viernes, 13 de julio de 2012

Gröna Lund a fondo ( parte 1)

Parece que últimamente la tendencia en Bloggercoaster es la de analizar con todo lujo de detalles cada uno de los parques que tenemos en el continente y las coasters que se hallan en su interior. Bien, el caso es que tengo cierto overbooking de parques en la recámara por analizar, así que prefiero ir mostrando poco a poco las grandezas (y fallos) de cada uno de ellos.

En esta ocasión me ocuparé de hablar de Gröna Lund, un bucólico y bastante conocido parque de atracciones situado en Suecia y que pude visitar hace apenas un par de meses, comprobando si la fama que se ha ido ganando en los últimos años era real o si se trata de un simple espejismo.

Así pues hoy, en Bloggercoaster, empezaré a hablaros de este parque sueco y veremos la gran cantidad de rincones que nos guarda, pese a sus reducidas dimensiones.


Un complejo y diminuto puzzle de ocio

Como ya hice en el anterior análisis de Liseberg (podéis leer aquí la primera parte, aquí la segunda y aquí la tercera) voy a distribuir el análisis al detalle de Gröna Lund en tres partes diferentes, para evitar sobrecargar demasiado cada entrada y hacer más llevadera su lectura. Hoy os presentaré la primera parte con el análisis de medio parque y sus rides, en la próxima entrega cerraré ese análisis y la tercera la dedicaré por completo a los credits (que son muchos y muy destacables, como os podréis imaginar).


Lo primero que cabe decir es que todos aquellos y aquellas amantes de los parques cíclicos, con una estructura fácil y llevadera y de intuitivo paseo creo que Gröna Lund os pondrá realmente contra las cuerdas en cuanto a complejidad de caminos se refiere. Creía que con Thorpe Park o Europa Park había visto todo pero, amigos y amigas, Gröna Lund es un auténtico queso gruyère repleto de pasadizos, accesos, vías, escaleras y todo lo que podáis imaginar. Llevaba un montón de horas recorriendo ese espacio tan diminuto y todavía me faltaban rides por descubrir en medio de semejante laberinto de construcciones.

Por lo que no, Gröna Lund no es un parque de paseo sencillo y más vale que tengáis programada vuestra ruta si pensáis visitarlo en un día de alta afluencia.

Pensando en esta complicación y sabiendo que vosotros y vosotras, en mayoría, posiblemente no hayáis visitado Gröna Lund todavía, he querido simplificar todo usando el mapa oficial del parque para ir marcando poco a poco la ruta que haré explicándoos los rincones y rides del recinto. El mapa básico es este:


Como podéis ver en la parte inferior hay dos accesos/salidas. Aunque ambos son totalmente válidos el principal es el de la izquierda, ya que también es donde encontraremos los servicios de taquillas, consignas y oficinas de pases y demás. Por ahí es por donde yo accedí y creo que es el recorrido natural que el parque pretende ofrecernos:


Una de las genialidades de este parque, y buena curiosidad también, es que al pasar por las taquillas y adquirir el ticket de entrada tendréis que atravesar un torno de acceso que, al girar, emitirá un sonido de estrellitas, parecido al de un hechizo mágico. Todo un puntazo si visitáis el parque con niños.

Acto seguido tras pasar este primer torno, con el ticket en mano, deberéis dirigiros a la derecha donde encontraréis una segunda taquilla, allí debéis abonar al precio básico del parque los "extras" de las atracciones. Gröna Lund funciona con una oferta de tarifas variada entorno a distintas tipologías de pulsera, según la pulsera que lleves puedes riddear en todo o sólo en determinadas atracciones (cosa que me parece muy acertada, ya que así si eres senior o no mides lo suficiente para riddear según qué, te ahorras un dinero).


La zona kiddie de bienvenida

Antes de empezar a nombrar las rides que nos encontramos a la entrada, echemos un vistazo a todo el recorrido que os voy a explicar a través del mapa que os nombraba anteriormente:


Lo primero que nos encontramos al acceder a esta zona de bienvenida es el más que clásico carrusel, toda una pieza de coleccionista aunque parece ser que en este parque toma menos protagonismo que en otros (donde incluso se les otorga varios pisos de altura, más luz o mayor tamaño). En Gröna Lund podríamos decir que el carrusel no es algo a tener en cuenta y es más bien testimonial:


Aunque a mano izquierda tengamos el primer credit (Tuf-Tuf Taget) prefiero reservarlo para el análisis de credits, pero que sepáis que está ya ahí, esperando a ser riddeado de buen principio.

