sábado, 25 de agosto de 2012

Viaje al mundo de Miniatur Wunderland (3)


Desde hace ya unos días vengo hablandoos de las maravillas que esconde en su interior Miniatur Wunderland, uno de los museos más fascinantes, entretenidos y divertidos que podéis encontrar en el continente a día de hoy y una visita obligada si os encontráis cerca de la ciudad de Hamburgo.


En varias entradas os he explicado distintos países o secciones representadas en la gran maqueta del museo de reproducciones a escala, pero por si andáis un poco perdidos o perdidas, os enlazo a continuación las dos entradas publicadas hasta el momento:
Hasta ahora hemos visto las dos áreas más nuevas del museo, repletas de detalles técnicos, logros de ingeniería en cuestión de miniaturas y horas y horas de montaje y preparación de cara al gran público.

Hoy, en Bloggercoaster, os ofrezco un vistazo rápido a las pequeñas áreas que vieron nacer el museo ahora hace ya 12 años, 3 áreas totalmente mezcladas correspondientes a la zona de Austria/Alpes, Harz y Knuffingen.


HARZ, AUSTRIA y KNUFFINGEN
El origen del museo

Siempre que uno contempla una maravilla real y viva como es Miniatur Wunderland se pregunta: ¿Dónde están los orígenes?¿Dónde comenzó todo?


Probablemente la explicación más tangible y demostrable sea las dos enormes salas que contienen estas 3 maquetas (dos de ellas unidas formando una mayor), donde podemos encontrar lo que los hermanos Braun querían transmitir a la población de Hamburg que, en un principio, era el público potencial al que se enfrentaba el museo.


La elección de estas tres pequeñas zonas fue muy clara. Knuffingen (ciudad ficticia totalmente creada e inventada por el equipo artístico del museo) representa la perfección en cuanto a comunidades, etnias, barrios, servicios, etc., Harz representa la visión europea más típica de ciudades de interior y montaña y Austria/Alpes vendría a ser el punto de vista explorador y alpino que invitaba a la cara norte del país a visitar su faceta más sureña.


Colindante a Knuffingen Airport encontramos Knuffingen (como es natural). Con una extensión de 120 m2 y una forma que recuerda a una "m" minúscula, Knuffingen no sólo sirvió como lección para saber cómo distribuir ciudades, barriadas y distritos de forma lógica y ordenada, sino que también se convirtió en la primera maqueta del museo en ofrecer un circuito de coches con movimiento totalmente independiente.


El área tiene más de 300 metros de calles, carreteras y túneles por donde circulan sin parar 400 coches, camiones y furgonetas. Todo esto posible gracias a un sistema de posicionamiento y guía mediante imanes ocultos bajo las propias carreteras de la maqueta, un sensor situado en el morro del coche lo guía allá por donde la señal le manda.


De esta manera podemos ver como los coches de Knuffingen no sólo se mueven sin un raíl, sino que paran, se cruzan, aparcan o maniobran constantemente, de una manera muy realista. Además, para otorgar de más dinámica a la propia maqueta, cada cierto tiempo (entre 10 y 15 minutos) hay distintos puntos de la maqueta que de imprevisto se incendian, por lo que hace acto de presencia el cuerpo de bomberos de la ciudad, con varios efectivos, camiones y furgonetas que se desplazan rápidamente por las calles para permitir la extinción de las llamas.


Al lado de Knuffingen encontramos Harz, una maqueta casi circular por completo que deja un gran hueco en el centro para poder facilitar la observación en una panorámica de casi 360º. Harz está repleta de vías de alta velocidad, infraestructuras modernas, pasajes elevados o edificios importantes, combinada con la siempre agradable vista de las montañas que bordean la pared de la sala.


Su área es de 120m2 de manera similar a Knuffingen, además de compartir también el mismo sistema de coches movidos por sensores y electroimanes. Encontramos la particularidad en este área de localizar una enorme vía diagonal que representa la vía de alta velocidad alemana ICE y donde cada cierto tiempo veremos pasar el veloz tren bala alemán. Además encontramos también un precioso teatro semicircular repleto de espectadores, un platillo volante ciertamente inquietante y deportes de aventura tales como raffting o bungee jumping.


