Hace unos días os comencé a explicar en una primera y completa entrada las características más básicas de un parque construido en este siglo, inaugurado en este siglo y, aparentemente, representativo de este nuevo siglo: Rainbow MagicLand, en el centro de Italia y a muy pocos kilómetros de la turística Roma.
Vimos su pomposo theming de más que dudosa calidad, su lamentable distribución de rides, su completamente hilarante programación de espectáculos, aunque también vimos una intencionalidad y un reparto de rides digno de un parque modesto, sí, pero próspero.
Hoy, en Bloggercoaster, continuo allí donde me quedé, a las puertas del vistoso Castello di Alfea cuyo interior, recordemos, alberga un teatro 4D con la película del Principito, la adaptación del clásico de Antoine de Saint Exupéry. ¡Continuamos nuestra ruta!
Surge justo en este punto un enorme shock (similar al del nombre de la coaster más conocida del parque) para el visitante. De repente las estructuras enormes, altivas, repletas de theming y con un montón de añadidos que le dan ese aspecto de majors clásicas desaparecen. De repente todo cambia de altura, todo empequeñece hasta llegar al minimalismo temático. Y lo más preocupante: estamos adentrándonos en Il Regno dei piccoli, la que es la zona kiddie del parque:
Un vistazo general al (pobre) skyline de Il Regno dei piccoli
Si algo sí se nota en la concepción de Rainbow MagicLand es que la fragmentación por edades o targets está ampliamente más definida que en la mayoría de parques que empezaron su andadura en los 70 o los 80, parques que por entonces apenas poseían un departamento de marketing para realizar cartelería y poco más. Con el paso de los años esos parques que invertían tanto en grandes novedades pronto se dieron cuenta de que había ciertos sectores necesarios para el parque con expectativas que no se cubrían todo lo que deberían cubrirse: los niños, las familias, los padres solteros, los ancianos, etc.
Rainbow MagicLand pretende nacer ya con este conocimiento adquirido y presenta, sobre el mapa, una distribución casi perfecta de rides y coasters que abarcan prácticamente toda la franja de edad de los posibles clientes: desde la más inocente ride kiddie, pasando por buenas coasters familiares y acabando en la desafiante Shock, de la que más adelante hablaremos.
Así pues, Il Regno dei piccoli es el abrazo del parque a todos los niños que, como es lógico, arrastrarán a los padres y sus sufridas carteras a este rincón del parque (el más alejado de la entrada, por cierto).
Lo malo es que parece que en algún momento el presupuesto parece que falló, la pretensión de lo espectacular, lo esperpéntico, desapareció para dar lugar a la plantación masiva de monolíticas rides infantiles, repletas eso sí de vistosos colores. Lo vais a poder comprobar mirando las fotografías, donde echaréis en falta toda esa cantidad ingente de theming que habíamos visto en anteriores ejemplos como Huntik 5D o Cagliostro.
La primera ride que nos encontramos al acceder a esta especie de reino de fantasía (dentro de un parque mágico) es esta:
Lo más curioso de toda esta amalgama de rides y coasters que se concentran en el área kiddie, es que el parque jamás hace mención de sus nombres o tipología en el mapa que libra al entrar al parque, por lo que deberéis estar delante de la misma ride para saber, por lo menos, su nombre. Así pues perdonadme, porque muchas rides por mucha memoria que tenga no os podré indicar sus nombres ya que en ningún momento los supe... ¡genial detalle Ranbow MagicLand!
Hecho este inciso, la ride acuática que veíamos en la fotografía de arriba, de la cual desconozco el nombre, es una versión barata y totalmente impersonal de los rápidos de toda la vida con el único aliciente de que es bastante compacta y divertida, aunque con una operativa que hizo que estuvieramos haciendo cola para ella durante más de media hora. ¡Más de media hora!