Unos 20 metros más adelante nos encontramos otra ride clásica: coches de época llamados aquí Veteranbilarna. En realidad se trata de una pieza exquisita y muy bien integrada, con un circuito muy concentrado y con la característica de que no hay ningún coche que sea igual que el otro, todos son distintos y cada uno es una cuidada reproducción en miniatura de clásicos de la automoción de principios de siglo XX:


Atravesando unos pequeños jardines repletos de flores y bellas plantas enzarzadas a los árboles nos encontramos a la derecha con Pettson o Findus Värld, una especie de casa/museo donde se explica y escenifica durante varias horas al día la historia y fundación del parque, además de ser una zona de juegos y merienda para los más peques de la família:


Justo detrás de este curioso edificio de madera nos encontramos con otra ride que tampoco podía faltar para la colección: Tekopparna, o lo que es lo mismo: las tazas. Como curiosidad vale la pena mencionar que la música que suena durante todos los ciclos son distintas piezas de vals, por lo que el efecto de giro y desorientación se ve claramente incrementado si alrededor nuestro suenan tales manjares musicales:


Frente a Tekopparna localizamos una de esas rides que se han ido extendiendo rápidamente desde su implantación a finales de los 90 debido a su éxito: una crazy jump en esta ocasión llamada Lyktan.


Y, de nuevo, junto a Lyktan encontramos el que es el segundo credit del parque, Nyckelpigan. Repito que este y los demás credits serán analizados en la consiguiente entrada sobre los credits del parque, más adelante.

Presidiendo la nada despreciable plaza que se nos presenta ante nuestras narices nos encontramos otro clásico más de los parques más antiguos y un buen aliado para toda la familia: Flygande Elefanterna, o lo que vendría a ser lo mismo, la ride de Dumbo en la franquicia Disneyland:


Vale la pena indicar que tras esta mítica ride podemos encontrar una mini noria llamada Lilla Pariserhjulet, nada destacable pero seguramente muy efectiva con los más pequeños de la casa.

En el extremo más alejado de esta zona, si nos desplazamos hacia la izquierda del parque, encontramos Dansbanan/Lilla Scen, que como ya os indiqué en la entrada de Liseberg, por lo visto es una tradición en los parques suecos y vendría a ser algo así como un polkódromo donde la gente mayor (y no tan mayor) se enfrenta a horas y horas de música polka y folklórica dando vueltas sin parar y bailando con sus respectivas parejas. Como podéis observar en la fotografía, este es un rincón que gozaba de amplia asistencia y éxito, en el interior de ese edificio hay un pequeño escenario con una orquesta de 3 miembros tocando canción tras canción, sin parar:


Y si nos desplazamos hacia la derecha llegamos al final de esta pequeña pero ampliamente completa zona kiddie y familiar. Ante nosotros se presenta un edificio muy carismático que recuerda a los parques de atracciones de principios de siglo XX tipo Luna Park y que invita al visitante a adentrarse en la auténtica zona que eleva un peldaño más arriba la intensidad y las emociones vividas:


Rides tradicionales, casetas y restauración

Voy a poneros en situación del recorrido que vamos a completar a continuación, para que os hagáis una idea de hacia dónde van a ir los tiros:


Como podéis observar nos vamos a mover de lado a lado bordeando la mitad del parque para posteriormente dirigirnos a la zona sur, que es probablemente la más calmada de todo el recinto.

Si atravesamos el edificio que divide por completo el parque pasaremos por una zona cubierta repleta de bombillas y con un theming exquisito para cualquier entusiasta de los parques: mapas antiguos, fotografías, cuadros en recuerdo de rides que ya no están, premios Golden Ticket Awards, artworks de sus rides más recientes, recortes de prensa en reconocimiento del parque, etc. Es como una especie de galería auto-bombo que está tan bien gestionada que bien vale la pena pasarse 10 minutitos observando tramo a tramo y aprendiendo de un parque que el año que viene cumplirá 130 años de edad:


Una vez atravesado este túnel, el camino se divide en 3: de frente tenemos un acceso elevado hacia Kryddhyllan (¡menudo nombrecito!) que está considerado como uno de los restaurantes más elitistas y de calidad del parque, con unas vistas privilegiadas sobre todo el recinto.

A lado y lado se nos presentan dos escalinatas que convergen en un mismo punto, justo debajo del paso elevado hacia el restaurante antes mencionado. En este punto se nos abren otras tres alternativas para movernos por el parque (y aquí es donde la parte laberíntica de Gröna Lund empieza a hacerse notar).

