Hacía ya bastante tiempo que no me ponía manos a la obra con el análisis más detallado posible sobre un credit en concreto (hay que remontar hasta el caluroso mes de junio para recordar la entrada que le brindé a Daemonen, de Tivoli Gardens).
Como quiero poner el broche de oro a esta pequeña pero precisa serie de entradas que he dedicado a Bakken (Dinamarca) donde hemos podido ver desde la rica composición, su excelsa gastronomía o hasta su variada selección de rides y coasters de todo tipo y marca, he decidido que la coaster más emblemática del parque merecía tener su rinconcito en esa cada vez más gruesa sección de BGC Classics donde os muestro la crême de la crême en cuanto a coasters se refiere.
Así pues hoy, en Bloggercoaster, hablamos de Rutschebanen, el credit más antiguo de Bakken (que a su vez es el parque más antiguo del mundo), una woodie que ha experimentado bastantes cambios en sus 81 años de vida.
Una rareza irlandesa...
Svend Jarlström posando con Vuoristorata FOTO: lintsi.info |
Por aquél entonces el modelo que Queenland diseñó y presentó al mundo era una woodie dueling racer, por lo que años más tarde, y expreso encargo del parque de atracciónes Bakken, el ingeniero irlandés diseñó una coaster que se ajustaba a las necesidades del recinto y ofrecía una diversión mucho más innovadora (estamos hablando de los años 30, cuando las coasters en los parques de atracciones europeos eran sinónimo de calidad y de cierto poder adquisitivo por parte de sus adinerados visitantes).
Los primeros y atrevidos viajeros de Rutschebanen. FOTO: kb.dk |
Pese a que sí, Rutschebanen permanece en el mismo lugar desde su inauguración el 16 de mayo de 1932, el modelo y construcción que vemos hoy en día presente y en funcionamiento dista ligeramente de lo que inicialmente fue el proyecto llevado a cabo por un destacado jefe carpintero danés llamado Valdemar Lebech, bajo la compañía llamada Lebela y con la supervisión del citado Jarlström. El proyecto de por entonces integraba su principal atractivo en el hecho de usar un elemento que a día de hoy desaparece poco a poco: el brake-man en cada tren. Con un total de 4 trenes, el brake-man se encargó de medir la velocidad en cada tramo de la coaster pese a que no era este el plan inicial. Un desgraciado accidente en el doble drop, tras los primeros testings, hizo plantear la solución que el Rutschebanen de Tivoli Gardens ya usaba desde sus inicios: controlar la velocidad manualmente.
El layout de Vuoristorata en Linnanmäki es idéntico al que presenta Rutschebanen en Bakken.
En 2010 la dirección del parque, alertada por el altísimo coste de mantenimiento a la par que obligada por las cada vez más estrictas medidas de seguridad, decidió renovar la cara de Rutschebanen para hacerla más segura y atractiva a su familiar público.
Los trenes originales fueron reemplazados en 2010 por los de Kumbak, en la foto los originales.
Encargó a la holandesa Kumbak el diseño y construcción de dos trenes más largos a la vez que reconstruyó por completo el recorrido del layout y dotó el mismo de una inmensa cantidad de sensores eléctricos y frenos magnéticos que, desde entonces, se encargan de calcular tramo a tramo la velocidad justa del tren para pasar por las coasters. Tiempo de despido para Valentin Rasmus Johansen, el último brake-man que condujo trenes en la vieja Rutschebanen, tras su último ciclo en 2009.
Al borde de la velocidad 0
Como siempre, os invito a echar un vistazo a este magnífico point-of-view de la mano de Youtube donde podremos ver al completo el recorrido que realizan los trenes de Rutschebanen:
No es que venga a ser un layout demasiado complicado, pero vale la pena fijarse ante todo en los bruscos cambios de velocidad entre tramo y tramo, que voy a intentar explicaros.
Como ocurre en el 90% de las coasters antiguas, el recorrido desde los brakes, estación y hasta la salida real del layout ocupa la práctica totalidad del lateral de la coaster, que en este caso bien podrían ser unos 200 metros de envergadura, así pues la salida de estación, lenta y recta, indica desde un principio que el tren es movido realmente por el peso del mismo en una inapreciable pendiente. Al final de esta recta llegamos a una amplia curva a izquierda que pasa panorámicamente por debajo de los soportes del resto del recorrido .
