sábado, 13 de agosto de 2011

Alternativas de verano (parte 2)


Tiempo de verano, tiempo de vacaciones, de viajes a la montaña o, como en el caso de hoy, a la playa. Llegamos a nuestro destino, deshacemos maletas, salimos a dar un paseo, a tomar algo o a conocer el pueblo que nos abre los brazos fraternalmente durante nuestros días de descanso. Los días pasan y empezamos a conocer la playa, sus refrescantes y cristalinas aguas, los chiringuitos grasientos y aquella señora del perrito que no deja de leer su revista de cotilleo sentada en la hamaca, en la arena blanca.

Pero justo en este momento, cuando decidimos desconectar totalmente de nuestra vida, de nuestras aspiraciones, de nuestras aficiones, nos asalta el hambre, la sed, la añoranza de un buen parque, una buena colección de coasters o las sensaciones que vivimos durante tantas y tantas visitas a parques. Pero estamos en mitad de la playa, en un pueblo costero... será imposible encontrar algo que sacie esta avidez. ¿Imposible? No. Nos encontramos en Platja d'Aro, veraneando y mientras caminamos por una de sus transitadas calles nos encontramos de pleno con una pequeña joya en bruto.

Se trata de PPS Park, un pequeño reducto que en algún momento adquirió pretensiones de ser más que una simple feria y que año tras año lucha para conservar el estatus de parque. Hoy, en Bloggercoaster, analizaremos una más que válida alternativa para pasar unas divertidas horas en la localidad costera y, lo mejor de todo, disfrutando de dos nuevos credits.
Episodio 2: PPS Park

Rebajad expectativas. Es el primer consejo que os puedo dar ya que como es lógico no hablamos de decenas de hectáreas, no hablamos de un parque temático, ni siquiera hablamos de un recinto que pueda permitirse costear centenares de trabajadores anualmente o que vaya presumiendo de calendario. PPS Park es sencillo, pequeño y formado y moldeado a lo largo de los años ofreciendo lo más básico para que las familias puedan tener una alternativa que no venga a ser el parque temático cerrado, atemporal y totalmente comercializado al que la mayoría podéis estar acostumbrados.


Aquí la idea no es sacar el máximo partido de vuestros bolsillos ya que, para empezar, la entrada al parque es libre, por lo que poder darse un paseo y admirar ciertas obras de ingeniería, por muy sencillas que os parezcan, no os costará absolutamente nada. A la vez olvidaos también de molestas e interminables colas, de suciedad innecesaria o de indescriptibles jeroglíficos para entender un simple menú en los restaurantes. En PPS Park se estila la familiaridad, la cercanía con el cliente, la sencillez en pos de la diversión.

El parque tiene un único acceso frontal y una estructura ramificada con una plaza central desde la cual podremos acceder a todos los rincones del mismo. Apenas deberéis caminar más de 50 metros para llegar a cualquier ride o coaster, por lo que estad tranquilos y tranquilas: caminar no va a ser un suplicio.

Al acceder encontramos la taquilla a mano izquierda, donde podremos adquirir los tickets que nos servirán para subir en absolutamente todas las atracciones, por lo que os recomiendo pasar primero por aquí e ir consumiendo progresivamente vuestras fichas.


Empezaremos, una vez adquiridos los tickets, por nuestra mano derecha, donde lo primero que nos encontraremos son dos altas estructuras de camas elásticas con gomas en arnés llamadas Jumping, donde los más pequeños podrán disfrutar de saltos de varios metros de altura en el aire con la total seguridad y sujeción de las cómodas correas. Un operador se encargará en todo momento de vigilar y controlar la ride, pero por lo que pude ver el tiempo es bastante amplio, así que los niños nerviosos probablemente encontrarán en esta ride el paraíso.


Justo al lado de las Jumping nos topamos con nuestro primer credit: Gold Mine. Vamos a desengañarnos, no es ni siquiera un buen credit, esta kiddie peleona nos ofrece un layout bastante peculiar, sobretodo por el hecho de escaparse a la convencionalidad de los recorridos prefabricados. Puede gustar por dos aspectos básicos: su sencillez y sus asientos, ambas cosas me parecieron bastante remarcables, aunque el resto es puro disfraz y si subís os sentiréis, quizás, algo defraudados. Considero que es una buena opción como primera coaster para los más pequeños, pero no es gran cosa si lo que buscáis son emociones fuertes, avisados y avisadas quedáis.