Finalmente Austria/Alpes, con una visión un poco diferente y más pequeña de las formaciones rocosas del centro de Europa, sus pequeños 60 m2 la convierten en una de las áreas más fáciles de observar pero, a su vez, le otorgan cierto encanto y espectacularidad a la visión que tendremos de pistas de esquí, poblaciones remotas en mitad de un valle o grandes puentes de hierro forjado en la época industrial que el país hace apenas 3 siglos.


Una enorme formación rocosa imitando el monte St. Wendelberg al entrar al área permite esconder con cierto sigilo un gigantesco cilindro en espiral que guarda el secreto de cambios de altura más bien guardado por el museo y lo muestra sin pudor alguno a todo aquél visitante que está interesado en el, cristal de seguridad mediante.

Estas tres áreas conforman pues lo que en un principio fue el núcleo principal del museo, sin apenas una instalación básica y con una inversión millonaria de horas de trabajo y tiempo que hicieron realidad, en un tiempo récord, el sueño de los hermanos Broun por meter parte del mundo en una pequeña botellita de cristal miniaturizada.

Detalles únicos de Miniatur Wunderland en Knuffingen, Harz y Austria

Realmente se nota (y mucho) que en un principio el detallismo extremo que Miniatur Wunderland ha ido adquiriendo con el tiempo no era una premisa. Sí que encontramos un sinfín de momentos curiosos, pero todo se distribuye de una manera más amplia, quizás diría que incluso cuesta más encontrar pequeñas historias que nos quieran contar con apenas unas cuantas figuritas y todo se trata más entorno al paisaje y a la situación.

Pero aún así, las áreas de Austria/Alpes, Harz y Knuffingen ofrecen muchos rincones donde echar un vistazo y que merecen ser nombrados. Como este, en mitad de una fiesta austriaca, con el jolgorio y la alegría la gente incluso celebra su festividad local tomando un licor típico con vacas. Sí sí, son 3 vacas ataviadas con sombreros y pamelas sorbiendo cada una una larga pajita...


En la transición entre Knuffingen Airport y Knuffingen, en el paso intermedio entre área y área, encontramos también varios cortes transversales en las montañas. En uno de ellos hay una cueva abandonada.... pero esperad, ¿está realmente abandonada? ¡No! En esta pequeña piscina natural hay un buzo investigando el fondo de la cavidad:


Uno de tantos paseos matutinos que, sin mayor relevancia, las monjas austriacas realizan cada día junto a sus pingüinos árticos. Todo normal:


Aqui una curiosidad técnica. Para superar las distintas alturas que tiene el recinto ya vimos en la entrada de Suiza como se había diseñado un ingenioso ascensor automatizado, pero no siempre ha sido así. Aquí vemos la mayor espiral de conexión de desniveles de todo el museo. Metida dentro de la montaña (y aprovechando el hueco) a través de esa espiral suben una media de entre 5 y 10 trenes siempre (a distinto nivel cada uno) y se redirigen a las distintas alturas que se quiera asignar a cada uno de ellos mediante cambios de aguja muy precisos controlados por ordenador:


La magnitud del detalle entra cuando, en esa misma espiral de subida, encontramos un mini-operario haciendo una revisión colgado en una cesta, a una altura más que digna (para él, para nosotros será apenas un metro):


En Suiza nos encontramos, por sorpresa, con Heidi y los suyos. Austria no iba a ser menos y en esta ocasión no vemos a los personajes, sino que la propia fauna del campo son los que ven la serie a través de una pantalla improvisada en la roca. Vacas, gallinas, cerdos y cabras comparten su afición:


Una casa destartalada, un bosque oscuro, una alhambrada, un visitante perdido y... ¡dos velociraprtores persiguiéndole! El ingrediente perfecto para cualquier película de terror y ciencia ficción se encuentra en este pequeño diorama, simpático a la par de escalofriante...