Justo al lado de la ride acuática para toda la familia encontramos el tercer credit del parque, Bruco:
Como el resto de credits del parque, me encargaré de analizar esta simpática wacky worm en la siguiente entrada que publicaré en el blog, pero puedo aseguraros que tampoco hay mucho de qué hablar, una clásica entre las clásicas que, sin embargo, ni desentona ni desfavorece el entorno. Puede parecer la típica coaster de parque pequeño y sin calidad, pero estando en este área tan despoblada y desértica, Bruco se convierte en una defensa más de esta pobre zona.
La zona kiddie se completa con un sinfín de las ya conocidas y más que vistas rides clásicas que todo-parque-debe-tener: una mini noria, unas tazas giratorias (spin ride), una rockin' tug en versión araña (fuera de servicio ese mismo día):
Out of order (de hecho creo que se intuye el técnico que estaba arreglándola debajo de ella).
Encontramos también unas sillas voladoras, unos coches de choque en miniatura, una torre de caida controlada (similar a las dos que encontramos en Sésamo Aventura) y un par de spin rides presenciales de escaso valor, además de una inquietante macro-zona de mojado para niños con el espíritu de las Polaretti que vimos en la entrada anterior, pero hecho a lo grande, en forma de plaza con iglús y fuentes que danzan y mojan a quien se atreva a pasar por la zona:
Algo así como el reino del corchopán, las humedades y las infecciones repletas de mosquitos.
Todo ello nos hace pensar rápidamente en que esta zona del parque es un pelotazo, probablemente patrocinado por SBF Visa Group, Zamperla, Giovanola o cualquiera de las empresas que rodean geográficamente al parque y que realmente el buen gusto por la distribución y la selección aquí ha perdido totalmente el norte para dejar paso al relleno puro y duro.
Un ejemplo gráfico claro. Si os encontráis en este área del parque rápidamente veréis que preside las vistas, en el centro del lugar, un enorme edificio de vistosos colores y dimensiones realmente importantes. Por un momento pensaréis que se trata de una dark ride, de un walktrough tematizado en forma de bosquecillo de hadas o incluso de otro pabellón con espectáculo incluído:
¡Yay! ¿La heladería más grande del mundo?
Nada más lejos de la realidad amigos y amigas. Este enorme edificio alberga ¡una heladería! Así como lo leéis. Una simple y llana heladería. De hecho si accedéis al edificio por dentro está totalmente hueco, con un par de simples murales de vistosas pinturas pastel y, al fondo, de manera tímida y discreta, un pequeño puesto de helados con carteles y un montón de variedades de manjar dulce para elegir.
La ironía del tema (si ya de por sí no la tiene) es que justo delante del edificio encontramos una especie de terraza con un montón de mesas y toldos repartidos de manera aleatoria por el lugar. Por si dentro nos quedamos apretados, poder disfrutar del helado fuera. Realmente ridículo.
La auténtica magia hace acto de presencia
Pero no todo van a ser comentarios negativos (bueno, respecto a este quiero y no puedo de zona kiddie sí), ya que en apenas unos 200 metros de recorrido nos encontraremos con una de esas curiosidades que le añaden cierto encanto a un parque, pese a tratarse de una anécdota sin importancia apenas. Se trata de Maison Houdini:
Por momentos me recuerda a Phantom Manor, de Disneyland Park, ¡pero se trata de Maison Houdini!
Lo que véis en la fotografía es un edificio de considerables dimensiones y estética más bien barroca, con una zona de colas en la parte delantera (el clásico laberinto de barreras metálicas). Podría parecer que en el interior de este edificio encontraremos una madhouse típica (más todavía teniendo en cuenta que en Six Flags Great Adventure hay ya una con un nombre similar) pero no es así. O sí... pero no.
Me explico. Si alguna vez habéis podido riddear una madhouse sabréis que la estructura de estas rides es muy simple: un acceso a una gran sala pre-show donde, posteriormente, accedemos a una sala con dos pasillos con asientos y viajeros frente a frente, se cierran las puertas, acontece el "show" y una vez finalizado se sale por el otro extremo de los pasillos al aire libre.