Si miramos a la izquierda una amplia calle nos llevará a la plaza del escenario y epicentro coasteril del parque. Esta ruta la tomaré en la siguiente entrada de análisis ya que requiere de mucha información gráfica, como podréis imaginar.


Si miramos a la derecha nos encontramos con este bucólico y genial callejón con casetas de feria y juegos a lado y lado y con una distribución de bancos, árboles y mobiliario urbano muy bien gestionado, lo cual lo convierte en una alternativa perfecta para cuando nuestros pies no pueden más. El edificio que se asoma tímidamente a la izquierda, forrado con falsa roca gris, es el Tyrol, un restaurante temático inspirado en la comida austriaca y que en diversos pases cada día cuenta con la presencia de una auténtica banda tirolesa de música. ¡Todo un espectáculo para el oído y el paladar!


Pero vamos a centrarnos en la ruta central. Si miramos al frente empezaremos a vislumbrar las primeras rides realmente destacadas, aparte de la impresionante Insane que se descubre al fondo a la derecha. Andad con cuidado porque si tiráis por esta senda lo más probable es que os encontréis superpoblación de visitantes, es un punto muy frecuentado:


Si avanzamos apenas 10 metros nos encontramos a la derecha el Pop-Expressen, la que yo diría que es una de las rides más populares del parque y que siempre vi hasta los topes de gente (sobretodo adolescentes). ¿Porqué? Bien, Pop-Expressen es la clásica spin-ride tipo barriles, aunque en esta ocasión es completamente indoor y está repleta de luces y espejos que, unidos a un volumen de música machacona en plan discoteca hace que por un momento te sientas en el éxtasis musical electrónico y dance.


Lady Gaga o LMFAO no dejan de sonar a todo trapo mientras das vueltas y más vueltas dejándote llevar por las luces estroboscópicas y los flashes. Hipnótica:


Críticas aparte, os he de confesar que la riddeé hasta en 3 ocasiones (pese a tener que hacer bastante cola) porque es una ride que engancha totalmente. Es lo más sencillo del mundo, con un mecanismo de sobras conocido (creo que es la ride que tienen casi todos los parques en el mundo) pero el concepto y la ambientación son realmente únicos en esta, le otorgan un encanto adictivo.

Salidos de esta auténtica agitación sensorial, nos damos de bruces con otra enorme plaza repleta de bancos, fuentes y farolas, por donde transita una muchedumbre ávida de emociones fuertes. Es aquí donde encontramos Lustiga Huset, que si sois lectores frecuentes de Bloggercoaster recordaréis que la nombré no hace mucho en una edición de "La foto de la semana".


 Un walktrough a través de multitud de habitaciones con efectos ópticos, de movimiento o de sonido que os harán reír y divertiros mucho, además de contener una sorpresa final altamente recomendada:


Exacto. El tramo final se completa en un largo tobogán (de 10 metros de altura y hecho completamente de madera) por el que descenderemos mediante una especie de tela de saco rápidamente hasta llegar a la salida de Lustiga Huset. Toda una experiencia repleta de sensaciones que os recomiendo experimentar, vale la pena y prácticamente nunca tiene cola, ya que se trata de una ride de carga tremendamente rápida.

Salidos por este baño de nostalgia y oldschool, ahora sí se nos presenta la enorme y altísima Insane. Queda pendiente de análisis de cara a la tercera parte de esta pequeña saga de análisis, pero valga la pena decir que ninguna, absolutamente ninguna fotografía hace justicia a la colosal estructura blanca y lila de Intamin AG:


Antes de riddearla podemos pasar por la parte trasera de la estación de Lustiga Huset, donde encontraremos totalmente embutido en un espacio inexplicable Kärlekstunneln, o lo que es lo mismo, un mini-flume indoor a través de un mundo de fantasía y plantas con caras. Algo así como un precedente de It's a Small World que ha quedado renegado al más irrisorio de los ridículos:


Doy por hecho que si llegáis a este punto riddearéis Insane, así que proseguimos con nuestro recorrido a través de esta parte del parque.

Tranquilidad, paseo y ocio

De nuevo toca observar la parte final del trayecto que analizaremos hoy, una pequeña vuelta y regreso al punto de partida inicial:


Si habéis conseguido sobrevivir a la bestialidad de Insane y os quedan todavía ánimos para quemar adrenalina, nada mejor que encontraros a la salida de la ride el acceso a Radiobilarna, unos coches de choque totalmente indoor alimentados por suelo (no como los de feria o de algunos otros parques, que son alimentados mediante rejilla en el techo).


