En esa entrada os empecé a hacer un análisis de Tivoli Gardens, donde pudimos hacer una especie de recorrido virtual desde las grandes y poderosas puertas de acceso al parque hasta las inmediaciones de su Star Flyer. Nos falta más de medio parque por ver y la cantidad de cosas que debo analizar es bastante numerosa, por lo que sin más dilación voy a ponerme manos a la obra con ello.
Hoy, en Bloggercoaster, veremos puntos tan interesantes y fotogénicos como el coqueto lago principal del Tivoli, el área asiática de Daemonen o alguna de las bizarras flats que esconde este idílico parque situado en pleno centro de Copenhague.
Steam-punk y novedades de altura
La temática steam-punk es realmente muy extraña y prácticamente única. El único parque que acude a mi cabeza cuando pienso en ella, exceptuando el presente Tivoli Gardens, es Disney con sus Discovery Lands y ese aspecto a medio camino entre Julio Verne y un futurismo inmediato repleto de vapor y grandes máquinas doradas. Personalmente, creo que es una de las temáticas más bellas y a la vez aporta un nivel de novedad y un gran abanico de posibilidades, como veremos a continuación.
Preside el Tivoli el busto de Georg Cartensen, uno de los padres fundadores del parque original.
Como decía, nos quedamos a la sombra de la Star Flyer, una enorme torre de columpios aéreos que nos eleva a la nada despreciable altura de 80 metros. Se nota mucho que a partir de este punto es el espacio que el parque ha decidido dedicar a la zona de rides y coasters puramente dicho, pues a partir de aquí no es que desaparezcan los jardines, pero sí que es más difícil ver florituras con plantas y árboles, es todo bastante más mecánico y repleto de bellos edificios de inspiración victoriana.
Junto a la Star Flyer encontramos una clásica troika de Huss llamada Spinning Top que, sinceramente, no pude fotografiar desde ningún punto interesante ya que estaba "embutida" entre los soportes de la Star Flyer y una zona de enrejado forjado rodeado de tulipanes. ¡Pero ahí estaba!
Junto a este curioso tándem localizamos el segundo credit que encontraremos haciendo este recorrido. Se trata de Odin Express, una powered de Mack con un par de puntos interesantes. Como ya sabéis, me dedicaré a analizar al detalle los crédits en la siguiente entrada del blog, pero lo cierto es que me pareció un muy buen credit, sobretodo teniendo en cuenta la cantidad de puntos de choque que esconde (alguno de ellos de choque real) y lo enrevesado de su layout:
La estación de carga de Odin Express ya muestra mucho cariño en cuanto a la decoración externa.
Justo enfrente de Odin Express encontramos la gran novedad de este 2013 (y merece la pena echarle un buen vistazo y probarla, sin duda). Su nombre es Aquila y es esa extraña flat spin-ride de
Su funcionamiento es muy sencillo y su resultado más todavía: una gran estructura cilíndrica por la que accedemos a través de las colas y escaleras que localizaremos en la parte de abajo, subiendo esas escaleras encontraremos la flat (en lo que podríamos llamar el piso de arriba). La flat tiene un total de 6 poderosos brazos que sustentan unos vagones/aviones/águilas con capacidad para 4 personas. 24 personas por ciclo, vaya.
La sujeción al asiento es mediante un over-the-shoulder-harness y la adaptación al asiento es similar al de una hyper, por lo que la comodidad es suprema. El ciclo primero comienza con varias vueltas para adquririr cierta velocidad y una vez está adquirida los brazos empiezan a girar sobre su propio eje, primero balanceándose y luego consiguiendo dar la vuelta entera:
El ciclo se completa cuando los brazos dan un par de giros hacia la derecha y un par de giros hacia la izquierda, en total pongamos unos 3 minutos de duración. Y la sensación... pues para qué nos vamos a engañar, es más floja de lo que yo llevaba en mente. Vendría a ser como una versión muuuy suave de un corkscrew constante, pero sin el presentimiento de que aquello se vaya a desmontar en ningún momento ni nada, al contrario, la verdad es que da el aspecto de robustez extrema y quizás le resta un poco de emoción a la ride en sí. Pero muy buena flat, me pareció bastante entretenida y apta para la mayoría de parques medianos/grandes que tengo en el currículum.
