En el caso de la coaster que nos ocupa hoy su historia, su construcción y su posterior repercusión han sido claves en un parque que apuesta constantemente por las novedades y que aporta una alta cantidad del porcentaje de sus inversiones en el theming y la exclusividad, algo que, como veremos hoy, se hace totalmente patente en este oscuro proyecto alemán.
Hoy, en Bloggercoaster, analizamos uno de los proyectos que más llamaron la atención en Europa y en el mundo aquella esplendorosa y productiva temporada de 2009: Fluch von Novgorod.
En más de una ocasión lo hemos comentado en el blog, 2009 supuso, no sólo para los parques sino también para los entusiastas, un año de inversión y de gasto en novedades multimillonarias que, años después, han tenido cierta repercusión en la eterna escalada de los parques por posicionarse en el ranking del continente.
Y al reguero de pólvora producido por el repentino aumento de clientela a finales de la pasada década, se quiso sumar Hansa Park, un parque temático alemán que empezaba a ver como necesitaba una inversión clave para seguir subsistiendo en un país donde las novedades de gran calibre estarían al acecho temporada tras temporada (como sigue ocurriendo a día de hoy).
La construcción de Fluch von Novgorod se hizo en el frío invierno del norte de Alemania.
FOTO: Web oficial de Fluch von Novgorod
FOTO: Web oficial de Fluch von Novgorod
La coaster más atrevida del parque era ni más ni menos que Nessie Superrollercoaster, un antiguo proyecto de los años 80, factura de Anton Schwarzkopf, que ostentaba el título de ser la única coaster con altas velocidades y una inversión, su popular loop de color blanco radiante. Hansa Park entendió que Nessie no podría seguir cubriendo las necesidades de un target cada vez más joven, ávido de emociones fuertes, inversiones imposibles y altas velocidades.
Fue entonces cuando Gerstlauer llamó a la puerta. La empresa constructora alemana llevaba ya varios años mostrando al mundo su revolucionario juguete: el modelo eurofighter. De dimensiones y costes reducidos, una coaster muy dinámica, con posibilidades de tramos compactos o, por el contrario, enormes elementos de gran extensión, lo cierto es que Fluch von Novgorod ofrecía un saco de ingredientes demasiado jugosos para que Hansa Park renunciara a su altísimo coste.
El parque emprendió entonces una aventura inversora que le llevaría la nada despreciable cantidad de dos años, desde el inicio del proyecto y las primeras informaciones hasta la finalización y presentación al gran público del producto acabado y pulido. Dos años, en términos de parques, es una cifra enorme que, como más adelante veremos, bien ha valido la pena gestar.
La apuesta en Fluch von Novgorod es una mezcla de un sinfín de gestiones: una coaster completa y de recorrido considerable, un tramo de aceleración (tan de moda hace 2 o 3 años), varios tramos de altura, curvas peraltadas por doquier, una inversión clave y la combinación con numerosos elementos de theming que hundan totalmente al viajero en una tenebrosa historia envuelta en la épica y la aventura de una época cercana a la Edad Media.
Tras una fuerte inversión (desconocida hasta día de hoy, pero se sospecha que rondaría los 15 millones de euros) y unos largos e incómodos retrasos en la finalización de obra, la flamante nueva coaster de Hansa Park se inauguró a principios de septiembre de 2009, lo cual supuso la última gran inauguración del año y un auténtico bombazo en foros y webs especializadas del sector (acostumbrados a generar noticias sobre inauguraciones en los primeros meses del año, no en los últimos).
La maldición indoor/outdoor
Como viene siendo tradición, antes de empezar el análisis os facilito aquí mismo el video (cortesía de Youtube) donde podemos ver a través de su point-of-view, gran parte del layout al completo de esta peculiar y magistral coaster:
NOTA: Este point-of-view es anterior al añadido de theming que hicieron en 2010, por lo que hay partes que describo a continuación que NO aparecen en él (sobretodo del pre-show, en este video son 2 espantapájaros animatronics que posteriormente fueron recolocados en zona de colas).
Empezamos la aventura (porque llamarle recorrido es quizás demasiado frío) en una entrada repleta ya de ambientación y con una atmósfera ciertamente lúgubre. Se nos presenta un panel de madera con multitud de textos e ilustraciones, una roca con letras metálicas que nos anuncian la coaster y, al fondo, un muro de piedra con una vieja puerta de madera entreabierta. El sonido del crujir de las maderas nos indicarán, rápidamente, que debemos escabullirnos por el hueco de la puerta, haciéndonos creer que estamos cometiendo un terrible error.