La verdad es que se agradece muchísimo un poco de descanso y de liberación de estrés en esta clásica ride, además de que el theming y la estructura son muy llamativos por lo que se convierte en una ride perfecta para la ocasión. Además si sois amantes de la música de los 60, del rockabilly o de los Beach Boys, estos coches de choque os encantarán ya que es la música que suena en cada uno de sus ciclos. Aquí os dejo una instantánea de Radiobilarna desde el exterior:


Al salir de Radiobilarna nos encontramos con una agradable plaza rectangular que en el centro está presidida por una terraza (la del restaurante Tyrol, cuyo acceso encontramos al otro extremo de la plaza) y repleta de vegetación frondosa, bonitas arboledas y flores encantadoras.

A un lado de esta plaza encontraréis una buena variedad de casetas de tiro y habilidad que os permitirán conseguir el clásico peluche tierno. Lo que más me gustó es que la verde y espesa vegetación de la plaza combina perfectamente con las casetas que en esta ocasión están tematizadas en roca y construcción típica austriaca, dando un aspecto muy rural a todo el emplazamiento:


Al otro lado de la plaza encontraremos por una parte una zona de juegos arcade, una larga hilera de consignas y la otra entrada al parque, menos conocida y promocionada pero válida si habéis adquirido previamente los tickets o si por suerte poseéis el pase de temporada del parque:


Se nos abre en este punto una curiosa y estrecha senda llamada Foodcourt Rue de Marroc, que vendría a ser una especie de intento de ambientación árabe exótica, pero que en realidad es la excusa perfecta para meter, en apenas 30 metros de calle, 4 o 5 locales de comida rápida tipo kebab, patatas fritas y hamburguesas.


Os dejo aquí el dato sin interés del día: cuando comí, comí aquí. Un kebab extraño y quizás demasiado hecho ya que no se sirve como el que conocemos aquí (dorado en rodillo y cortado vertical) sino que allí hacen a la plancha la carne, la especian y te la sirven con una generosa ración de patatas. Muy denso pero buenísimo y acompañado de un solicitado refresco, ¿para qué más?:


Eso sí, id preparando el bolsillo porque hablamos del equivalente a unos 12 euros en coronas suecas, algo que quizás choque pero que hay que afrontar cuando visitamos Suecia ya que es todo sensiblemente más caro.

*****

Y con esta suculenta imagen corto el análisis de Gröna Lund por hoy. Como hemos podido ver hasta ahora, el parque se distribuye en distintos bloques diferenciados y bien delimitados que permiten que cada miembro de la familia o cada tipo de target tenga su rinconcito y su lugar predilecto.

También el hecho de conocer esta parte quizás un poco más apartada del murmullo principal que veremos en la siguiente entrada de análisis, hace comprender dónde reside el auténtico encanto del parque. No todo son coasters enredadas y multitudinarias colas, también encontramos en Gröna Lund remansos de paz, largas hileras de bancos con sombra y tramos de paseo totalmente disfrutables a la luz del apacible día.

Os animo a continuar ahí ya que tras el fin de semana nos espera la segunda y tercera parte de análisis a Gröna Lund donde poco a poco la adrenalina se intensificará y acabaremos hablando de grandes obras de la ingeniería como Jetline, Twister o la monstruosa Insane. ¡Estad atentos a Bloggercoaster!

6 comentarios:

  1. Con una crítica tan constructiva no dejas lugar a dudas [ironía off]

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  2. Jivo una pregunta offtopic: estabas hoy a las 22.00 en Fabra i Puig con otro chico y una chica? Es que me ha parecido verte...

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    1. ¡Y tan offtopic! jejeje... pues siento decirte que no era yo. A las 22:00 entro a trabajar por la zona de Hospital Clinic, así que es imposible que estuviera ahí. Un saludo y espero que te guste la entrada ;)

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    2. Jajajaja! Lo siento pero se parecía demasiado a ti y no podía no preguntar. Por cierto, la entrada, excelente, vamos, como siempre!

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  3. Jivo, te has olvidado nombrar el encanto extra de estar en una isla!!!!!

    Yo cuando fui faltaban dos de su grandes coasters actualmente, Twister e Insane.

    Un saludo, y unas ganas de que acabes el review que tantos buenos recuerdos me trae.

    Alejo.

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