Enlazamos rápidamente con el cable que tira del tren hacia la zona superior, salvando una distancia de unos 80 metros y una altura de 22 en apenas unos segundos (loable, dado lo lentos que pueden ser los lifts de cadena hoy en día).
Una vez arriba somos soltados en una rápida curva a la izquierda sin peralte que pasa rozando apenas las enormes arboledas que hay en el centro geográfico del parque (a nuestra derecha). De repente se nos presenta ante nosotros la inmensa cantidad de madera que conforma este credit y prácticamente todo el layout (menos las partes no visibles ya que están dentro de túneles, ya llegaremos).
Drop bastante insípido, con una inclinación de unos 30 grados y una profundidad de quizás 10. Atravesamos por completo la superfície del credit con un largo tramo en forma de valle en diagonal. Nos situamos de nuevo a una altura de unos 18-20 metros.
Curva muy frenada a derecha sin peralte y presentación de nuevo del layout, aunque esta vez el drop que vemos no es de una sola bajada, sino que es un doble drop que nos ofrecerá un airtime extra totalmente inesperado y bien jugado. Pasamos por un camel muy amplio y justo (ni hablar de G's negativas), pequeño valle y enlace de nuevo, en altura, con una curva algo menor a izquierda (de nuevo ni hablar tampoco de peralte alguno).
En esta parte el tren frena bastante para afrontar de nuevo otro cruce, en esta ocasión paralelo a la estación y zona de brakes y de nuevo en forma de doble drop, donde se aprovecha a regalar al viajero con el clásico flash de la photoride de rigor.
Estructura similar a la anterior: tras el doble drop, pasamos un camel totalmente insípido, nos volvemos a sumergir a unos 5 metros más abajo para volver a subir y enlazar con una amplísima curva a izquierda, de nuevo sin peralte.
Vale la pena decir que en este punto es donde el tren, aparte como es lógico de la estación, adquiere la velocidad más lenta de todas. Llega a parecer incluso que se parará y llegará a velocidad 0, pero no. Mantiene, por así decirlo, una ligera velocidad de quizás 4 o 5 km/hora.
Lo justo para introducirse muy lentamente en un largo túnel que comienza aquí y que recorrerá todo el lateral de la coaster en forma de drop + camel + drop + enlace a curva amplísima a izquierda que nos llevará, frenando cada vez más, hasta la salida del tunel que coincide con la recta final, que enlaza con la estación.
En este punto el tren lleva una velocidad totalmente residual de apenas unos 5 km/hora, por lo que se nos antoja casi imposible que se nos haya frenado en tantas ocasiones sin apenas notar ningún tirón (como sí suele ocurrir en el resto de coasters). Llegaremos de esta manera a la estación completando, a lo tonto, un recorrido de aproximadamente dos minutos y medio.
Algunos datos de interés...
- Nombre: Rutschebanen (en danés montaña rusa)
- Fabricante: Lebela
- Diseño: Walther Queenland
- Parque: Bakken (Klampenborg, Dinamarca)
- Modelo: Woodie de fricción lateral.
- Longitud: 987 metros.
- Altura máxima: 22 metros.
- Velocidad máxima: 75 km/h.
- Máximas G's: 3G
- Presupuesto: 250000 coronas danesas (equivalente a 30 millones de euros en la actualidad).
- Recolocada: no.
- Año de construcción: 1931-1932
- Colores: madera de abeto, color natural sin pintado.
- Attendance: desconocido, probablemente unas 800 personas por hora.
- Inauguración oficial: 16 de mayo de 1932.
Donde la edad manda
No es que significara para mi Rutschebanen una experiencia totalmente diferente a lo vivido hasta el momento en prácticamente ningún aspecto, voy a sincerarme. No supuso una rotura de velocidad, de fuerzas G ni siquiera una innovación significativa en el esquema de los layouts más oldschool.
La vista que tenemos de Rutschebanen desde el acceso a la misma (por debajo del cartel luminoso)
Pero de lo que sí puedo dar fe es de que riddearla suponía un encuentro directo, cara a cara, con el surrealismo coasteril, aquél que por desgracia cada día se va perdiendo en un mundo repleto de normativas y de seguridad llevada hasta la ridículo perfección. Rutschebanen supone otro de esos deliciosos retos para el pensamiento humano a la hora de encontrarse con la anti-lógica, sobretodo en un par de curvas en las que tu mente dice que el tren pasará, pero la velocidad que adquiere te dice que no, pero finalmente sí pasa. Sí, pero no, pero sí.
