Si algo queda claro cuando alguien se apunta al RollerCoaster Team e insistimos una y otra vez en ello es que el RCT es, ante todo, una hermandad. Nuestros viajes van más allá de que un grupo de freaks vuelen centenares o miles de kilómetros en busca de parques por unos días y se convierten en toda una litúrgia que hay que seguir y respetar prácticamente al pie de la letra para así favorecer a que todo salga perfecto y hayan los mínimos problemas posibles.
Dentro de esta especie de reglamento hay un sinfín de pasos a seguir: la compra de la camiseta conjunta, la creación de un Dossier de Ataque, la asistencia a una serie de reuniones básicas para montar el proyecto, la llegada al primer hotel con su consiguiente cena conmemorativa o, como vamos a ver hoy a través de la foto de la semana, la "noche de las cervezas".
Este pequeño evento tradicional se puede situar en cualquier noche del viaje, sin importar exactamente si es martes, viernes o domingo, pero con la única condición de que el elemento común deben ser unas buenas cervezas, una amena charla freak y compartir conocimientos y experiencias de lo vivido ya en el viaje.
Este año la noche de cervezas coincidió con nuestra estancia en Holanda la noche antes de partir en dirección a Bobbejaanland y estuvimos presentes Jagones, Ciriliox, Kivy, Calle y servidor. Oriolat, el sexto integrante del grupo, había acabado de despegar desde Schipol regresando a Barcelona. Así pues llevábamos tres jornadas de viaje (dos y media en realidad) y ya habíamos pasado por Walibi Holland y por Efteling, motivo suficiente para desear totalmente un buen birreo colectivo.
El hotel donde nos alejábamos esa noche (Het Witte Paard, en Etten-Leur) tenía justo al lado de recepción un pequeño y acogedor pub muy al estilo inglés (todo madera oscura) donde ofrecían cerveza de la tierra a un precio más o menos razonable, por lo que no dudamos en pedir unas buenas jarras, sacar material cosechado en nuestra travesía y compartir las experiencias vividas hasta el momento, además de planificar el resto del viaje con más calma.
Uno de esos pequeños momentos, quizás de una hora de duración, no mucho más, en los que la hermandad del RollerCoaster Team se hace más real si cabe. Donde da igual quién seas, de dónde vengas o a qué te dediques ya que, durante esos instantes, eres un miembro más de la hermandad y estás ahí para hablar de parques y beber una rica cerveza.
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Anteriores fotos de la semana:
- #1 Los Skate Karts de Lightwater Valley
- #2 El parking de carritos en Efteling
- #3 El bar Coasters de Blackpool
- #4 El caballo cortado de Duinrell
- #5 Mesas-papelera en Phantasialand
- #6 Silverstar desde la ventana
- #7 Souvenirs de Heide Park
- #8 Cortadora de patatas chips en Hershey Park
- #9 La Zodiac de Vliegende Hollander
- #10 Las conchas de Grand Canyon Rapids
- #11 Fiesta en Monchengladbach
- #12 El "alfarero" de Europa Park
- #13 La pala mecánica de Lakemont Park
- #14 La iglesia de Mirabilandia
- #15 El flume giratorio de Toverland
- #16 El Burger King de Chessington
- #17 Riddeando Wodan con Clair Hain Jr.
- #18 La ride de los barriles en Tripsdrill
- #19 La peor dark ride del mundo
- #20 Bebedero de perros en Heide-Park
- #21 El King Kong de Le Pal
- #22 Wildcat en Cedar Point
- #23
REvolution en Bobbejaanland - #24 La máquina de hacer airtimes en Gröna Lund
Los momentos birreo son miticos, asi como el clasico desayuno de gasolinera (este año MUY afianzado) en que despertamos el hambre de parques y lo saciamos con donuts, bocadillos, red bull y otros engordantes de bajo coste.
ResponderEliminarNo solo la noche de birras es un momento magico en el RCT. Cualquiera de las cenas previas son igual o mas especiales que las que se dan en el viaje :)