Maison Houdini no funciona exactamente así. Lo primero que hacemos, ciertamente, es acceder a una sala con pre-show (aunque más que pre-show me atrevería a decir que es bajar la intensidad de las luces, encender aleatoriamente una luz roja y una verde y poner una voz en off que explica una historia en italiano. Una vez acaba la historia accedemos por un pasillo a lo que parece que será la estructura principal de la madhouse pero, de repente:
El techo del ascensor poco a poco se hace más y más pequeño. El olor a humedad cada vez más y más grande.
Nos embarcamos en un ascensor (algo claustrofóbico) que nos baja a unos 20 metros de altura. Lo que veis en la fotografía es lo que se puede captar en dicho ascensor mientras bajamos. Una vez llegamos abajo efectivamente accedemos a la gran sala propiamente dicha de la madhouse, tematizada en relojes y trucos de magia:
Tras vivir la experiencia y sensación de todas y absolutamente cada una de las madhouses que hay en todo el mundo, salimos por el otro extremo del pasillo y volvemos a encontrarnos con un enorme ascensor que nos devuelve a otro gran edificio, similar al de la entrada. Desde allí saldremos a la superficie:
Observad en la fotografía, una vez salimos pasamos por encima de una enorme placa de cemento que es la que cubre absolutamente toda la ride.
Maison Houdini es, en resumen, una reinvención bastante inútil, cabe decir, de las madhouse que conocíamos hasta ahora. Lejos de ser un despropósito y una inversión desmesurada como puede ser la que contiene Parc Astérix, por ejemplo, Maison Houdini es el añadido que un parque de calidad tendría si invirtiera en una ride de este tipo, pero que inexplicablemente lo encuentras en Rainbow MagicLand.
En resumen: pese a que la ride es buena y la experiencia única, no deja de ser malgastar dinero allí donde se podría haber invertido en, por ejemplo, tematizar mucho más la zona kiddie y otorgarle un espíritu algo más infantil y fantasioso, en vez de ser un amasijo de hierros y rides mezcladas sin ton ni son.
El último paseo
Una vez abandonamos la zona derecha del parque nos adentramos en el último punto de visita, totalmente inconexo con el resto y ya con una desbandada temática absoluta. En este punto he de confesar que desconozco por completo cuál era el theming (si lo había) del área. Sólo se que todo estaba muy separado entre sí y me recordaba peligrosamente a esa distribución totalmente aleatoria que encontramos en parques como Terra Mítica.
Paseando por este lugar hallamos el cuarto credit del parque, Bombo:
Del cual de nuevo recuerdo que hablaré con más detalles en la próxima entrada del blog, pero que os puedo adelantar que es una muy buena sorpresa, mucho más elaborada y atractiva de lo que pensaba que encontraría. Pese a que lo pueda parecer, Bombo no es Tami-Tami, es mejor.
Siguiente parada a través del horror de la fantasía inconexa, Planeta Winx:
Abróchense los cinturones porque vienen curvas. La idea es buena: crear una dark ride con un sistema novedoso de raíles suspendidos parecido al de Droomvlucht (Efteling), una temática atractiva en forma de mundos lejanos de aventuras y fantasía como Droomvlucht, hadas y seres mitológicos del bosque como en Droomvlucht,... pero no es Droomvlucht. Ni mucho menos. De hecho si nos dispusiéramos a otorgar una nota del 1 al 10 Droomvlucht probablemente rozaría la perfección con un 9 y Planeta Winx tendría que sudar la gota gorda para llegar incluso a puntuar:
Le tenía muchas ganas a esta dark ride y confieso que fué un hype totalmente injustificado.