Tras bordear un pequeño estanque repleto de neblina y empezar a caminar por el sinuoso sendero vallado nos damos cuenta de que, poco a poco, la oscuridad se va adueñando de nosotros: espantapájaros (animatronics) que nos amenazan con su presencia, cuervos por todas partes, tumbas y ruinas repartidas a ambos lados, pequeñas edificaciones de las que salen gritos agonizantes y un detalle muy curioso: el rumor de la gente del pueblo como telón de fondo. Tras unos 50 metros de camino nos adentramos de lleno en el edificio de la estación, donde se nos presentará una simple animación con proyecciones sobre unas ventanas con mosaicos de colores.
En este punto recorremos varios pasillos en S casi a oscuras, con la pálida luz de las tintineantes velas que cuelgan sobre polvorientas arañas metálicas de color negro. Mientras la triste música no deja de sonar y de vez en cuando nos ciega la luz de un rayo, con su posterior sonido atronador. En este punto encontramos elementos de theming que nos meten más en la historia, tales como estatuas que hablan o una guillotina para dedos (donde podemos introducir el nuestro y llevarnos un susto gratuito, pero indoloro).
En el penúltimo pasillo las colas se dividen y debemos elegir entre la primera fila o la última (se nos presenta también una opción de single-rider, muy útil y con una carga rapidísima, casi instantánea). Y tras pasar la última pared, se nos presenta una pequeña y casi ridícula habitación, con precioso acabado en las paredes y el techo abovedado decorado con una enorme lámpara con velas. Es la estación de carga, muy pequeña y con el tamaño justo para que quepa un tren (por lo que la carga y descarga se efectúa en la misma estación y se pierden unos valiosísimos segundos).
Tras elegir nuestro asiento y acomodarnos con los arneses, las luces se apagan tenuemente hasta la práctica oscuridad, suenan los truenos y el portón de madera que hasta ahora tapaba nuestra visión se abre ahora para dejarnos pasar (algo que en los años que lleva Furius Baco abierto sólo he visto la primera temporada de funcionamiento).
Curva a la izquierda de algo más de 90 grados y paramos. A nuestra derecha una estancia en forma de biblioteca medieval y un maniquí. Aparece de la nada, mediante proyecciones y efectos de humo, un espíritu de un guerrero que, cantando de forma heroica, se introduce en el maniquí, como queriendo decir que el sueño del caballero de Novgorod siempre ha sido el de resucitar y salir del castillo. El tren arranca de nuevo y recorre en línea recta unos 5 metros, vuelve a parar. A nuestra izquierda ahora vemos unos espíritus cadavéricos alrededor de una marmita enorme y, alejado de ellos, un espectro que nos habla a nosotros. Desconoczo qué es lo que dice, pero en cuanto se pone a reír (de sonora manera, a lo malo de película) el tren vuelve a arrancar, gira ligeramente hacia la derecha, oscuridad total, un par de luces iluminan en forma de flash el túnel y... no spoilearé demasiado, sólo diré que salimos mojados.
Inmediatamente caemos por un mini-drop vertical que quita el hipo y empalmamos con una larga recta donde, repentinamente, sentimos la aceleración en el cuerpo. Al fondo una débil luz que cada vez se hace más presente: es la curva que nos conducirá al exterior.
Pasamos por una densa cortina de humo e inmediatamente nos elevamos en un enorme y agudo camelback, hasta unos 20 metros de altura. El airtime que aquí se vive es exageradísimo, muy brusco y forzado.
Caemos, arrastrados por la velocidad de la vagoneta, en un drop suave que empalma directamente con otra elevación que podría parecer un camelback algo más amable que el anterior, pero que se convierte en una peraltada extrema a 90º respecto al suelo.
Descendemos unos 5 metros, adquiriendo más velocidad y enlazamos con el primer elemento preciosista de la coaster: una comprimida hélice descendente con un peralte venido a más (aunque cuando la pasamos apenas es perceptible).
De aquí enlazamos con la segunda parte de este bonito nudo coasteril: otra hélice, aunque esta vez ascendente y algo más abierta que la primera.
Sin tiempo casi para respirar, de repente, nos vemos inmersos en la única inversión de la coaster, un barrel roll que nos girará 360º para volvernos a colocar horizontales en dirección a una recta que podríamos bien llamar MCBR.
Como siempre, los barrel rolls ofrecen una buena y suave inversión.