Al final de este ramal, pegado a la kiddie Gold Mine, encontramos Mississipi, o el clásico barco de vapor con inspiración New Orleans que en su interior nos regala dos oscuros niveles repletos con varios puntos móviles donde echaremos en falta poder ver tierra firme. Válido para pasar un rato divertido, al final el ride-op nos obsequiará con un bonito globo que, dicho sea de paso, se convierte en uno de los pocos objetos de merchandising del parque.

Por si todavía no hemos encontrado la plenitud de emociones, PPS Park nos regala una auténtica joya en pleno centro del parque: Ciclón. Y aquí si que ya hablamos de palabras mayores. No es que sea una coaster de infarto con decenas de metros de altura, pero en sus soportes, en sus vías y en sus trenes se esconde una entrañable historia de nostalgia. La mayoría de habitantes de Barcelona debería saber que, en su anterior vida, Ciclón fue una de las coasters que daban vida al Parc de Montjuic, tristemente clausurado a finales de la década de los 90.


Layout más que conocido (drop cruzado con hélice, otros dos drops con otras dos hélices y final en S para acabar en una gran curva ligeramente peraltada), lo que más me sorprendió de esta coaster es el altísimo nivel de conservación que tiene. Ni siquiera han dejado que en la base crezcan las malas hierbas, por lo que el esplendor de cada una de las partes es latente. Podemos montar sin temor a sentir lo mismo que hace 20 años. Una muy buena opción para ofrecer algo más emocionante y compartirlo con los más peques de la familia.

De nuevo volvemos al centro del parque y tomamos dirección al fondo, donde encontramos Caballos Rodeo, la clásica ride de raíl con trenes autopropulsados en forma de caballos y que completa un circuito cerrado con numerosas curvas a través de un espacio tematizado en el viejo oeste.


Justo al lado de esta ride encontramos una gran estructura de colchonetas inflables tematizada en la conocida serie de animación de Los Simpson, aunque la ubicación y temática de esta colchoneta puede variar dependiendo de la temporada. Y pegada a esta ride encontramos otro clásico de las ferias: el Kanguro. Lo más reseñable de esta ride, conocida por todos y todas, es el hecho de que por subir a ella se cobren dos tickets en vez de uno, así que mi más sincero consejo es que si no queréis gastar muchas fichas, montéis en ella virtualmente con el simple hecho de observarla. El ciclo es bastante simple y en ningún momento os ofrecerá demasiada variedad más allá de los saltos hacia adelante y hacia atrás.


Si continuamos por este vial nos encontraremos una de las novedades del parque este año: Water Balls. Parece que progresivamente se van poniendo de moda este tipo de atracciones a lo largo y ancho del país y, para variar, PPS Park también ofrece una muestra. En esta ocasión pudimos ver 2 variantes: el cilindro hinchable (que únicamente permite desplazarse hacia adelante y hacia atrás) y la esfera hinchable, que sí permite total libertad de movimientos a lo largo de la piscina.


Detrás de Water Balls encontramos la clásica spin-ride infantil decorada con un sinfín de iconos de ámbito infantil con preferencia evidente en Disney.


Llegamos al límite derecho del recinto y encontramos en la esquina Niagara, o mejor dicho, otra de esas placenteras sorpresas que te puede dar un lugar como este. Si tenéis la oportunidad de montar en Niagara, no la malgastéis, hacedlo, os puedo garantizar unos buenos momentos de risas y diversión. No ofrece una estructura demasiado compleja (de hecho, es simplemente un layout oval) pero es lo justo como para comprobar su empinado drop o su irregular curva de freno. Como diría aquél: "mojar no moja, pero sales algo mojado", sobran más palabras.


Una vez salimos de Niagara podemos adentrarnos en una psicodélica selva repleta de animales de diversa índole (y creedme, muy diversa índole) como vacas, hipopótamos, leones o Carpanta (sí, el entrañable personaje de cómic). Se llama Tren Safari y consiste en un tren eléctrico que completa un pequeño recorrido sinuoso ideal para los más pequeños de la casa.


Justo entre Tren Safari y Ciclón nos encontramos una generosa variedad de casetas de tiro y pequeños juegos con premios (la mayoría peluches) y una compacta pero entretenida Pista Americana preparada para niños, con un montón de colchonetas, sacos blandos, piscina de bolas y demás artillería infantil.


Volviendo a la zona central en un agradable paseo, hay dos rides bastante clásicas y muy sencillas: un tiovivo y una mini-noria, de las que también podréis disfrutar previa entrega de un ticket por cada una.