Junto a Aquila podemos encontrar una mini-área (realmente mini, todo bastante comprimido) con un par de casas de ladrillo en cuyo interior localizamos una tienda de caramelos donde los fabrican allí mismo (con toda la maquinaria a la vista), unos servicios y dos pequeñas rides infantiles, una de ellas llamada Little Dragon, es la clásica spin-ride infantil con marcada estética steam-punk:
Y la otra es una torre de caída controlada infantil de 8 metros de altura y modalidad 360º, también coquetamente decorada en la inspiración fruto de la creatividad de Julio Verne y los globos aerostáticos:
Me pareció un área muy bien parida, sinceramente. Añades 3 rides al catálogo del parque, 2 de ellas son familiares y la otra extrema, a la vez sumas al proyecto un edificio de bienestar (servicios) y un par de tiendas de productos diferentes, más allá del clásico souvenir. Y de remate todo con una estética impecable. Bien por Tivoli Gardens.
Junto al sinuoso layout de Odin Express, que pasa en todo momento a varios metros de altura por encima de nuestras cabezas, localizamos otra de esas clásicas flats que no pueden faltar en ningún parque, su nombre es Nautilus y este es su aspecto:
Como podéis ver, una flat con brazos hidráulicos que nos elevan a unos 5 metros de altura y que podremos manejar desde la propia góndola a nuestro gusto. Podemos ir a ras de suelo (o más bien dicho a ras de agua) o podemos elevarnos para ver el parque desde las alturas. Me da la sensación de que esta ride en época calurosa de verano tiene que tener algún sistema para mojar a los pasajeros... vi algunos chorros desactivados escondidos en la base de la misma.
Justo enfrente de Nautilus y esquivando ya la esquina del parque localizamos Radiobilen, o lo que es lo mismo, los bumper cars o coches de choque. La particularidad en este caso es que el tratamiento estético de los mismos es el más exquisito que he podido encontrar jamás en este tipo de rides. Para empezar la pista es totalmente indoor menos por la parte de acceso que está flanqueada por las colas. Una vez dentro lámparas antiguas, amplias secciones de cristal y unos coches que (atención) llevan una pistola que te permite disparar a los demás coches mientras los esquivas y, mediante dianas localizadas en los laterales, ir acumulando una puntuación que aparece en una pantallita display situada en el panel de control del coche, bellamente tematizado en estilo steam-punk y repleto de metales, bujías y engranajes:
Pasada esta enorme zona temática repleta de magia y de encanto, es hora de atravesar a través de una gran arcada de colores amarillos y techada con nítidos espejos, el auditorio que tiene el parque en este lugar. Pasada esta zona cambia por completo el aspecto de Tivoli Gardens en una de las zonas de impass más logradas que he visto hasta ahora.
Asia en su máximo esplendor
Dejamos atrás la temática steam-punk, olvidamos los engranajes y complejos mecanismos para pasar a ver las primeras pinceladas de una enorme coaster llena de emociones e inversiones. Pero no nos adelantemos, primero tenemos a nuestra derecha una dark ride (diría yo que la única si hablamos de dark rides tradicionales y olvidando Minen). Su nombre es Flying Trunk y está inspirada en los cuentos clásicos de Hans Christian Andersen:
Lo curioso en este caso vuelve a ser la estética. Una dark ride restaurada en 2010 y que nos muestra más de 30 escenas de cuentos clásicos con autómatas y animatronics más bien sencillos. No os esperéis algo al estilo Disney, pero preparáos para un recorrido bastante bien resuelto a bordo de góndolas inspiradas en pequeños y coquetos baúles.
A nuestra izquierda y frente a Flying Trunk (Den Flyvende Kuffert) encontramos Veteran Bilerne, o lo que es lo mismo, la clásica ride de coches vintage.
Se pueden considerar estas dos rides como una perfecta transición hacia la reina del lugar, la que se muestra enorme y gigantesca pese a ser la más pequeña de todas, la que impone respeto desde su apagado rugido, la que clava directamente sus feroces garras en nuestras ganas de riddear hasta que es inevitable tener que hacerlo. Me refiero a Daemonen, claro está:
Como bien sabéis o podéis intuir, Daemonen bien merece una sola entrada en Bloggercoaster, tratada como una BGC Classic, así que guardaré la descripción de la misma para más adelante, ¡prometo un detallado análisis! Pero de lo que si puedo hablaros es de el ambiente de la zona y de los puntos fotográficos más destacados ya que, a diferencia del resto de zonas, en este lugar reina Daemonen, no hay ninguna otra ride a 20 o 30 metros a la redonda:
En la muralla china que se alza alrededor de Daemonen encontramos inscripciones y farolillos rojos.
