miércoles, 23 de febrero de 2011

Roller Coaster Team (parte 2)

Volvamos a hacer memoria. Hace unos meses os expliqué el origen del concepto Roller Coaster Team, de como se nos ocurrió la idea en nuestro querido local de alquiler y ocio en 2007 y como se llevó a cabo durante la primavera de 2008 en tierras alemanas. En aquella primera ocasión tuvimos muchos aciertos, aunque también algunos fallos, por lo que decidimos que la siguiente edición de nuestra particular expedición iba, al menos, a igualar a su antecesora.

Con el propósito de mejorar y ampliar las experiencias, el Roller Coaster Team se amplió en todos los aspectos. Dimos la bienvenida a un nuevo miembro (Javi alias Kivy) a la pequeña pero cálida familia RCT. Añadimos más objetivos a nuestro periplo ya que en esta ocasión no iban a ser tres sino cuatro los parques a visitar y, por consiguiente, la cantidad de credits y rides a montar se multiplicó prácticamente por dos.

Además en esta ocasión nuestro objetivo distaba de Alemania, pues nos fijamos en unas "pequeñas" islas al oeste de Europa, un territorio inexplorado para algunos y enigmático para otros, la segunda meca de los parques temáticos y de atracciones en el viejo continente: Inglaterra. Y por último ampliamos también la cantidad de días necesarios para completar la ruta, pasamos de 6 en 2008 a 8 en 2009.

Hoy, en Bloggercoaster, revisamos los ítems más importantes de una ruta mítica cosechada de experiencias y emociones varias.


Thorpe Park: bienvenidos al estilo inglés

Inglaterra nos daba una ¿calurosa? bienvenida tras un vuelo de poco más de una hora. Aterrizábamos en Gatwick, nos comenzábamos a habituar a escuchar inglés allá donde estuviéramos y a tratar constantemente con una moneda nueva: las libras. Nada hacía sospechar que el aparentemente corto y ligero viaje hacia Staines, la localidad vecina de Thorpe, iba a convertirse en una auténtica tortura.

El Roller Coaster Team dispuesto a meterse un buen desayuno inglés entre pecho y espalda.

Llegad a Inglaterra haciéndose de noche, alquilad un coche inglés y tratad de conducir de noche. Bienvenidos a la auténtica locura. Así pues, durante algo más de dos horas, la conducción hacia nuestro hotel nos mantuvo entretenidos.

Al día siguiente empezamos a familiarizarnos con el país y qué mejor que adquirir una de sus más geniales costumbres: el desayuno inglés. Tras el ligero aperitivo que ello comporta, habíamos cargado pilas para dirigirnos a uno de los parques más de moda en Europa: Thorpe Park. Pese a que servidor ya había pisado el año antes este recinto, quedaba por ver la reacción de Marc y Javi a monstruos tan míticos como Colossus, Nemesis Inferno o Stealth.


Marc a.k.a. Ciriliox da auténtica fe de que probamos la recién estrenada Saw: the ride.

Aun así, el punto más álgido de la visita fue la prueba de la golosina que ese año había adquirido el parque gestionado por Merlin Entertainment: Saw, the ride. Nuestra primera eurofighter no defraudó, pese a causar divergencia de opiniones, en general el regusto era satisfactorio.

¿Lo malo? Algunos credits y rides se quedaron en el tintero porque ese día, al ser sábado, el parque estaba realmente infestado de gente y las colas no eran, para nada, generosas con nosotros.

¿Lo bueno? Ya estábamos en Inglaterra, ya habíamos saciado nuestra incansable sed de credits y lo mejor de todo: sólo acabábamos de empezar.

El final de este día consistió en un "ligero" viaje hacia el norte escuchando a través de la radio como nuestro equipo de futbol favorito (el F.C. Barcelona) había endosado 6 goles a nuestro eterno rival. Llegar al hotel, observar en televisión inglesa la retransmisión de los goles, ver las primeras reacciones en Internet o compartir un par de mensajes SMS con los amigos mientras nos tomábamos un par de Guiness fresquitas en la terraza. El Roller Coaster Team del 2009 empezaba fuerte, muy fuerte.

Lightwater Valley: allá donde nadie va...

Nuestra tercera jornada de ruta proseguía en un parque, digamos, atípico. No suele salir en las guías más comentadas, no suele ser un punto álgido y algunos entusiastas posiblemente desconozcan su existencia, pero Lightwater Valley esconde en su interior una de las joyas más grandes que podemos encontrar en el continente europeo: The Ultimate.


El acceso a la estación de Rat Ride se hacía a través de su entorno natural: unas alcantarillas.

Algún día será analizada en Bloggercoaster, pero sólo con deciros que su recorrido, desde la salida de estación hasta la llegada a la misma dura aproximadamente 6 minutos y que viajamos a través de bosque espeso, campiña inglesa e incluso un par de túneles... poco más cabe decir.

