Toca desplazarnos unos cuantos kilómetros para, en apenas una hora, plantarnos ante una curiosa y divertida experiencia que nos aproximará bastante a las sensaciones vividas en una coaster y que, a la vez, nos puede proporcionar unas horas de entretenimiento a bajo coste.
Hoy, en Bloggercoaster, y siguiendo la mini-saga de alternativas para este verano, vamos a hablar de Calafell Slide, un largo tobogán escondido en la ladera de una montaña.
No hablamos de ningún parque de atracciones o temático, no hablamos tampoco de ninguna feria, ni de una coaster, ni de una ride. Lo que hoy nos ocupa es una alternativa bastante curiosa y sencilla de vivir, pero que muchísimos residentes en la capital catalana apenas conocen y merece la pena descubrir cualquiera de estos días (quién sabe, quizás el próximo fin de semana).
Exportada directamente desde las entrañas europeas de Alemania, Holanda o Bélgica, Calafell Slide nos presenta un concepto sencillo a la par de divertido: un sinuoso tobogán cilíndrico que nos permitirá adquirir considerables velocidades montados en una especie de patines transformados para semejante hazaña.
Dicho así bien podría parecer que no hablamos más que de una simple atracción de parque infantil, pero en este caso estamos hablando de la friolera de 700 metros, una distancia considerable, más todavía si tenemos en cuenta que se hace en la ladera de una pequeña montaña, rodeados de árboles y que para ello salvamos un desnivel de 50 metros de altura.
Pero empecemos por el principio: Calafell Slide se sitúa en las afueras de Calafell, una población costera próxima a Barcelona y muy accesible sobretodo en épocas veraniegas. Construido en una finca privada de acceso público este largo y metálico tobogán ocupa una gran extensión de terreno que se complementa con una edificación a modo de masía que hace las veces de bar y de taquilla.
Podemos encontrar al llegar al lugar un amplio parking de tierra gratuito donde poder aparcar tranquilamente mientras estamos disfrutando de la velocidad de la atracción.
Tras cruzar un coqueto puente de piedra accederemos a la isleta donde se encuentran varios elementos básicos como sería un pequeño parque infantil, varias terrazas de mesas y bancos, una zona con varias barbacoas de obra y una gran casa con un porche que sirve para que el personal de Calafell Slide nos pueda servir un refresco, comida o los mismos tickets del tobogán.
Una vez adquirimos nuestros tickets, el personal nos acompañará a la estación receptora de los trenes, desde donde partiremos en dirección a la zona más alta del tobogán y desde donde nos deslizaremos sin ninguna fuerza motora, todo será pura gravedad.
Los trenes o patines (no sabría exactamente cómo definirlos) consisten en una sencilla estructura de fibra de vidrio que nos ofrece un asiento rígido y ergonómico, una palanca que regula mediante la fricción los frenos en las ruedas traseras del patinete y 4 ruedas (dos delanteras y dos traseras) que serán las que nos permitirán rodar desde el punto más alto de la ladera.
Tras un par de breves instrucciones el ride-op nos colocará en el carril de salida y en apenas unos segundos que nos servirán para adaptarnos al patinete y sus prestaciones enfilaremos un largo y cada vez más empinado lift de unos 200 metros de distancia, salvando un desnivel de unos 50 o 60 metros con una pendiente que varía de entre los 20 y los 45 grados.
Después de un minuto aproximado de lenta pero entretenida subida (desde donde podemos apreciar unas bonitas vistas del mar y la costa a nuestras espaldas) llegamos a la zona superior donde, tras una pequeña y cerrada curva, encaramos el tramo abierto de pista.
En base el canal consiste en tramos de unos 3 metros de largo de cilindros de acero inoxidable partidos por la mitad y que unidos mediante soldadura permiten completar un recorrido cerrado hasta llegar a la estación, unos 500 metros más abajo.
El layout del tobogán serpentea en unas 4 o 5 ocasiones, salvando el desnivel del terreno y atravesando zonas más cerradas y pronunciadas combinadas con tramos más rectos y con árboles o rocas. Todo este tramo se completa a una velocidad bastante alta (dependiendo del nivel de frenado que facilitemos al tren, cuyo factor controlaremos en todo momento gracias a la palanca que anteriormente os mencioné). No se exactamente qué velocidad se podría llegar a adquirir, pero yo diría que los 30-40 Km./h. tranquilamente.
Tras las curvas en zig-zag cada vez más abiertas y peraltadas llegamos a una gran recta en pendiente donde nos acercamos rápidamente al puente por el cual accedimos al recinto, pasamos por debajo (una buena zona de choque), completamos la curva más fotográfica y vistosa del recorrido y directamente enlazamos con la zona de frenada que, en una ligera pendiente, actuará de brakes naturales y nos transportará de nuevo a la estación desde la cual salimos varios minutos antes.