El frontal de los trenes está formado por una pareja de tejones muy simpáticos, mascotas del parque
Ahí reside realmente el encanto de esta abuelita de madera: en el engaño, el juego, la prestidigitación de no saber realmente en ningún momento si acabarás estancado en mitad de uno de sus numerosos valles, producto de un desafortunado roll-back, o por el contrario si te pasarás de rosca e irás a parar contra algún soporte próximo a tu cabeza. Ambos casos son altamente improbables, sobretodo tras su restauración en 2010, pero hay detalles como la colocación de señales de tráfico a lo largo de todo el layout (sí, señales de metal que surgen en mitad de una estructura de madera), que hacen pensar en que en cualquier momento puede ocurrir lo peor.
La velocidad en un par de tramos da la sensación de crear algo de airtime, pero nada del otro mundo...
¿Los trenes? Por desgracia Kumbak no tiene buena fama en el mundillo de las coasters, sobretodo tras ser famosos por destrozar alguno que otro credit a base de una mala adaptación o diseño de elementos. Pero debo decir que en esta ocasión los trenes rediseñados por los holandeses me parecieron bastante buenos, con muchas similitudes con el modelo empleado por Intamin AG en sus woodies (salvando distancias, claro), pero el sistema lapbar y encaje en asiento era bastante similar.
Tanto brakes finales, como estación, como salida conforman una enorme recta de madera.
La coaster en sí no es que vaya finísima, pero al contrario de otras similares a su época de construcción resuelve bastante bien los baches y zonas de máxima velocidad, sin vibrar en exceso y con transiciones más que aceptables. Ningún bache hiriente en absolutamente ningún lugar de su layout, permite la repetición sin tener miedo a dolores de cabeza inoportunos, adquiriendo a la vez sabor a familiar con una pizca de picardía ofrecida por sus juguetones dobles drop y el animado y veloz paso a través del túnel final. Puede ser este credit el eslabón intermedio entre una woodie oldschool (como Big Dipper en el británico Blackpool Pleasure Beach) y una de nueva generación (como Mammut en el alemán Erlebnispark Trispdrill).
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Y como siempre, pongo el punto y final a este análisis de una coaster que sin tener realmente pretensiones de grandeza, sí que cala hondo una vez la pruebas y disfrutas de cada uno de sus suaves y algo diferentes tramos.
Otro de esos credits (por cierto, este también añadido a la lista de Classics galardonados por la ACE), que consigue que por un par de minutos respires auténtica esencia de principios de siglo XX, huelas a madera antigua y discurras por circuitos por donde antiguamente los señoritos y señoritas paseaban velozmente, sorprendidos por completo.
De nuevo otro de esos ejemplos de conservación y justa restauración que hacen que EEUU mire siempre con recelo a Europa. Uno de esos tesoros de los que se puede presumir y seguir presumiendo, por parte del más anciano de los ancianos: el gran parque de atracciones Bakken.
Me ha parecido una entrada muy curiosa y cultural. Nunca es fácil encontrar información de rarezas como ésta, por lo que leer su historia y rediseños siempre es genial ^^ Hay cosas que me chocan mucho, como el hecho de reducir la velocidad TANTO, pero supongo que han intentado emular a los brakemans, que a veces se les iba la mano... O no, y entonces comias G's laterales. Y esa creo que era la gracia de las coasters con brakeman, que cada viaje era diferente... Ahora, aunque instales imanes y sensores, podrás asemejarlo, pero nunca será la sensación e incertidumbre de aquellos años.
ResponderEliminarMención especial al túnel de "apertura de piernas" xD
Tiene que ser un placer dar una vuelta en estos clásicos...lo del doble drop me llama mucho la atención. Y antiguamente con el braker man..lo que dices,cada ciclo una odisea. Una cosa para la época que se construyo no es un coste como elevadisimo?
ResponderEliminarEn realidad 250.000 coronas danesas serían 33.515 € en las equivalencias de hoy en día. Pero hay que pensar que estamos hablando de 80 años atrás... así que supongo que el cálculo va por ahí. Hay que pensar que antiguamente los parques solian tener una única coaster, raro era ver alguno con más de una, por lo que eran atracciones muy muy caras y muy prestigiosas. Hoy en día el que tiene una es como que está pobre y cojo...
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