Aparte de la mítica coaster, Lightwater contenía en su interior otros curiosos ítems, como Rat Ride, difunta coaster (al menos con el theming y nomenclatura que tenía antaño) un curioso engendro mezcla entre coaster indoor y coaster familiar de Schwarzkopf que, sorprendentemente, nos gustó y mucho.

Una docena de rides y pequeñas coasters repartidas generosamente en amplios y verdes campos ingleses nos saludó y acogió durante todo el día (amenazante por momentos en cuanto a lluvia se refiere) y pudimos experimentar cosas tan curiosas como unos patines auto-controlables en recorrido de cemento (donde las risas y la competitividad están aseguradas) o el hecho de poder saludar a su mascota más conocida: una alubia roja gigante que reparte alubias de chuchería en cajitas.


La endiabladamente divertida ride de Lightwater Valley: patinetes (PD: Ganó la niña).

Lightwater no había sido un parque duro, ni mucho menos, simplemente representaba la pausa y relajación clásicas del Roller Coaster Team, siempre en las rutas cae un parque pequeño y tranquilo y ese día Lightwater Valley cumplió su función y con nota.

Por la tarde, al salir del recinto, nos dirigimos prestos a atravesar de este a oeste por el interior de la Inglaterra más casta y tradicional. Campo verde, villas ancestrales y unas cuantas horas de coche hasta llegar al próximo peldaño de nuestra escalera particular: Blackpool.

Blackpool Pleasure Beach: paraíso woodie

Blackpool es un lugar pintoresco de principio a fin: casitas de ladrillo rojo y madera blanca frente a la playa, paseos con muelles de madera anclados al borde de la costa y, lo más interesante para nosotros, uno de los parques de atracciones más clásicos y conocidos en todo el mundo: Blackpool Pleasure Beach.


El trío RCT justo antes de probar una relíquia: Big Dipper.


Cuando uno accede al parque no piensa que paga la entrada de un parque como cualquier otro, sino que se siente partícipe de una visita a un auténtico museo, un museo cargado de años, de visitas, de atracciones. Y es que desde la entrada hasta el rincón más escondido la esencia antigua de parques y ferias se repite en forma de patrón.

Maravillas como Pepsi Max Big One (la que fue la coaster más alta de Europa durante algunos años), Grand National (una dueling repleta de camelbacks y bunnyhills donde la gente se alcanza a dar la mano entre los dos trenes competidores), Big Dipper (una de las coasters más antiguas del mundo todavía en un excelente uso) o Wild Mouse (la única wild mouse de madera conservada hasta la fecha) nos saludaron y dejaron que montásemos en ellas una y otra vez a lo largo de un húmedo y lluvioso día.


Definitivamente una experiencia única: Wild Mouse consigue arrancar aplausos siempre.

Además el hecho de que el parque estuviese prácticamente vacío hizo que disfrutáramos al 100% de la totalidad de las rides incluyendo Valhalla (considerada una de las mejores dark-rides del mundo) o Alice in Wonderland (considerada... un experimento raro de alguien pasado de psicotrópicos).

La jornada fue, francamente, inmejorable. Pudimos ampliar muchísimo la cartilla personal de credits, encontramos muchísimas rarezas y, cómo no, las probamos todas. Nos íbamos a dormir con la mente totalmente despierta y repleta de experiencias inigualables.

Alton Towers: "Beemelandia" y bosque

Para Alton Towers hicimos una reserva especial, al igual que en 2008 guardamos varias jornadas para disfrutar del enorme Europa Park, Alton nos pedía, habiendo leído reportajes y experiencias de otros visitantes, un par de días para disfrutar plenamente del parque y sus alrededores.


Una de las botargas de Alton Towers se prestó, inocente, a hacerse la foto de rigor con bandera.

Además el hecho de viajar por la mañana y de tener que viajar al día siguiente en dirección de nuevo a Gatwick, hizo que distribuir la visita al gigante inglés en 2 días se convirtiera casi en una obligación.

Tras un par de tortuosas horas conduciendo a través de valles y bosques frondosos, llegamos a un parking enorme situado en el centro de un también enorme bosque. Parecía aquella una de las más pesadas bromas, pues no veíamos rastro del parque por ninguna parte... pero, ¡un momento!, no habíamos caído en la cuenta de que aquél era Alton Towers, conocido por ser un parque muy restrictivo con las alturas de sus coasters y rides, cuya normativa no permite que nada supere en altura a los árboles del parque.


La imponente visión de Nemesis minutos antes de riddearla nos sorprendía.