Tras una suave frenada nos adentramos de nuevo en la zona indoor, pasando por un curioso arco de madera con marcas del paso del tren en otros ciclos.
Cuando el tren se encuentra a un par de metros de la entrada, de repente, se cierran unas negras puertas de madera y volvemos a estar a oscuras. En este punto ocurre un pequeño show de unos 20 segundos de duración en el que la figura fantasmagórica maligna nos vuelve a asustar con su presencia en los laterales mientras, sin casi darnos cuenta, pasamos de estar horizontales a estar verticales por completo. Es el lift vertical clásico de las eurofighters.
Nos elevamos lentamente y silenciosamente (otra característica de este tipo de lifts de cadena) y conforme vamos subiendo unas pistolas de aire comprimido sueltan sus chorros de aire en nuestros rostros, a la vez que el techo de la estancia se ilumina repentinamente con luces de rayos y la sala retumba con los tremebundos truenos. En unos 10 segundos estamos arriba y, repentinamente, todo se oscurece y silencia en exceso. Caemos en picado a 97º de inclinación.
Velocidad totalmente a oscuras, algo que pese a que montemos en Fluch von Novgorod 15 veces seguirá provocándonos pavor como en la primera ocasión. Enlazamos en la oscuridad con una abierta curva peraltada a 90º hacia la izquierda y volvemos a caer, esta vez en una enorme recta que, sin apenas darnos cuenta, nos frena poco a poco hasta que nos adentramos en una pequeña colina que nos conecta, ahora ya sí, con una diminuta recta de brakes finales.
En este punto no os diré nada, pero hay susto y de los buenos (algo que a estas alturas del recorrido uno ya no se espera, pero sorprendentemente ocurre).
Curva a la izquierda y entramos, sobresaltados, en la estación. Salimos a la derecha, recogemos nuestras pertenencias (si las habíamos dejado en la estantería facilitada para ello) y... un momento... ¿no deberíamos salir al exterior aquí?
NO.
Otra de las peculiaridades de Fluch von Novgorod es que es, creo, la primera coaster que no abandonamos al momento, sino que aún habiendo salido del tren, todavía se guarda un peculiar as en la manga: se trata de unas mazmorras oscuras, todas de roca artificial, que nos conducen poco a poco en un pequeño y estrechísimo laberinto. Si no nos lo conocemos nos podemos tirar dando vueltas un buen par de minutos extra, aunque finalmente encontramos la salida y... un momento ¿no deberíamos estar ya fuera?
NO.
Se intuye la luz al fondo, pero primero debemos atravesar un largo pasillo de roca, como si de una mina se tratase, con unas lucecitas brillantes incrustadas en las paredes. Pero no son lucecitas, si nos acercamos, comprobaremos que se trata de piedras preciosas que, con un LED en el interior, brillan e iluminan frágilmente el recinto.
Tras 20 metros caminando lentamente encontramos, por fin, la típica tienda, repleta de theming medieval y con un sinfín de souvenirs de la ride, además de un pequeño puesto donde podemos ver el photoride y adquirir snacks y refrescos.
Algunos datos de interés...
- Nombre: Fluch von Novgorod
- Parque: Hansa Park (Sierksdorf, Alemania)
- Fabricante: Gerstlauer Amusement Rides
- Tipo: eurofighter custom.
- Edad: 2 años
- Recolocada: no
- Color: vías y raíles verde caqui, soportes verdes/marrones, footers de cemento visto.
- Altura máxima: 40 m.
- Recorrido: 750 m. aprox.
- Velocidad máxima: 100 Km./h (aceleración de 0 a 100 en 1,4 segundos).
- Trenes: 2 trenes con 2 filas por tren y 4 asientos por fila, con arneses de hombros.
- Theming: medieval, castillos.
Una aventura de principio a fin
Es lo que Fluch von Novgorod promete y es lo que es: una gran aventura relatada meticulosamente desde que observamos la lúgubre entrada de la coaster hasta que abandonamos la tienda de la misma (recorrido que por cierto dista en unos 400 largos metros).
La experiencia que se nos ofrece es total, completísima. De hecho diría yo que pocas, muy pocas coasters entran en esta misma liga a la hora de envolver por completo el viajero en una experiencia extra-sensorial tal como la que nos ofrece esta eurofighter. Ahora mismo, que yo recuerde, únicamente me vienen a la cabeza ejemplos como Poseidon en Europa Park o Vliegende Hollander en Efteling. Coasters que, sin ser demasiado en su categoría, añaden tal cantidad de emociones extras al viajero que se ensalzan hasta los primeros puestos en cuanto a experiencias vividas.