Daemonen la podemos rodear a través de varios senderos repletos de pagodas, rocas, murallas y bambú o la podemos atravesar por completo por su parte central (que a la vez nos abre paso a su acceso).
En esta parte central localizaremos una calle de unos 5 o 6 metros de ancho por donde podremos pasear con tiendas de restauración a lado y lado de la calle, pese a que no os esperéis las clásicas-tiendas-de-china al estilo fideos chinos o arroces tres delicias. No. Por primera vez encuentro un parque que respeta las tradiciones de esa área y únicamente nos muestra el lugar, no una gastronomía desfigurada por los estereotipos occidentales.
En las tiendas que hay bajo Daemonen podremos comer frankfurts, hamburguesas, helados o esta especie de emparedados que pude probar gracias a mi curiosidad gastronómica: pan de hamburguesa pero un corte de jugoso tocino (con corteza bañada en sal) y una base de remolacha y salsa tártara, ¡delicioso!:
Sea como sea, Daemonen está siempre presente y se deja ver mucho, se quiere y quiere que la queramos en todo momento, es presumida. Tanto es así que nos brinda rincones tan fotogénicos y repletos de soportes, vías y detalles de theming como estos:
A unos cuantos metros del gigante de acero granate, localizamos otra de esas bellezas que podremos fotografiar desde prácticamente todos los ángulos posibles y que de noche ve multiplicada su belleza, la pagoda:
Tras la pagoda localizamos otro de los puntos interesantes del parque, quizás el más fotografiado de todos, el lago. Aquí podemos encontrar una clásica ride de barcas que podremos conducir nosotros mismos, teniendo el poder de girar el timón y apretar un acelerador que (con bastantes segundos de retraso) conduce lentamente la barca. No hay lugar para velocidades ni choques, aquí vale la pena respirar tranquilo y dejarse llevar por el encanto y la belleza del entorno:
Pero también por primera vez encuentro que un parque no sólo está interesado por China como punto de partida de theming, sino que lo está entorno a Asia en general, por lo que bordeando el lago y en una compleja malla de rides y viales, localizamos algunas cosas curiosas. Para empezar nos encontramos con la free-fall The Golden Tower, una S&S de 60 metros de altura con una poderosa vista panorámica sobre todo el parque:
Muy cerca de ella encontramos otra de esas flats bizarras que probablemente habremos visto alguna vez en videos o algunas páginas especializadas y que causa impresión nada más verla. Se trata de Vertigo y su aspecto es este:
Y aunque me podría tirar horas hablando de su funcionamiento, prefiero mostrároslo de manera más clara con este video de Youtube:
Como podéis comprobar, lo primero que llama la atención de esta ride es su sonido. De los más impresionantes que he oído jamás, no solo por el giro de sus gigantescos brazos sino por el zumbido de las hélices de sus dos aviones al "volar" a plena velocidad. Funcionan de verdad, no es atrezzo barato.
Más allá de Vertigo encontramos una clásica de todo parque anciano que no podía faltar, en un ejemplo bello y muy bien conservado, el Classic Carrousel:
Y a tan sólo unos metros de distancia, muy cerca de la otra esquina del parque y del único punto de salida (que no entrada) del parque localizamos otra de esas flats extrañas que tanto le fascinan a uno cuando viaja a parques del norte, su nombre es Dragon y este su aspecto:
En esencia, una spin-ride infernal que ofrece al viajero giros muy arriesgados y que no se muestra fácilmente al visitante (por ello no tengo realmente ninguna foto buena de ella, porque está rodeada de una especie de empalizada de maderas oscuras que, por la noche, hace parecer que ahí dentro se encierra una bestia furiosa con luces y flashes bastante perturbadores.
En estas inmediaciones encontramos el cuarto credit del parque que, pese a ser el más pequeño, guarda una característica bastante sorprendente de la que os hablaré cuando analice las coasters del Tivoli en la siguiente entrada. Por lo pronto puedo decir que se trata de una kiddie de Zierer y que su nombre es Caravanen:
Y por si no teníamos suficiente con la innovación de Aquila o la locura de Vertigo o Dragon, a la vuelta de la esquina encontramos otra de esas delicatessen que tanto nos gustan a los entusiastas de parques y que, una vez riddeada, se lleva el sello de "indispensable" por su rareza. Su nombre es Monsunen (o monzón, en danés) y su aspecto es este:
Inquietante, ¿verdad? Bien, en realidad se trata de una versión más (y van...) de las clásicas flying carpets, sólo que en esta ocasión el giro lo hacemos paralelos a los ejes (en vez de perpendiculares como podía pasar, por ejemplo, con el Aladdino de Tibidabo) y sentados en una góndola... ¡invertida!