El concepto es una enorme maqueta desproporcionada (no esperéis nada admirable más allá de flores, árboles y setas gigantes), sin movimiento (no existe animatronic alguno en esta ride, ni siquiera uno) y sobretodo saltándose una de las normas no escritas sobre este tipo de rides: no contiene una musiquita pegadiza que haga que salgas de la ride tarareándola hasta el fin de tu existencia. De hecho hay partes de la ride que las haces en el más inquietante de los vacíos silencios sonoros.
Planeta Winx es posiblemente el quiero y no puedo más desgraciado del parque, el hijo bastardo de las dark rides que apenas os servirá para descansar las maltrechas piernas después de completar la larga media hora de cola que comeréis en sus impersonales laberintos de vallas metálicas y cordones elásticos que se encuentran justo antes de acceder. Si vais apurados o apuradas de tiempo creedme, os podéis saltar perfectamente Planeta Winx porque es una pérdida de tiempo enorme.
Justo tras Planeta Winx se alza otra de esas rides distintivas para cualquier parque y que en Rainbow MagicLand me da la ligera sensación de que ha sido obviada y menospreciada hasta el punto de que nosotros, pese a tener todo el día para riddearla, finalmente tuvimos que abandonar el parque sin poderla catar. Se trata de L'Isola Volante:
Una pagoda de las que sorprendentemente podemos ver muy pocas en el mundo (ahora mismo me viene a la cabeza la más famosa de todas ellas en Efteling, Holanda). Me habría gustado, francamente, poder sacar buenas panorámicas desde la cumbre voladora de esta compleja ride pero la operativa del parque fue tan lamentable que cuando llegamos a este rincón del recinto el tiempo se nos había agotado por completo, por sorprendente que parezca.
Y como podréis adivinar, cuando llegamos a este punto del parque completamos el círculo estructural de viales y accesos, por lo que llegamos a la majestuosa y única Shock:
A la cual he decidido dedicar una entrada por completo ya que me pareció, junto con Huntik 5D, la gran estrella y estandarte del parque temático italiano. Así pues más adelante publicaré una entrada analizando, como ya he hecho en otras ocasiones, Shock. Su estructura, su layout, sus colas, su operativa... ¡todo!
Los 5 talones de Aquiles
Llegados a este punto el parque está visto al completo, con todas las rides y características que lo integran vistas en forma de fotografía. Pero no quería acabar esta entrada sin nombrar 5 puntos, 5 ingredientes, 5 enormes y substanciales fallos que tiene el parque y que podrían resumir bien las carencias que el recinto ofrece a un anonadado visitante hambriento de calidad y que, por desgracia, se marcha del parque con más hambre que satisfacción.
Como la entrada está ya adquiriendo a estas alturas un tamaño considerable, he decidido resumiros los puntos en forma de listado:
1. Operativa nefasta
Parece mentira que el parque italiano tenga en sus manos un catálogo completo de más de 30 rides con operativas, en ocasiones, la mar de sencillas. El hecho de que podamos adquirir un ticket "express" que sirve para acceder a TODAS las rides del parque (y recalco lo de todas, porque hablamos incluso de las kiddies) saltándonos las colas o el hecho de que las colas más largas del parque estén señalizadas con carteles de hasta 3 horas de cola indica que Rainbow MagicLand nos va a dar problemas si el attendance del parque es mínimo, como pude encontrarme en mi reciente visita.
La estación de carga de Shock muestra la pobre operativa de carga: 2 trenes cargándose a la vez...
Un ejemplo claro: Shock es la major del parque, la coaster a la que todo el mundo quiere subir por lo menos una vez al día. Siendo así y con ese conocimiento, el parque dispone de 6 trenes con 6 plazas por tren para dar cabida a todo ese attendance. ¿Sabéis cuántos trenes estuvieron rodando durante todo el día? Dos. Y hablo de todo el día, desde las 10 de la mañana hasta las 6 de la tarde. Dos únicos trenes que hacían que la coaster tuviese picos de hasta hora y media de espera, si no más.
