El Laughing Man de Blackpool
Siempre os he hablado de
Blackpool Pleasure Beach como el auténtico museo vivo de los parques de atracciones en Europa y no solo lo es por joyas como
Grand National, Wild Mouse o
Big Dipper, sino que hoy os traigo otro de sus secretos escondidos que le hacen ganar valor en la cotización de todo entusiasta de parques que se precie: uno de los últimos laughing man existentes en el mundo.
Durante las primeras décadas del siglo XX los parques de atracciones apostaban por animaciones y mecanismos evidentemente más sencillos que hoy en día y lo más peculiar o estrambótico solía ser aquello que imitaba o se mofaba del ser humano hasta provocar el asombro o la sorpresa. Fue entonces, hacia los años 30, cuando las galerías
Lafayette en París empezaron a triunfar y a llamar la atención a visitantes adinerados de todos los países. Uno de esos visitantes fue
Leonard Thompson, recién nombrado director de un llamativo parque de atracciones en el norte de Inglaterra, en cuya visita contempló la maravilla técnica que hoy os muestro en esta entrada.
El mecanismo de este
Laughing Man era y es muy sencillo: el muñeco no para de reír jamás, siempre está en constante movimiento y sus sonoras carcajadas se oyen a decenas de metros de donde se sitúa la vitrina que lo contiene. Lo único que lo puede hacer callar es la introducción de una moneda de 20 peniques en las ranuras situadas a los lados de la vitrina a fin de conseguir el silencio... momentáneo. Al cabo de medio minuto el
Laughing Man vuelve a reír a carcajada limpia.
Tanto gustó el mecanismo a
Thompson que decidió comprar uno para instalarlo a la entrada de una de las nuevas y flamantes atracciones de
Blackpool Pleasure Beach: la
Fun House, construída en 1934.
Laughing Man primero fue un policía y más tarde pasaría a ser un payaso con un pequeño arlequín en el regazo.
En 1991
Fun House fue destruída por un lamentable incendio que dejó a la vista un enorme solar, aprovechado 9 años después para la construcción de
Valhalla, ride puntera que todavía hoy día se gana los corazones de miles de británicos. Tras dicho incendio, nuestro
Laughing Man fue restaurado y situado en una nueva cabina acristalada a los pies de
Irn-Bru Revolution (la launched de
Arrow Dynamics), donde permanece hasta hoy en día, totalmente operativo y visitable si pasas por esa zona de camino a
Avalanche.
Blackpool Pleasure Beach es un parque repleto de leyendas (algo a lo que los ingleses son muy aficionados) y, como no podía ser de otra manera, el
Laughing Man de
Blackpool también tiene un par de ellas. Se dice y se comenta que en el terrible incendio de
Fun House en 1991
Laughing Man quedó poco afectado, apenas la cabina que lo contenía, parte de su vestido y del cartón piedra de su rostro quedaron calcinados, el resto se mantuvo intacto y, de manera escalofriante, sus carcajadas estuvieron en todo momento en marcha mientras los bomberos apagaban las espectaculares llamas, por lo que quedó reflejado como el gracioso "autor" de una trágica pérdida material, con su malévola y demoniaca risa.
También corre la leyenda de que las carcajadas registradas en cinta durante su primera época (hasta el fatal incendio en los 90) habían sido registradas en hospitales psiquiátricos con enfermos mentales y personas enajenadas, para luego ser usadas por este maquiavélico mecanismo. Incluso se comenta que inmediatamente después de la destrucción de la primera versión de laughing man, el parque anunció por las radios locales un curioso concurso para carcajadas, siendo el ganador seleccionado para grabar las risas que, todavía hoy en día, se pueden escuchar a través de sus ocultos altavoces.
Sea como sea, el
Laughing Man de
Blackpool Pleasure Beach sigue vivo y coleando (después de casi 80 años de existencia) y es uno de los más raros especímenes que existen a nivel mundial, siendo probablemente el único en su especie en vida y representando una de tantas reliquias que conserva el parque inglés. Y vosotros, ¿le pondríais vuestros 20 peniques al
Laughing Man?
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