El ciclo es demoledor (y larguisimo) y nos ofrece vueltas a un lado, al otro y de nuevo en la dirección inicial. La ensalada de airtimes totalmente artificiales está servida. No comáis antes de riddearla, es un MUY buen consejo.
Jardines y más jardines
Una vez superada la intensidad de Monsunen, encaramos ya la zona más tranquila y pacífica del parque, un cuarto de la superfície total del terreno donde apenas encontraremos nada más excitante que una zona kiddie con una estética terrible y una incongruencia abismal. Las grandes atracciones mecánicas y los mecanismos complejos dejan paso a un relax visual digno del más precioso de los paraisos:
El lago de noche ofrece un espectáculo de luces y música a modo de despedida y es iluminado por completo.
Prácticamente toda esta parte del parque se centra en la espectacularidad del lago y sus aguas, repletas de patos y gigantescas carpas. A los bordes del lago encontramos largas extensiones de tulipanes y de flores de vivos colores que decoran los senderos, principalmente de tierra y piedra:
Lo único que distorsiona un poco la armonía y tranquilidad del lugar es la presencia de una enorme carabela de aspecto colonial "plantada" en uno de los laterales del lago y donde podemos encontrar un restaurante en su interior (al cual accedemos mediante pasarelas de madera) llamado Pirateriet:
A partir de este punto lo que encontramos de camino a la salida es prácticamente una pequeña galería de varios paseos arbolados y repletos de composiciones y plantas, algunas esculturas de curiosa formación y, sobretodo, un sinfín de restaurantes de mayor o menor prestigio, pero de excelsa calidad en cuanto a lo que allí se sirve, la mayoría de ellos de mesa, los fast food quedan relegados a la zona de rides que vimos al comienzo de este análisis. Rompe quizás con la estética del lugar el Glass Hall (o Glassalen), un pequeño teatro circular donde se hacen espectáculos de canto y música y que tiene como particularidad, como su propio nombre indica, el hecho de que su estructura está compuesta de hierro y cristal:
Como podéis ver, Tivoli Gardens es un parque que combina a la perfección la majestuosidad y tranquilidad de los jardines victorianos del siglo XVIII y XIX con la radicalidad vanguardista de los parques de atracciones de nueva generación, repletos de rides extremas y de prestaciones gigantescas.
Y lo hace con un ritmo más que plausible. No se decanta en ningún momento por lo estéticamente rompedor, en ningún momento cojea en ese sentido, sino que todo está perfectamente conectado, sin incongruencias, como si de una melodía perfectamente compuesta se tratase.
Tivoli Gardens es, desde su visita, uno de esos parques que sabes que volverás a visitar en algún momento de tu vida, tarde o temprano. Su belleza y su buena selección de rides y coasters lo convierten en un lugar de obligada visita para el entusiasta de parques europeo y otro de esos numerosos motivos por los que podemos presumir de tener, a nivel de parques, algo que difícilmente puedan conseguir los parques del resto del mundo.
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Y hasta aquí llega esta segunda parte del análisis general a Tivoli Gardens, este impresionante y magnífico paraje lleno de bonitos jardines y combinado con uno de los parques de atracciones más carismático del continente.
Recordad que, como os he ido explicando, me faltaría por mostraros una entrada donde os hablaré de las coasters del parque de manera detallada (Rutschebanen, Odin Express y Caravanen) y finalmente otra entrada donde analizaré al detalle completo Daemonen, la bestia granate, veloz y floorless del parque.
¿Qué os transmite este parque?¿Creéis que en alguna ocasión lo podréis añadir a vuestro currículum?
Muy buena review, la verdad que ahora tengo unas ganas tremendas de visitrar el parque. SOlo una aclaracion. La nueva atraccion del parque: Aquila , no es de Gerstlauer sino de Zamperla (al igual que el resto de las nuevas atracciones).
ResponderEliminarCierto! Tengo la manía de confundirla siempre con la que Gerstlauer sí tiene en Nickelodeon Universe. Enseguida que pueda cambio el dato ;)
EliminarUna review estupenda, y unas imágenes preciosas!
ResponderEliminarOtro parque apuntado para visita obligada !
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