Desplazándonos ligeramente a la izquierda encontramos un edificio de obra central donde se nos ofrecen los servicios, pequeños y discretos pero bastante necesarios si hemos ingerido un buen refresco durante nuestra estancia en el parque. La particularidad de los lavabos sin duda es su decoración ya que desde que entramos nos envuelve un surrealista mundo donde conviven criaturas de sobra conocidas como Shin Chan, Pikachu, Homer Simpson, Hello Kitty o Winnie de Pooh.


Tras el shock televisivo de los WC y pegado prácticamente al edificio de los lavabos, encontramos Barcachoc, una refrescante ride infantil consistente en una gran piscina cuadrada llena de agua y un buen número de barcas navegables con motor. Los niños y niñas podrán sentir, por unos segundos, la emoción de poder surcar las aguas de esta piscina y respirad tranquilos, las barcas disponen de colchoneta de seguridad para evitar accidentes indeseados.


Tras Barcachoc se nos abre el último ramal, el más largo de todos y que aloja un buen número de rides en su mayoría infantiles. En primera instancia podemos encontrar Minichoc (unos coches de choque adaptados para los peques y con una pista de menor tamaño de lo normal) y Scalextric (un circuito cerrado con un larguísimo tren con carros temáticos que completará varios niveles de altura), dos rides que son bastante clásicas en ferias de todo el mundo.


En el extremo izquierdo, pegada al límite, encontramos una pequeña pista hinchable para quads donde, tras una previa instrucción y la estricta vigilancia de un operador, podremos completar un circuito ovalado montados en una auténtica moto quad alimentada con gasolina.


Junto a la verde pista hinchable nos encontramos Olla Hinchable, una curiosa ride infantil mitad colchonetas, mitad parque infantil, mitad twister. Una cosa bastante rara que hará las delicias de los niños más hiperactivos y de sus descansados y observadores padres.


Volviendo de nuevo al centro del parque nos encontramos con una pista de motos eléctricas unidas a un circuito cerrado que ofrecerán a los más pequeños una opción segura y divertida para simular a los mayores en unas logradas imitaciones de motocicletas de gran cilindrada.


Y justo detrás de esta pista cerrada de motos encontramos una larga hilera de colchonetas de salto donde podremos dar saltos y vueltas en el aire sin temor a lastimarnos al caer. Creo que no es necesario decir que la diversión aquí puede aflorar por sí misma.


Restauración

De la misma manera que no hablamos de un parque de atracciones de gran tamaño, como es lógico su restauración tampoco es de 5 estrellas, pero os puedo asegurar que os sacará de más de un apuro si lo que queréis es refrescar un poco el gaznate o engullir frituras o snacks a pleno sol acompañadas con unas cervecitas.


El PPS Bar ofrece una gran variedad de refrescos, así como una asequible y variada carta de bocadillos, tapas y platos combinados que pueden ser servidos bien en su larga barra de madera o bien en su coqueta terraza central equipada con sombrillas para no notar de lleno los efectos del molesto sol de media tarde.

Tarifas

Como os he comentado, el acceso a las atracciones y coasters se hace a través de fichas. Cada ficha tiene un valor y podéis adquirir paquetes de fichas que os ahorrarán unos euros y os garantizarán poder montar en todo lo que os interese:
  • 1 ticket: 2 €
  • 12 ticket: 20 €
  • 26 ticket: 40 €
  • 36 ticket: 50 €
En general cada ride pide un solo ticket para su acceso, sin embargo hay algunas que piden varias, por lo que os recomiendo que os informéis en las taquillas, donde tanto gracias a los trabajadores como a los carteles, podréis encontrar clarísima información sobre el precio de todo.


¿Cómo llegar al parque?

Como os he comentado al principio de la entrada PPS Park es un parque básicamente urbano, aunque no lo encontraréis en el centro del pueblo junto a toda la movida creada por el turismo y las olas de gente, pero sí que es fácil acceder a él en menos de 5 o 10 minutos caminando desde la playa.

Desgraciadamente el transporte hasta Platja d'Aro no pasa por usar trenes, por lo que acceder al parque os será posible únicamente a través de coche o, en una opción más molesta, a través de autobús.

Si optáis por el coche, sabed que el acceso al parque desde las principales autopistas y autovías es algo dificultoso, puesto que primero debéis acceder al pueblo y posteriormente encontrar el parque. Sin embargo debéis saber que el parking no será un problema en vuestra visita, pues esta zona cuenta con varias parcelas adecentadas muy correctamente para aparcar el coche y, además, hay tras la zona del parque unas cuantas calles repletas de solares vacíos y con centenares de metros de zona de aparcamiento gratuito.


