Hoy partimos desde el punto en el que dejamos el análisis en la anterior entrada, justo a las puertas del particular paraíso de coasters que ofrece Gröna Lund. Habíamos visto un par de kiddies, una intensa y un sinfín de rides de diversa tipología, pero preparáos porque hoy viene una ración mayor de todo esto.
El corazón palpitante de Gröna Lund
Antes de empezar a desenredar todo este hilo de rides, coasters, lugares y rincones quiero situaros un poco para que evitemos estar perdidos durante el análisis que hoy intentaré finalizar. Vemos en el siguiente mapa y de manera sencilla cuál fue el recorrido que seguimos en la anterior entrada y dónde nos habíamos quedado:
Como podéis observar, Gröna Lund está compuesto de dos grandes hemisferios, uno de ellos sensiblemente mayor que el otro. En la anterior entrada me ocupé de comentar uno de ellos (el pequeño correspondiente a la entrada y la zona kiddie) y la mitad del otro, correspondiente a rides míticas y zona de paseo, sombra y restauración.
Hoy directamente vamos al meollo de la cuestión, el nudo, el corazón de Gröna Lund. A continuación podréis ver el recorrido (bordeado rojo) que iniciaremos enseguida:
Para situarnos en el punto donde nos quedamos en la anterior entrada, estamos orientados de cara a la silueta de Vilda Musen, la wild mouse de Gerstlauer que más adelante veremos al detalle. A nuestra derecha encontramos la divertida Lustiga Huset (con la famosa máquina de hacer airtimes) y a nuestras espaldas se alza imperiosa la enorme Insane de Intamin AG.
Hay una pequeña avenida que, escurridiza, pasa por la parte inferior de Vilda Musen esquivando cualquier indicio de soportes. En este punto toda la estructura está sujeta en una especie de obra de arte e ingeniería en forma de puente metálico que no sólo aguanta todas las cargas de la wild mouse sino que además nos regala una hélice completa vista desde abajo, un punto de vista muy raro y escaso en cualquier coaster que se precie:
A partir de aquí se abre la plaza central de Gröna Lund, el lugar más amplio y espacioso de todo el parque pero que, a la vez, puede significar un punto importante de saturación que probablemente os dejará boquiabiertos en un primer momento. Siempre he dicho que hay parques que consiguen a la perfección este efecto, me viene a la memoria ahora mismo el punto fotográfico de Poseidon en Europa Park, con Silverstar y Pegasus al fondo y unas maravillosas vistas generales, pues en esta plaza experimentaremos algo parecido, solo que con un punto de saturación de coasters algo más elevado, tal que así:
Impresionante, ¿verdad? Podéis empezar a contar la cantidad de raíles que se ven en una misma fotografía y descubriréis 5 credits entrelazados o visibles. Todo un lujo para la vista de un entusiasta de las coasters.
Pero vamos por orden. El primer punto que nos encontramos si giramos ligeramente hacia la izquierda, en dirección al punto más céntrico de la plaza central, es la estación de doble piso de Vilda Musen, que como os he comentado antes es una wild mouse totalmente customizada de Gerstlauer y que en este punto pasa por encima de la estación en varias ocasiones con los clásicos giros cerrados sin apenas peralte.
El edificio de color crema en el segundo piso es la estación de carga de la coaster y la planta inferior la ocupan un sinfín de puestos de juegos y habilidades. Si os fijáis a la izquierda en la fotografía se ve el inicio del largo lift que nos conducirá a la cima de esta sencilla pero a la vez adictiva coaster (que como ya os dije en la primera parte del análisis, me encargaré de mostraros más adelante al detalle).
Si continuamos el recorrido en dirección a la esquina que conforma esta plaza rectangular vemos un singular edificio mitad ocre mitad blanco con un montón de carteles pegados en su fachada:
Este edificio puede parecer complejo o enorme, pero en realidad únicamente su planta inferior es la que ofrece servicio. En la franja superior podemos observar la variedad de conciertos y actuaciones que el parque programa año tras año como oferta adyaciente al parque en sí, para complementar en la variedad de público y asegurarse un nivel de visitas estratosférico. Aquí es donde yace el secreto de Gröna Lund: contratar a los artistas de rabiosa actualidad y llenar el parque de fanáticos de los mismos que pagarán también por la comida, las rides o los recuerdos del parque. Negocio redondo.
