es enorme, ya que contiene toda una coaster.

Tematizada segun la conocida historia narrativa de de Julio Verne "Viaje a la Luna", Space Mountain nos convierte en precarios astronautas encargados de viajar al espacio exterior en busca de la luna a través de un medio poco ortodoxo: un cañón que nos impulsará a miles de kilómetros de nuestra querida Tierra.

En el aspecto técnico, estamos hablando de una custom design de Vekoma con un sistema bastante curioso, pues hablamos del único modelo launched de la compañía que incluye la zona launch con inclinación y no en recta nivelada, por lo que la sensación del disparo a través del citado cañón es, sin más, espectacular.

Pese a todo, he de decir que esperaba personalmente mucho más de un producto que al final me dejó bastante tibio. Primero porque la coaster aun siendo única en estructura y elementos (me llevé una sorpresa con las inversiones ya que, no se exactamente porqué, siempre pensé que esta coaster carecía de ellas), presenta un layout algo cabezón y, siendo Vekoma la manufacturadora, encontramos una vibración excesiva y una mala conexión entre elementos, pasando de la brusquedad de un sidewinder al aburrido juego típico de curvas peraltadas sin ton ni son, marca de la casa.


En la coaster seremos lanzados por el cañón Columbiad en dirección a la Luna.

No es mala, ojo, pero buena tampoco. Se ha alimentado muchísimo el hype durante todos estos años en los que la major ha rendido al 100%, más todavía después de su restauración en 2005 cuando su estructura temática, el sistema de trenes, la banda sonora y algunos elementos tecnológicos fueron substituidos por otros mucho más actuales que la han conducido hasta nuestros días. Sigo insistiendo pues, que pese a su espectacular puesta en escena, no hablamos más que de una Vekoma con inversiones simplona.

Tras la salida de la major insignia, prácticamente, del parque, pasamos por un recorrido más bien austero y poco tematizado que corresponde a la zona limítrofe del parque con su exterior. Justo esta zona está bordeada por el Disneyland Railroad, que tiene en este lugar su primera parada tras Mainstreet USA: Discoveryland Station. Bajo esta estructura se aloja otro de los ingredientes más old-school del parque: Captain EO, la entrañable y nostálgica experiencia que nos mostrará en un renovado 3D los bailes y movimientos de un difunto Michael Jackson en su época más pletórica y brillante.


Una reproducción de un Caza de la Federación nos da la bienvenida a Star Tours.

Encontramos justo al lado de la estación del ferrocarril de transporte una ride que, personalmente, se ganó mi cariño y aprecio. No por la perfección de la misma, sino por la nostalgia y el ambiente totalmente desfasado que la hacen a mi parecer una de las "must-go" del recinto. Se trata de Star Tours, una suerte de simulador multi-dimensión a la antigua usanza: totalmente indoor, cabinas múltiples con attendance reducido en cada una de ellas, carga extremadamente lenta pero (y es un gran pero) tematización Star Wars. Gracias a la posesión oficial de franquícia, encontramos una atemporal ride tematizada en la magia espacial de George Lucas en un parque que, aparententemente, no debería salir más allá de los dominios de la rata animada.


Wall-E y Eva tienen un rinconcito de amor en este área, pese a que les falta más presencia.

Desfase tecnológico aparte, Star Tours constituye para el fan de la doble saga (sobretodo de la original) un retorno a la fantasía y la espectacularidad en un viaje espacial frenético a bordo de un caza, en busca de la destrucción de la tan temida Estrella de la muerte. Todo ello aderezado con la compañía de un loco robot (¡animatronic auténtico!).

Tras esta magnífica experiencia y el paso por varias tiendas de merchandising y de juegos arcade de pago, recorremos varias plazas y rincones donde la amplitud de la que hablaba al principio se hace latente, tanto es así que en ocasiones puede dar la sensación de que hay más espacio del que en realidad se necesita, llegando a parecer algunas partes abandonadas. Pero pronto vamos a dar de nuevo con la plaza central del área, que encierra otro de los clásicos Disney: Orbitron.


La estructura de Orbitron es enorme, pese a que la ride no es ni la mitad de lo que se ve.

Herencia de su primera predecesora (proveniente de Disneyland en 1956, casi nada) Orbitron es una spin ride cuya naturaleza es simple, pero cuya realización y construcción es digna de algunas de las más bonitas fotografías del parque. Nos convertimos en astronautas en reconocimiento espacial a bordo de pequeños cohetes exploradores que deberán recorrer planetas y constelaciones giratorias.

La espectacularidad de la ride no es ni mucho menos tanta como la grandeza de una estructura enorme repleta de detalles y estética steampunk a raudales, inspirada de nuevo en Julio Verne o H.G. Wells.


Las fotografías en este punto del parque son obligatorias, ¡punto de saturación de theming!