Si por el contrario optáis por la opción del autobús, la empresa Sarfa ofrece linea regular desde Barcelona hasta Platja d'Aro y, para más facilidad, la estación de autobuses de Platja d'Aro está justo pegada al parque, por lo que sólo tendréis que molestaros en caminar unos 100 metros hasta llegar a la misma puerta. A través de la web de la empresa de buses podréis conocer las tarifas, así como los distintos horarios del recorrido.


*****

Y bien, por fin me decidí a probar una de aquellas opciones que siempre tienes pendiente, que sabes que la tienes cerca de casa pero que, sin embargo, se resiste año tras año hasta que por fin la descubres.

Repito, para los más incautos, que hay que rebajar bastante las expectativas cuando uno visita uno de estos parques ya que no estamos hablando del star system de los parques de atracciones, no hablamos de un parque con decenas de años de experiencia y ni mucho menos de un parque enorme en extensión, pero PPS Park se puede convertir en una auténtica sorpresa si vais preparados (como fue en mi caso) o incluso os puede sorprender por sus detalles.

Uno de ellos sin duda es la limpieza. No das más de 5 pasos sin encontrar una papelera y es relativamente difícil encontrar una colilla de cigarro en todo el parque ya que, una de las ventajas de este tamaño diminuto, es que la limpieza se puede completar fácilmente y con cierta regularidad durante todo el día. Otro de los detalles es el bajo pero constante nivel de attendance que hará que constantemente veáis las rides en funcionamiento, algo que es de agradecer sobretodo cuando visitas parques tan tan grandes que apenas son ocupados en baja temporada y muchas veces te quedas por probar rides por el simple hecho de no haber gente suficiente para llenarlas (¿he oído Tornado en Parque de Atracciones de Madrid?).


Y sin duda la mejor carta con la que juega PPS Park es el entorno. La tranquilidad del lugar, la opción de tener tu apartamento, tu hotel o tu camping a muy poca distancia, de poder acercarte en un momento con el coche o incluso caminando o de poder pensar que la playa será el siguiente destino tras la visita al parque. Montar en una coaster histórica y minutos después adentrarse en las calmadas aguas del Mediterráneo es algo que sólo podréis hacer si estáis en PPS Park, ¿qué mejor reclamo?

Os animo desde ya mismo a visitar este agradable y tranquilo parque donde os podréis reencontrar con el niño o niña que lleváis dentro y donde podréis rebajar pretensiones y, por un momento, olvidar que queréis la coaster más alta, más rápida o más larga del mundo. Aquí no hay lugar para los récords, pero sin duda hay lugar para la diversión.

2 comentarios:

  1. Veamos...éste fue mi primer parque y Ciclón mi primera coaster. Yo vivo en Palafrugell (a unos 20 minutos en coche de Platja d'Aro) y de pequeño lo visitaba frecuentemente, hasta que visité Tibidabo y PPS Park se me hizo pequeño.

    Decir que yo no he entrado desde hace ya 4 o 5 años, pero si voy a Platja d'Aro muchas veces, y curiosamente, el día antes de que actualizaras las pizarras de arriba, estube en Platja d'Aro y pasé por delante del PPS Park, pero sin entrar...

    Este es un parque muy importante para mí y no pienso dudar en llevar a mis futuros hijos (si los tengo) allí para pasar una tarde espléndida y muy, muy divertida...

    No sé si te fijaste en que muy cerca del PPS Park hay un edificio con casinos, atracciones indoor (karts, tiovivios), bares, etc. que forma un espacio de ocio, y que tiene un patio muy grande donde hay una noria bastante grande (con una buena iluminación nocturna, que hace que se vea desde la carrtera), un rockin'tug (o como se escriba), una mini caída libre como la del Tibidabo, unos karts y algunas atracciones más...

    En fin...un gran parque para mí, y que poco a poco va creciendo y va apostando por sensaciones mayores, y que es muy, muy divertido...

    PD: gracias por analizar mi primer parque!

    ResponderEliminar
  2. Precisamente hablaré de ese edificio esta semana que viene en el blog, merece una entrada sóla (que por cierto, también se podría considerar parque ya que su nombre es Magic Park, ahi dejo el apunte). Esta semana hablo del tema ;)

    ResponderEliminar