Como os decía, en la parte inferior encontramos la utilidad real del edificio que no es más que ser la tienda de salida de lo que encontramos justo al lado:
Se trata de Fritt Fall y Fritt Fall Tilt, que el parque en un amago no se bien si de picardía o de osadía califica como 2 rides diferentes pero que en realidad es lo mismo, una torre free-fall de Intamin con varios modos operativos.
La diferencia como el propio nombre indica es que una de ellas ofrece góndola estándar con asientos y arneses normales y la otra, al llegar a la cumbre, se inclina unos 15 grados para dejar al pasajero mirando hacia abajo, creando la ligera ilusión de que tarde o temprano caerá de lleno al suelo. Este mismo efecto lo podemos encontrar en otras free-falls como Hurakan Condor en PortAventura.
Ambas "rides" tienen colas diferenciadas, accesos diferenciados, señales diferenciadas y nombres diferenciados, por lo que creo que finalmente la estrategia del parque tiene su lógica, aunque para los que hemos visitado otras free-falls no deja de ser bastante chocante.
Si nos damos una vuelta por esta plaza central también observaremos que es el punto donde más espectáculos hay durante todo el día:
Y es que Gröna Lund cuida también este detalle de cara al angustiado visitante. Al carecer de recintos donde poder ofrecer shows completos o una programación fija el parque pone más esmero en ofrecer atracción de calle y eventos puntuales como este intrépido malabarista/equilibrista que pude observar durante un momento del día. Pero también puedo afirmar que vi zancudos, clowns e incluso pequeños grupos de coreografía organizada, quizás no a un nivel cargante, sino lo justo como para animar en las horas de más sol o de mayor aglomeración de visitantes.
Nos encontramos ahora ya sí con uno de los puntos del parque que más miradas y fotografías puede recibir a lo largo del día, el Stora Scen:
Un enorme escenario totalmente acondicionado para recibir grandes eventos y conciertos y por cuyas tablas han pasado genios de la talla de Lenny Kravitz, Rolling Stones, Bon Jovi, The Boss o Madonna. Sólo cabe deciros que justo esa misma semana estaba programado un multitudinario concierto con la presencia de los estrambóticos LMFAO.
Zona norte con vistas al mar
Observamos ahora la ruta que vamos a seguir en este detallado recorrido por la geografía del parque:
A la derecha del escenario podemos encontrar puntos de servicio bastante claves como puede ser una segunda hilera de consignas:
O una amplia zona de servicios, guardería y primeros auxilios. Justo encima de toda esta zona encontramos las oficinas del personal y directivos del parque, con vistas directamente al mismo para tener controladas las instalaciones en cualquier momento del día.
En nuestra ruta en dirección a la zona más alta del parque nos encontraremos con uno de los reclamos más interesantes o por lo menos de los más pubicitados, se trata de Spökhuset, o lo que es lo mismo, un walktrough con actores reales a través de un laberíntico edificio repleto de salas dedicadas al terror y la angustia del visitante:
Os he de confesar que este tipo de atracciones no suelen ser demasiado de mi agrado (y menos todavía si se trata de un walktrough con actores reales) por lo que aunque venía incluido con la pulsera que adquirí al entrar al parque, decidí no entrar y probar este pasaje. Pero por las reviews que he podido leer desde entonces cada vez me queda más claro de que se trata de algo parecido al Hotel Krüger de Tibidabo.
Justo frente a Spökhuset, casi acariciando la fachada de la casa encantada, encontramos otro de los puntos eternamente fotografiados y es que aquí aparece en escena Kvasten, una de las coasters menos conocidas del parque pero, a la vez, una de las más bonitas estéticamente hablando:
Las hélices, curvas peraltadas y cruces que ofrece esta coaster, pese a ser terriblemente familiar, son muy bonitos a la vista y cada vez que el tren pasa a apenas un par de metros de distancia de nuestras cabezas no se puede evitar la sorpresa y el asombro. En la tercera parte del análisis hablaré de ella, pero os puedo asegurar que es un buen partido para cualquier parque, un buen credit familiar camino de la intensidad propia de sus hermanas mayores las invertidas con inversiones (valga la redundancia).
Si os fijáis, justo detrás de esta hélice encontramos un curioso cúmulo de restaurantes de diversa índole: Ben & Jerry's Glassbar (una heladería clásica con la conocida franquícia de helados), el Grant's Tree Bar (un bar-snack de reciente apertura esta misma temporada que ofrece pequeños picoteos y refrescos) y el Kaskad (donde podemos encontrar comida a la carta servida en mesas y con un segundo piso con vistas a la parte trasera del parque y al mar).