Tras este coqueteo con la ciencia ficción de principios de siglo XX, topamos de lleno con el área de servicios principal cuyo contenido es uno de los restaurantes más pintorescos del parque: Café Hyperion, un restaurante de mesa donde podremos encontrar variados menús de hamburguesas, patatas fritas y comida rápida en general. La ambientación en este restaurante es la clave, transportándonos de lleno a un universo paralelo repleto de enormes zeppelines, como el que sobrevolará nuestras cabezas desde que accedamos al edificio.


El Café Hyperion por la noche muestra un panorama precioso, iluminado desde abajo.

Cabe señalar también que en Discoveryland encontraremos, aparte del Café Hyperion, otro restaurante destacado: el Buzz Lightyear Pizza's Planet Restaurant, situado en la zona trasera de Space Mountain: Mission 2 y con menús variados en, como su propio nombre indica, pizzas, pasta y menús infantiles. Ideal para visitar por toda la familia y disfrutar de la animación y decoración más actual a cargo de la obra de Pixar: Toy Story y su embajador espacial Buzz Lightyear.


En épocas de temperaturas agradecidas el Café Hyperion ofrece mesas en el exterior.

Y no abandonamos a Lightyear ya que, cerrando la oferta de rides de la zona, encontramos justo a la izquierda de la entrada (o a la derecha de la salida, según de dónde vengamos), una interesante propuesta de la mano de los estudios Pixar. Se trata de Buzz Lightyear Laser Blast, una dark ride interactiva donde se nos encomendará una misión por parte del conocido juguete espacial y donde deberemos dar caza a un sinfín de extraterrestres animados y robotizados.


Buzz Lightyear tiene su pequeño rincón de gloria espacial en Buzz Lightyear's Laser Blast

No soy muy amante de este tipo de rides, si bien he de indicar que el nivel de detallismo gráfico y la cantidad de dianas a disparar son una baza a favor de esta relativamente nueva ride. Poco más a comentar de este invento del diablo llamado a alienar las mentes de los visitantes introduciéndoles en recintos pequeños, a varios grados por encima de una temperatura normal y repletos de sonidos de disparos laser graciosos únicamente durante los primeros ¿10 segundos?.

Despedimos con esta ride la totalidad de la zona temática, saliendo por el mismo acceso por el que accedimos a ella y despidiendo una reunión de rides que, si los amantes del mundillo Disney me permiten, cojea en exceso en cuanto a temática se refiere.


Encontramos en un rincón de la zona un pequeño puesto de refrigerio y consumibles.

Entiendo que se deba englobar en una misma zona los conceptos futurismo, espacio o ciencia ficción, pero no puedo llegar a pensar qué enfermiza mente reúne, sin más excusa que estos 3 tópicos, a elementos como Buzz Lightyear, Julio Verne, Michael Jackson o Star Wars. La verdad es que en algunos puntos la duda asalta, llegando a preguntarse uno realmente en qué clase de recinto se encuentra y añorando, por disparatado que parezca, la pastelosidad y flautería de las demás áreas del parque.


El aspecto de Discoveryland de noche es impresionante, muy recomendable a última hora.

Área útil únicamente por sus 2 o 3 rides pues, en servicios y complementos al visitante no ofrece tampoco una extensa oferta (necesaria dada la naturaleza ya mencionada de sus viales extensos y largos). Discoveryland nos ofrece varios puntos de servicios y únicamente un escueto y diminuto cajero situado en uno de los laterales de Buzz Lightyear Laser Blast.

*****

Y hasta este punto hemos llegado con la descripción tanto narrativa como gráfica de esta curiosa pero desbarajustada área temática. La ciencia ficción, como en otras tantas ocasiones, nos demuestra que pese a poder abrazar ampliamente varias sub-temáticas, también nos puede causar un ligero caos mental si intentamos mezclar, aunque sea de manera espacial, churras eléctricas con merinas cibernéticas.

En la próxima entrega de esta saga analítica, hablaremos de Fantasyland, o como recibir urgentemente una transfusión de azúcar 100% Disney en vena.

2 comentarios:

  1. Coincido contigo... hoy día Discoveryland es un gazpacho de difícil digestión. Parte del problema (en mi opinión), son las ganas de meter con calzador rides y elementos de personajes Disney que no pintan nada. Me encanta Toy Story o Wall-E, pero no me parece que pertenezcan ahí.

    Capitán EO me parece mejor que "Cariño, he aburrido al público", que ni siquiera tenía encanto retro. Y lo de Star Wars... mira que me parece sobrevalorada la saga, pero al menos puede colar como más o menos futurista.

    Eso sí; la mezcla como muy bien defines de Steampunk retrofuturista de Space Mountain, la añoranza por los '50 de Autopia, el futuro indeterminado de Star Wars o Captain EO, y la inclusión de un juguete de Toy Story (¿?) en este mejunje, unido a la carencia de restauración en condiciones, lo convierte en el área menos coherente del parque (y mi menos favorita).

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  2. Btw, creo adivinar por tu review que no visitaste "Les mystères du Nautilus"... para mí uno de los deliciosos "easter eggs" que contiene el parque ;)

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