2. Urbanismo gigante
Os lo he comentado ya en algunos puntos, Rainbow MagicLand es un pelotazo urbanístico, un despropósito de cemento y grandes estructuras que, para el attendance total diario, se queda por completo en una enorme ratonera repleta de edificios vacíos o huecos.
Observad sino esta fotografía sacada en el interior de uno de estos edificios:
Espacio enorme que podría estar repleto de mesas y sillas pero que, como apenas hay clientela, está relleno de manera ridícula con 4 mesas y sin ni siquiera un taburete o una triste silla. Al fondo, en la pared, una colección de neveras y estanterías con el producto que quieras comprar. ¿El resto? Espacio de paseo. Podríamos plantearnos realizar carreras de superdeportivos italianos en el interior de este bar.
Y esta es una prima que se repite en absolutamente todo el parque: enormes extensiones de cemento visto, enormes pabellones tapados con gigantes elementos temáticos, enormes superfícies de césped o agua o ya ni eso: simple y llano espacio desértico con apenas un par de arbustos para hacer ver que por lo menos hay algo allí.
3. Theming de porexpan
Así es como denomina cierto sector crítico a esta extraña y barata técnica de theming que consistiría en realizar enormes figuras de poliestireno expandido (porexpan, el clásico plástico de bolitas con el que vienen embalados nuestros electrodomésticos) y recubrir dichas figuras con una fina capa de cemento o fibra de vidrio, consiguiendo elementos temáticos de gran tamaño pero gastando la mínima cantidad de materiales, ahorrando en el proceso una significativa cantidad de dinero.
El corchopán es un dogma en los parques italianos (y como hemos podido ver en Shambhala o Sésamo Aventura, es ya una tradición exportable). Pero pese a que pueda parecer atractivo por su bajo coste, a la larga es un sistema repleto de fallos, errores y un mantenimiento que se antoja realmente caro, ya que rápidamente el theming hecho con porexpan sufre de agujeros, deformaciones, derrumbes o humedades incontrolables. Como podéis ver en la siguiente fotografía, es muy fácil agujerear una pared de porexpan:
Y si queréis un ejemplo más claro, visitad el enorme Buda que encontraréis en las inmediaciones de Shambhala en PortAventura. Aquellos agujeros blancos de los que emanan pequeñas bolitas de plástico blanco son la muestra de que el porexpan no puede soportar el paso ni tan siquiera de una sola temporada en un parque.
4. Servicios medievales
Posiblemente el intento del parque por trasladarnos a un mundo mágico repleto de hadas, culturas ancestrales o aventuras de ciencia ficción no sea un éxito, pero lo que es realizar un viaje a la Edad Media de los lavabos para llegar a sentirte algo ligeramente evolucionado a una bestia, en eso el parque consigue un enorme éxito. Mirad sino los lavabos que podemos encontrar en todo el parque:
Y es que no, no os pongáis a buscar tazas de cerámica para poder descansar nuestro maltrecho y cansado trasero mientras realizamos nuestras necesidades (todas ellas), lo que deberéis hacer en Rainbow Magicland es agacharos, poneros en cuclillas (dependiendo del tipo de deposición que vayáis a realizar) y proceder.
¿Ventajas de este sistema? Dejadme que dude si apenas hay alguna. ¿Desventajas? Higiene dudosa, suciedad, malos olores y la sensación general de que al parque le importa un bledo tu comodidad en momentos como los de visitar el servicio.
5. Espectáculos deprimentes
Ha quedado claro ya, como cuando os comenté la dudosa calidad de Gattobaleno e la spada magica, que la disposición de grandes espectáculos en Rainbow MagicLand no vendría a ser, precisamente, de categoría. Encontramos todos y cada uno de los espectáculos más destacados que podemos encontrar en los más grandes parques de toda Europa: gladiadores romanos, espectáculos de danza, musicales en teatro, cabalgatas de bienvenida y despedida, un stunt-show con coches y piruetas acrobáticas o un espectáculo de danza acuática y trampolines.