Si superamos todo este conglomerado de soportes, vías, restaurantes, mesas y demás iremos a parar a la zona superior del parque, allí donde nuestros pasos ya no pueden continuar más porque se encuentra la basta extensión de agua que rodea la isla donde se sitúa Gröna Lund.
Aquí se extiende un largo y agradecido muelle de madera, muy similar a los que encontrábamos en los clásicos piers o bays americanos de principios del siglo pasado. Un lugar donde, como podéis observar, los visitantes del parque se sientan, descansan y relajan para poder entrar de nuevo al interior del parque y seguir disfrutando de sus credits o rides favoritas.
Como podéis observar, las vistas aquí son totalmente privilegiadas y bien vale la pena tomar asiento y respirar hondo durante unos cinco minutos:
Vale la pena observar que, con el mar de frente, a nuestra izquierda todavía se abre paso un pequeño muelle flotante de madera (bueno, pequeño es un decir porque en realidad tiene la extensión suficiente como para albergar una ride entera). En este apéndice artificial del parque encontramos Bläckfisken, la spin-ride típica inspirada en un pulpo y que en la mayoría de parques encontramos bajo el nombre de Octopus o Kraken.
Aunque en realidad la ride no tiene encanto alguno (es más, si por mi fuera la anularía totalmente del mapa) lo interesante aquí es pasar a la península de madera y notar como oscila totalmente a merced del mar, únicamente sujeta por un enorme brazo móvil que hace las veces de puente de acceso.
Conglomerado de emociones
Otro tramo más en nuestro viaje de descubrimiento, otro mapa aclaratorio más:
En esta ocasión bordeamos el parque a través de la pasarela marítima anteriormente mencionada, pero nos vamos a parar en un pequeño hueco que se abre paso entre la marabunta de soportes de Kvasten, Twister y Jetline. Si nos sumergimos de lleno en este vial a modo de nudo nos econtrarmos, a varios metros de altura, semejante criatura monstruosa:
Se trata del bicho que nos da la bienvenida a Blå Tåget, la novedad escondida del pasado 2011 (y es que Gröna Lund no sólo sorprendió a medio mundo con Twister, sino que también se encargó de construir esta maravilla justo en el interior de los bajos de la woodie).
Los amantes de las clásicas dark-rides de terror para toda la família (sin grandes sobresaltos y con una ambientación oscura) están de enhorabuena, Blå Tåget es perfecta. Es más, yo diría que es de las mejores dark-rides de esta temática que he podido riddear jamás.
Repleta de efectos sorprendentes (el mismo tren tiene un motor vibrador que en varias ocasiones y al paso por distintos efectos sonoros, de luz y de humo, hace creer al viajero que se está electrocutando), lo más espeluznante del asunto es tener en cuenta que toda la maraña de pasillos, pasajes, túneles y salas que contiene esta dark-ride pasan justo por debajo de Twister, todavía no se muy bien de qué manera pero lo cierto es que lo hacen.
Una vez salidos de esta curiosa y totalmente recomendable dark-ride volveremos a tomar el camino de la pasarela de madera que bordea el parque hasta llegar a la esquina superior del mismo (si echáis un vistazo al mapa, arriba a la derecha). Las vistas aquí, sobretodo a partir de última hora del día, son impresionantes. Tened en cuenta que cuanto tomé esta fotografía eran aproximadamente las 22:30 de la noche. Y es que en Suecia los horarios nocturnos y diurnos son un poco confusos ya que no se hace de noche hasta prácticamente las 00:00h de la noche.
La protagonista sin duda de esta parte del parque ha pasado a ser, indiscutiblemente, Twister y su telaraña de soportes metálicos de color blanco. Pero también podemos encontrar, con vistas a la bahía, una buena selección de casitas con juegos de feria y una impresionante crêperie que os ofrecerá un buen bocado si habéis acabado de riddear la impresionante woodie híbrida de Gravity Group. Más adelante, en la tercera entrada de análisis, os hablaré con detalle de Twister así que permaneced atentos y atentas al blog.
Si continuamos este relajante paseo por el perímetro exterior del parque encontraremos otro de los puntos fotogénicos y visibles desde el exterior del mismo, se trata de Kättingflygaren (el nombre se las trae), que vendría a ser las sillas voladoras de toda la vida:
Con la particularidad de que estas se encuentran, como sucedía con la ride del pulpo, en un muelle individual y anexo a la estructura principal del parque. Por lo que la sensación de volar y de que en cualquier momento te vas a ir al agua es permanente, pero a la vez la frescura de la brisa marina y el aroma a mar te transporta y hechiza totalmente. Una ride muy recomendable e icónica, prácticamente imprescindible para el visitante novato.