Por lo tanto, se produjo al llegar una de las sensaciones más extrañas de mi experiencia por parques: bajar del coche y oír, en varios puntos distintos, el mítico sonido de una coaster de B&M, sin ver más que árboles y cielo, nada más. Parecían aquellos sonidos de un parque fantasma que no conseguíamos distinguir de ramas, hojas y troncos.

En dos días disfrutamos hasta la extenuación de un parque enorme en cuanto a extensión y también en cuanto a contenido. Joyas como Nemesis, Air, Rita o Oblivion nos permitieron disfrutar al máximo de un catálogo perfecto de coasters, con todos los lujos que visitar un parque vacío conlleva: first rows por doquier y salir para volver a montar en varias ocasiones (cosa que cuando hablamos de una B&M es placer puro, sin más).


Apoyarse, mirar, oír o incluso oler. En Oblivion la esencia B&M se nota en el ambiente.

Completaban la oferta del parque ítems como Hex, Spinball Wizzer o Charlie and the Chocolate Factory, aunque el parque disfruta en realidad de una buena veintena de rides y coasters para disfrute del visitante.

Durante dos mágicos días pudimos vivir de bien cerca el confort y la seguridad de estar en una de las grandes mecas europeas del ocio, un parque soñado por muchos y añorado por otros.

Al séptimo día tocaba viajar de nuevo en coche rumbo a Londres, aunque nos permitimos el lujo de hacer escala en Leicester para coser el broche de oro a nuestro periplo inglés: visionamos el partido de semifinales de Champions entre un pletórico Barça i un fuerte Chelsea. El resultado es bien conocido: ticket de viaje a la final por parte de nuestro querido equipo con un gol de Iniesta difícil de olvidar y que pudimos compartir, sorprendentemente, con un tumulto inglés en un auténtico pub inglés (pinta de cerveza de por medio).

Tras una noche caótica en busca de nuestro último apartamento y el consuelo de descansar unas horas previas a la llegada al aeropuerto, compartimos nuestras últimas reflexiones, preparamos todo para volar de nuevo a Barcelona y culminar, en minutos, lo que durante tantos días nos había estado encandilando.

Pusimos así el punto y final a una ruta magnífica donde, volviendo al inicio de esta entrada, pudimos retocar ciertos detalles y pulir el resultado final hasta mejorar, si cabe, la ruta del año anterior.

Una vez más, el Roller Coaster Team cumplió totalmente las expectativas. Well done guys!

9 comentarios:

  1. Próxima parada: el otro lado del charco, cuna de coasters !!!

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  2. Envidia sana, no more to say... :D

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  3. Aun así he de comentar que, pese a que el viaje fué completísimo, aparte de Lightwater Valley, con los demás parques siempre me dió la sensación de que nos dejábamos algo. Tienen unos parques completísimos y repletos de detalles. Y un attendance majo, aunque fuese a media semana los parques tenían gente... buena vida tienen los parques ingleses.

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  4. Estuvo muy bien este viaje. Blackpool fue estelar, lástima del tiempo de mierda que hacía. Blackpool con el tiempo que nos hizo en el 1r viaje habría sido impresionante. Además tuvimos mucho ojo con los hoteles y apartamentos, yo quedé muy satisfecho. <3 Apartamento de Blackpool <3

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  5. ¿En qué apartamento/hotel estuvisteis en Alton Towers? Si me pudieras recomendar alguno lo agradecería. ¿Sabes si hay buena conexión con Nottingham?
    Gracias!

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    1. Para Alton Towers adquirimos una noche en el Haydon House Hotel (Stoke-on-Trent). Esta ciudad tiene bastantes alojamientos y es la que cae relativamente más cerca del parque (unos 20 km aprox.) Lo malo es que la relación calidad/precio es bastante chunga y, en el caso de nuestro hotel, estaba bastante apartado de cualquier cosa abierta de noche (pubs, supermercados, gasolineras, etc). Pero bueno, para pasar una noche tampoco va mal y tienes el parque bastante cerca, la verdad. La conexión con Nottingham en principio está bastante bien, aunque es un viaje largo en tren (hora y media) y tendrás que hacer transbordo, te sale a 12 libras el viaje. Piénsatelo, al fin y al cabo tienes Drayton Manor más cerca y accesible, en Birmingham...

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  6. hola que remos viajar al parque draytoy manor con los niños mi pequeño es muy fan de esos trenes que tal desde nottingham es que el vuelo es mucho mas barato muchas gracias

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    1. Justo encima de este mensaje respondí a otro compañero que tenía intención de visitar Alton, que queda un poco más al norte que Birmingham (Drayton Manor). Las conexiones en esta zona de UK son muy fáciles, te aconsejo que busques la web de ferrocarriles inglesa donde puedes calcular el tiempo y dinero que te costaría un ticket de Nothingham a Birmingham... calcula aprox. 45 minutos de tren, aunque allí te lo indicará con más exactitud. ¡Espero que salga bien el viaje!

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