Son varias y curiosas las sensaciones que se viven en el tobogán de Calafell Slide, como por ejemplo la velocidad progresiva que adquiriremos con nuestro patinete, la sensación de choque constante con los elementos que se distribuyen alrededor del recorrido, los peraltes que lograremos en cada curva (siempre nos parecerá que nos salimos del cilindro, pero tranquilos, está todo controlado y estudiado para que no sea así) o la vibrante sensación de ir prácticamente pegados al suelo y notar cada soldadura entre tubo y tubo.
La verdad es que vale mucho la pena pagar unos cuantos ciclos en Calafell Slide, recomiendo al menos un par de ellos para poder comprender exactamente el sistema y familiarizarse con la velocidad que se adquiere en este curioso invento.
Recomendadísima atracción para los amantes de las sensaciones vividas en una coaster, con un pelín más de intensidad e inseguridad (pese a que es realmente difícil hacerse daño ya que todo está bastante calculado) y con el factor extra que representa estar rodeado de un entorno natural y familiar, cercano a una zona costera y sus consiguientes atractivos turísticos.
Restauración
Como os he dicho anteriormente, el acceso a Calafell Slide es gratuito y en el recinto encontraremos varias parrillas y barbacoas para poder montar nuestras propias comilonas cualquier día de verano o fin de semana. Lo único que se pide por normativa es que la bebida sea adquirida en el local central del recinto, donde también encontraremos una generosa variedad de bocadillos y platos preparados, así como snacks y, lógicamente, bebidas refrescantes o helados.
La verdad es que los precios no son demasiado desorbitados y bien vale la pena montar una pequeña barbacoa entre amigos a la vez que se disfruta del tobogán y dejándose en ello lo que nos podríamos dejar en cualquier restaurante o bar turístico.
Tarifas
Dependiendo del uso que queramos hacer del tobogán encontraremos distintas modalidades de pago:
- 1 viaje > 2,50€
- 6 viajes > 12,50€
- 30 viajes > 45,00€
¿Cómo llegar a Calafell Slide?
Desgraciadamente y al contrario de como pudimos ver en Tibidabo y PPs Park, el acceso a Calafell Slide está restringido únicamente a coches, aunque podemos llegar a él caminando si vamos desde el pueblo, en cual caso tardaremos unos 15 minutos andando.
La web del recinto ofrece un intuitivo mapa donde se nos indica la localización exacta del lugar, además de indicarnos que podremos encontrar varias señalizaciones en la carretera de acceso a Bellvei, por donde deberemos llegar si nos desplazamos en automóvil.
Si queréis llegar a Calafell en transporte público para posteriormente hacer la visita a pie, disponéis de varias alternativas como serían los trenes que ofrece Renfe (aunque debéis tener en cuenta que únicamente existen dos rutas diarias) o los autobuses MonBus , que nos ofrecen un recorrido a través de distintas poblaciones costeras de la zona.
Sin duda en este caso mi recomendación total es la de hacer la visita en coche ya que las otras alternativas presentan bastante dificultad, a no ser que os sea estrictamente necesario acudir al lugar y no tengáis este medio de transporte.
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Una vez más, os presento otra alternativa veraniega para pasar unas horas entretenidas y disfrutando de algo que no se suele ver demasiado por estas tierras. Cierto es que en otros parques del centro y norte de Europa (ahora mismo tengo en mente Duinrell, en Holanda, por ejemplo) este tipo de instalaciones tienen mucho más éxito y se encuentran con más regularidad, pero en España es todavía una alternativa bastante desconocida y que, por lo tanto, tiene el aliciente de ser prácticamente única.
Si queréis pasar un buen día de verano, hacer una parrillada con los colegas y disfrutar de unos cuantos viajes con considerada velocidad, además de hacer unas risas y disfrutar del relax de la zona, os recomiendo totalmente la visita a Calafell Slide. En mi caso ya son 2 las ocasiones en las que he visitado el lugar y siempre he salido satisfecho y con una gran sonrisa, se divierte uno mucho y la sensación de haber invertido bien el dinero está siempre presente. Además, la amabilidad del personal os proporcionará amenas charlas donde os pueden explicar el funcionamiento o el origen de este tipo de rides, que siempre es algo interesante a tener en cuenta a la hora de viajar por Alemania o Holanda, donde seguro que nos tropezaremos más de una vez con rides de este tipo.
Ya sabéis, si estáis cerca de Barcelona y os apetece montar en este tobogán único en el país, pasaos por Calafell Slide y tendréis la diversión garantizada.
Pasé una vez por delante en coche cuando era pequeño y me quedé fascinado. Nunca supe realmente que era, ni como encontrarlo. Más de diez años más tarde, gracias a tu reportaje, ya se que es ese inmenso tobogán que vi de crio. Muchas gracias!
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