Vale la pena hacer un inciso aquí. Tema monjes. Miniatur Wunderland tiene ciertas obsesiones por algunos detalles que se van repitiendo a lo largo de tooodo el museo en distintas situaciones. Ya os comenté que están las bodas o, por ejemplo, las cigüeñas con un bebé en un fardo colgando del pico. Pues bien, hay uno de estos detalles que se repite muy enfermizamente a lo largo del museo, de tal manera que podemos encontrar decenas de ejemplos y este es los monjes.

Pero no se representan haciendo bondad y buenos actos. Parece que la crítica llega al parque también y vemos que los monjes son introducidos siempre en escaramuzas, artimañas, pillerías, como si en realidad fueran personajes pícaros que se dedican a buscar situaciones algo incómodas. Como esta, donde dos monjes se esconden tras un árbol para espiar como una alegre rubia de buen ver cierra el maletero de su deportivo, mostrando alguna de sus partes más nobles:


En esta fotografía tendréis que afilar un poco la vista. Se trata de un control de radar que la policía ha montado y en el que ha encontrado dos coches sospechosos. Uno de ellos contenía un señor medio desnudo, parecido a un acosador (más hacia la izquierda) y el otro contenía dos monjes (cómo no) que tratan de evadir su más que claro exceso de velocidad en carretera:


Y de nuevo otro caso con monjes pillos. En esta ocasión encontramos un buen pintor que trata de inmortalizar al óleo el desnudo de una modelo posando ante el verde paisaje. Y unos metros más allá, tras unas ramas... efectivamente, dos monjes "voyeurs":


Y para finalizar otra curiosidad del área. Casi todas las partes de la maqueta están divididas en pequeños módulos de distintas medidas, para hacer que la restauración, conservación y mantenimiento de la maqueta se pueda hacer más fácil y a diario. En las transiciones entre área y área el equipo técnico del museo nos regala la vista con alguno de los módulos que se colocan durante ciertas épocas del año y que son temporales, luego pasan a estar en estas vitrinas transitorias.

Es el caso, por ejemplo, de este módulo perteneciente a la pascua, con huevos, conejitos y animalillos de colores (aunque también lo hay de Halloween o de la fiesta nacional):


*****

Y hasta aquí esta nueva entrada, esta vez analizando 3 de las áreas más antiguas del museo, concretamente las 3 que hicieron posible su apertura y visita por parte de los hamburgueses y las... ¿hamburguesas?

Como siempre os recuerdo, si os interesa visualizar más fotografías sobre Miniatur Wunderland y sobre las áreas que voy analizando, podéis echar un vistazo a la galería de Facebook que estoy montando paralela a esta publicación (y de paso podéis darle al Me gusta para seguir las novedades del blog en la red social).

Lo cierto es que en estos 3 rincones se respira más paz, no hay tanto ajetreo como en las dos primeras áreas y se puede observar todo con relativa calma, sacar más fotografías, contemplar otro punto de vista diferente de los Alpes, etc.

¡Recordad que me quedan todavía 3 áreas más por analizar: Hamburgo, EEUU y Escandinavia!

3 comentarios:

  1. Un trabajo Impecable como siempre. A ver si cuando abran la Paramount aqui en Murcia nos vemos y trabajamos juntos en la review. Saludos!

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  2. Algunas de las escenas de Miniatur Wunderland parecen sacadas de la mente de alguien loco, muy MUY LOCO.... alguien capaz de imaginarse la MTV entrando a saludar al monstruo de Amstetten :)
    Genial entrada, como es habitual. El detalle que utilizas para analizar cada rincón del museo ayuda a imaginar la grandiosidad de este!

    Deseando leer las entradas que vienen

    Lau

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  3. Lo que más me sorprende de este museo es la calidad del paisajismo. Esas montañas, valles, rios, lagos, cumbres, campos, montes y cascadas llevan un trabajazo detrás de cada uno. Y lo sé por experiencia, que aunque no sean del mismo material, tamaño y calidad, las montañas de mi maqueta me están llevando muchas dificultades y trabajo. Lo suyo es pasión, lo mío es hobby. Mi pasión está en las coasters!

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