Justo a nuestra derecha, en el punto divisorio entre este palpitante corazón repleto de coasters y la zona de paseo y restauración que analicé en la primera parte, encontramos otra enorme torre que se eleva decenas de metros por encima de nuestras cabezas:
En esta ocasión es Katapulten, que como su propio nombre indica nos catapultará desde el nivel más bajo hasta su cumbre a una más que sensible velocidad, produciéndonos el clásico efecto de airtime al llegar a sus últimos metros de altura y con la consiguiente bajada, algo free-fall. Los depósitos de aire comprimido de S&S juegan su mejor papel en una ride que ya se cuenta por decenas en todo el mundo, pero que en un parque tan reducido como es Gröna Lund añaden un encanto más, el de poder ver al detalle este pequeño hormiguero repleto de calles, vías y rides entrecruzadas.
Oldschool de calidad con la reina Jetline
Enfilamos ya la recta final de esta segunda parte de visita al parque sueco y, cómo no, echaremos un último vistazo para ver hacia dónde nos va a llevar este último tramo de paseo:
Si avanzamos por esta especie de boulevard ambientado en los EEUU de los años 60 (con una especie de theming parecido al de una calle real, con asfalto y farolas incluídas) encontraremos una serie de edificios y elementos ordenados perfectamente.
A nuestra izquierda tenemos la estación de carga de Jetline, ambientada en una especie de autobús de transporte de aluminio, típico del theming anteriormente nombrado:
Vale la pena indicar que este theming ha sido otorgado muy recientemente y es una maniobra magistral del parque con la intención de dar a conocer o elevar el valor histórico de una coaster tan bien construida como es este modelo de Schwarzkopf, clónico totalmente del que ya encontramos a muchos kilómetros de aquí, concretamente en Camelot ThemePark (Inglaterra) bajo el nombre de Knightmare, con la particularidad de que en esta ocasión este credit es de color azul y contiene varios túneles a lo largo de todo el layout. Ya os hablaré en la siguiente entrada de mi querida Jetline.
A nuestra derecha, justo tras pasar la salida de Twister, encontramos Lyckopäsen, que es una galería cubierta repleta de juegos y arcades y que va a parar, atravesando por completo el edificio, a las puertas de Kvasten y de Blå Tåget. Pero no contentos con ello todavía tienen el valor de incluir en un segundo piso Rock-Jet, una spin-ride parecida al Tilt-a-Wirl americano sólo que con cabinas con rotación controlada. Laberíntico, ¿verdad?
Pero cuando realmente empezaréis a alucinar es el momento en el que alcéis vuestras cabezas ya que pronto nos veremos rodeados por completo de layouts y más layouts, elementos de coasters entrecruzados, vagonetas que pasan cerca de nosotros o trenes de coaster que surcan a toda velocidad el skyline. A un lado un triple cruce entre el drop y varias curvas de Twister, la vuelta de la curva peraltada de Jetline y un par de primeras curvas elevadas de Vilda Musen:
Y al otro lado el imponente drop de Jetline, las curvas cerradísimas de la wild mouse de Gerstlauer y, de fondo, la torre de Fritt Fall y Fritt Fall Tilt:
Uno de esos puntos donde, sinceramente, uno se tiene que recoger la mandíbula porque hace ya tiempo que se le ha desencajado del asombro que produce ver tantísimo credit bueno a menos de 10 metros de distancia. ¡Es todo un paraíso en miniatura!
Ya nos acercamos de nuevo a la plaza central del parque, donde está situado el enorme escenario, para empezar a despedirnos de este impresionante recinto de ocio que nos ha hecho disfrutar tantísimo durante largas horas. Vale la pena tomar el apunte de la presencia en toda esta red intrincada de elementos de metal, de una enorme y vistosa flat, deseada por muchos en tierras españolas, un top scan llamado Extreme:
Con un ciclo bastante alimentado, pero con cierta carencia de intensidad, me recordó muchísimo a Samurai, el top scan de Thorpe Park, ofreciendo no más de 3 o 4 inversiones y sirviéndose, para la espectacularidad del ciclo, de música machacona a lo largo de todo el tiempo en el que somos elevados y girados sin cesar.