La cabalgata de despedida de la jornada, tres carrozas y una docena de alegres bailarines...
¿Véis en toda esa lista algún tipo de nexo común? Exacto, se tratan de intentos de copias de shows como los de lucha medieval en Europa Park, danza y musicales como PortAventura, cabalgatas de bienvenida y despedida como en Disneyland Park, stunt-shows como en Mirabilandia o danza acuática y trampolines como en Europa Park.
Un popurrí triste y sin argumento alguno, un saco sin fondo donde ir metiendo espectáculos que, porque triunfen en otros parques con mucha más categoría que este, no quiere decir que vayan a triunfar aquí. Y es lo que ocurre, que finalmente todo pierde fuelle y te encuentras ante actores, actrices, cantantes o malabaristas que estarían mil veces más agusto si trabajasen en espectáculos hechos a su medida, no a medida de un coordinador de espectáculos con aspiraciones megalómanas.
¿Y a favor?
Francamente, me es bastante difícil destacar tantos puntos positivos para Rainbow MagicLand como negativos he nombrado anteriormente, así que pasaré a intentar explicar lo mejor y con lo que yo me quedaría en este parque que, vaya ya por delante, no lo incluiría bajo ningún concepto en cualquier ruta por tierras italianas.
El theming que encontramos en la entrada, estéticamente, merece un par de vistazos.
Lo mejor sin duda es Shock y Huntik 5D, se llevan la palma como grandes rides en sus respectivas categorías y son una muestra de que el dinero bien invertido suele dar frutos agradables y exitosos.
Aparte podría destacar el amable sentido de la economía respecto al cliente. Es decir, en ningún momento da la sensación de que te estén cobrando por ab-so-lu-ta-men-te todo, al contrario, muchos elementos de comida o incluso de papelería del parque son totalmente gratuitos, además de que lo que se paga se paga a un precio infinitamente menor del que podemos encontrar en otros parques.
El conjunto del lago presenta unas buenas vistas y cierta harmonía de estructuras...
Tazas a 1 euro, camisetas a 8 euros o menús completos por 7 u 8 euros, son precios totalmente asequibles y que, sumados a una entrada de parque situada a un precio estándar, nos da como resultado un parque que no arañará de manera rácana y mezquina nuestros bolsillos de turista o park freak. No deberemos sufrir en ese sentido.
La selección de rides y de coasters es también bastante buena, si bien la ejecución de las mismas es lamentable, Rainbow MagicLand puede presumir de tener un buen catálogo, capaz de competir con muchos parques con varias décadas de vida a sus espaldas. Quizás un par de ampliaciones o añadidos reafirmarán esta excelencia que, sin duda, sustenta la sensación final que nos queda cuando abandonamos el parque.
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Y hasta aquí esta macro-entrada donde he querido unificar la parte de análisis que me quedaba pendiente (que como hemos podido observar, carece apenas de espectacularidad) y una parte crítica haciendo mención a los pros y contras del novísimo parque italiano.
Rainbow MagicLand por desgracia no se posiciona en un hipotético listado de top 10 en toda Europa y dejadme dudar si quizás lo incluiría en un generoso top 20. Un parque que pretende ser buen parque, pero que una vez atraviesas la espectacular fachada descubres que apenas puede competir con cualquier otro parque mediano o incluso de categorías inferiores.
Como os he indicado a lo largo de esta entrada, la siguiente que escriba será dedicada a los credits que contiene el parque (un total de 5) donde podremos encontrar de todo, emoción, altura, riesgo, familiaridad,etc. Así que ¡permaneced atentos y atentas a Bloggercoaster!
Descripción, forma y estilo impecable como siempre, lástima que la lectura tenga que ser sobre un parque como este. Espero leer pronto las entradas de Shock y Huntik 5 y seguir en la tónica de lecturas sobre parques, coasters, rides y noticias de calidad porque este viaje me ha dejado mal sabor de boca
ResponderEliminarSaludos Jivo