Terror, misterio, intriga, aventura, velocidad, amor, odio, vértigo, desorientación..., son apenas algunas de las sensaciones que viviremos si montamos en Fluch von Novgorod, una ride que, desde principio hasta final nos ocupará no menos de 15 minutos (en el caso de no encontrar nada de colas), por lo que podríamos casi englobarla dentro de las categorías de dark ride o incluso de show.
En cuanto a la coaster en sí, olvidando todo este envoltorio de parafernalia temática que nos lanzan en todo momento, el layout puede parecer rico, pero no nos engañemos, está formado por elementos muy básicos que, aislados, apenas ganan relevancia. Lo único que puede llamar la atención a botepronto es el enorme airtime que nos comemos al salir tras la zona launched o la curva indoor tras el drop vertical. El resto es una consecución de elementos con cierto equilibrio que, conjuntados, realzan aún más mi triste teoría sobre las eurofighters.
Dicha teoría viene a decirnos que debido a la anchura del tren, en recorridos con alta cantidad de peraltes, éste tiende a temblar y vibrar, haciendo que nuestras cabezas reboten constantemente en el arnés. Algo que leído así puede parecer hilarante, pero que una vez estás sobre la coaster, creedme, no hace la más mínima gracia. Efectivamente Fluch von Novgorod se suma a esa desmerecida lista de eurofighers que vibran y traquetean en varios puntos, restando la comodidad de un layout tan puro y divertido. En este caso ocurre constantemente en el nudo de las dos hélices.
Quitando este desliz, el resto de la coaster va bastante fina y mezcla, magistralmente, elementos tales como la luz y la oscuridad, la humedad, el aire, los sonidos, los animatronics o los cambios repentinos de altura y peralte. Es una especie de sinfonía donde todo, absolutamente todo, está en perfecta sincronización y surge justo cuando debe surgir, sin sobresaltos ni sorpresas de última hora.
Toda una obra de arte digna de los mejores parques (Disney se pegaría por tener una de estas de no ser por el pobrísimo nivel de attendance que guarda, "sólo" 900 personas por hora), un logro redondo por parte del parque que no sólo ha sido capaz de crear una coaster con una temática propia, sino que además ha arrebatado por completo la presencia y protagonismo de Nessie Superrollercoaster, que queda hoy día como el testimonio del nacimiento del parque y lo que en su día fue una major venida a menos.
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Una vez más, ha vuelto a caer un análisis de credit en Bloggercoaster. Y una vez más también me queda recordaros la larga lista de coasters que he analizado ya hasta el día de hoy, todas ellas pertenecientes a un parque distinto cada una y que aquí os presento para que podáis leer y re-leer tantas veces como queráis:
- Katun (Mirabilandia)
- Inferno (Terra Mítica)
- Formule X (Drievliet Park)
- Steeplechase (Blackpool Pleasure Beach)
- G'sengte Sau (Tripsdrill Erlebnispark)
- Indiana Jones et le Temple du Peril (Disneyland Park)
- Goliath (Walibi Holland)
- Air (Alton Towers)
- Knightmare (Camelot ThemePark)
- Falcon (Duinrell)
- Green Lantern (SixFlags Great Adventure)
- Fahrenheit (Hershey Park)
- Le Twist (Le Pal)
- Dragon's Fury (Chessington WoA)
- Krake (Heide Park)
Se me ha hecho la boca agua!, solo con lo de la puerta de entrada entreabierta ya se puede adivinar que se trata de un proyecto de esos trabajados hasta el mas minimo detalle. Este parque tiene que caer tarde o temprano.
ResponderEliminar¡Oh dios mío!
ResponderEliminarMe encanta esta coaster. Me encanta cómo está expuesta al viajero... es sin duda la coaster que más te envuelve en su historia que he visto... su entrada, sus colas, su estación, sus preshows, su recorrido, su camino de salida... impresionante, sublime.
Gracias Jivo y gracias Bloggercoaster una vez más por enseñarme que no es mejor coaster la más alta, rápida o larga, sino la más cuidada y mimada. ¡Gracias!
¡Impresionante entrada, me encantan tus análisis!
Cuando veo la chapuza que han hecho con Furius Baco y lo comparo con esto, me tiro de los pelos!
ResponderEliminarComo siempre buenísimo análisis de una coaster.
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