El apunte final
Gröna Lund es impresionante. Puedes haber visitado decenas de parques con anterioridad que Gröna Lund seguirá ofreciéndote la sorpresa de la majestuosidad de sus fieras estructuras de acero y madera allá por donde vayas.
Yo lo definiría como la mezcla perfecta de Blackpool Pleasure Beach y Thorpe Park, un parque de atracciones en estado puro que bebe de pinceladas de época como ocurre hoy en día con Luna Park en Brooklyn. Un parque con muchísimo encanto debido a su situación geográfica (prácticamente rodeado de mar y con largas y amplias vistas panorámicas de costa) y con muchísimo potencial para expansión (justo al lado de la zona alta, frente a Kvasten, se supone que hay una península que debe ser ocupada progresivamente por futuras ampliaciones del parque).
Un parque que es capaz de transportarte y dejarte atónito ante la lucidez de sus gestores a la hora de encajar, pieza a pieza, todas las partes de este intrincado puzzle para levantar allí donde no parece posible toda una coaster o una ride año tras año.
El ingenio a la hora de hacer caber Twister y Blå Tåget en un mismo espacio me parece una de las cosas más espectaculares que jamás he visto en un parque de atracciones, llegándote a preguntar cómo puede ser que el layout de la woodie pueda hacer un recorrido tan largo con tan poco espacio o que justo bajo ese layout haya toda una red de túneles de dark-ride. Algo absolutamente alucinante.
Pese a que desde que llegué de mi expedición por tierras suecas he defendido a capa y espada el poder y la calidad de Liseberg frente a Gröna Lund, lo cierto es que este último guarda mucho encanto, muchísimo hechizo que, elaborando esta retrospectiva analítica me he dado cuenta de que quizás no había valorado lo suficiente. ¡Envidio tanto a los suecos ahora mismo!
Gröna Lund merece la pena ser visitado siempre que paséis por Estocolmo porque no sólo os ofrecerá las emociones de sus coasters o sus rides agolpadas en un diminuto espacio, sino que os ofrecerá hermosas vistas de la ciudad, una suculenta oferta gastronómica, espectáculos a pie de calle y el aroma inconfundible de aquellos parques de atracciones que embaucaron a nuestros abuelos y bisabuelos muchas décadas atrás.
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Y hasta aquí la segunda parte de análisis de Gröna Lund, donde hemos podido conocer el resto de rincones que componen este complejo mosaico de ocio.
Vale la pena recordar que hay una tercera entrada en construcción desde ya mismo, que dedicaré por completo a los 7 credits que alimentan esta pequeña isla de diversión, con sus respectivos point-of-view y una carga extra de fotografías a todo detalle.
El tema de Gröna Lund tiene todavía cuerda aquí, en Bloggercoaster. ¡No os lo perdáis!
Great pictures! Grona Lund looks like a very cool park - even better than Indiana Beach here is the states.
ResponderEliminarIndiana Beach! I love that park! It's a "must do" in my checklist... maybe in a future USA tour I will check it! Thanks for your comment ;)
EliminarLa verdad es que este parque tiene que ser una pasada. Nunca deja de sorprender. De hecho, cuando dijeron "vamos a poner una woodie" todo el mundo decia "donde? no hay sitio?" y no obstante la encajaron a la perfeccion. Ahora se rumorea que quieren poner coaster de B&M. Yo, sinceramente, me lo creo. No se donde la pondran, pero seguro que ya le han buscado sitio abrazada por sus hermanas de GCI, Gerstlauer y Schwarzkpoff entre otras.
ResponderEliminarHe de confesar que durante mi visita ya iba con el "chip" de la B&M en mente y, como bien sabes, me puse a buscar huecos que es algo que suelo hacer en visitas a parques. Creo o intuyo que ya se dónde harían caber la B&M en caso de querer incrustarla. Justo la parte trasera de Insane, eliminando edificios de juegos y ferias o cargándose los coches de choque (a los que no les vi demasiado brillo en cuanto a attendance) ofrecería un rincón para meter una versión ultra-compacta de una floorless, una dive o incluso una invertida. Eso y los malabares que suele hacer B&M con los soportes creo que podrían significar la octava coaster para el parque. Lo que es seguro es que sea como sea, será toda una maravilla de la ingeniería.
Eliminar¡Genial entrada Jivo, como siempre! Gröna Lund pinta genial... Me recuerda mucho a Blackpool Pleasure Beach, me encantan los parques Roller Coaster Tycoon jeje... Me encantaría visitarlo algún día :)
ResponderEliminarPD: Preciosa la última foto...