Cuando se organizan grandes viajes como el que fue el que hicimos el RollerCoaster Team a China en 2013 hay un nivel de organización y planificación casi enfermizo, llegando a tener completas fichas de todos los lugares que visitaremos, mapas, rutas y toda aquella información que nos pueda ser útil. Pero hay un dato que jamás dominamos vayamos a donde vayamos: la climatología. Al adquirir vuelos, tickets y hoteles con meses de antelación, es un dato imposible de tener en cuenta y en ocasiones puede provocar indignantes y dolorosos fails.
Así pues hoy, en Bloggercoaster, vengo a explicaros una cadena de desagradables fails que tuvimos durante el viaje a China y que se sucedieron tras nuestra visita a Jin Jiang Action Park (ya que sí, el RCT fue increíble, pero no perfecto).
Calma pasada por agua
Si habéis estado leyendo las entradas que he ido publicando en el blog sobre los parques chinos sabréis que lo estoy relatando de manera cronológica, para tener el día de mañana un recopilatorio completo de las aventuras y desventuras del grupo en tierras asiáticas.
El tercer día del viaje (segundo día de visitas a parques) decidimos realizar un cambio en los planes y visitar el completo Jin Jiang Action Park y desplazarnos hasta el lejano Fisherman Warf, ambos parques bien distintos pero con cierta esencia que nos hicieron disfrutar de un completísimo día de paseo.
Así para el cuarto día de viaje ocuparíamos por completo el día con la visita a Happy Valley Shanghai y por la tarde (si quedaba tiempo) nos desplazaríamos al centro para visitar Century Park, situado a escasos metros del mercado de las falsificaciones y a muy pocas paradas de metro del centro financiero (donde encontramos la Oriental Pearl Tower, la Jin Mao Tower, etc).
El principal problema lo encontramos cuando el tercer día nos fuimos a dormir con un tiempo inmejorable y nuestra previsión era despertarnos al día siguiente con este clima:
Pero en cambio nos despertamos con este otro:
Lluvia y más lluvia. Llovizna casi inapreciable en algunos momentos, poderoso e intenso chaparrón en otros. El motivo de esta lluvia que descubrimos posteriormente no eran las precipitaciones en sí, sino el fenómeno de condensación de la altísima humedad que había hecho acto de presencia los últimos días sumado al efecto invernadero que padecen las grandes urbes chinas, lo que hace que el agua se condense y caiga en forma de lluvia continua.
Visto esto decidimos continuar con el plan y el cuarto día de viaje lo dedicaríamos por completo a visitar Happy Valley. Tomamos un taxi muy cerca de la estación Jinjiang Park (Línea 1 roja) que nos llevaría hasta las mismas puertas del enorme y destacado parque (con cosas tan jugosas como una megalite de Intamin, una dive machine de B&M o una woodie de Gravity Group).
Y tras una media hora de taxi a través de autopistas interminables y adentrándonos en zonas de grandes campos de arroz y pequeñas barriadas de extrarradio, el primer gran FAIL del día:
Efectivamente, Happy Valley Shanghai estaba cerrado a calicanto. Vale la pena decir que al llegar a las puertas del parque la cantidad de agua que caía era muy elevada, era un buen trombón de agua que calaba a cualquiera. Al encontrarnos las puertas cerradas acudí a la oficina del guarda de seguridad que había junto a la misma puerta para informarme de la situación. Situación: parque cerrado durante todo el día por la extrema lluvia.
Primera vez que me encontré en una situación tal. Siempre había visitado parques lloviendo (esto no era novedad) pero me habían permitido adquirir su entrada y pasear por sus calles e incluso poder tener la fortuna de riddear las pocas rides cubiertas que pudieran funcionar. ¿Pero cerrado por completo? Nunca.
Da comienzo el Plan B
Tristes, cabizbajos y algo desanimados, teníamos que resignarnos y dejar atrás posiblemente el mayor parque temático que teníamos previsto visitar durante todo el viaje y empezar a pensar en una alternativa. Destacaré, eso sí, la inolvidable figura de nuestro taxista, que esperó paciente, nos escuchó, nos ayudó e incluso bromeó durante todo el viaje de ida y que, viendo nuestras caras a la vuelta animó el viaje con jocosos comentarios, música muy animada (¡Daft Punk a todo trapo en China!) e incluso nos llegó a proponer irnos con él de fiesta ese mismo día.
Una vez volvimos a nuestro punto de origen, la estación de Jinjiang Park de la línea 1 del metro de Shanghai, nos reactivamos y decidimos que no podíamos dejar escapar el día. Fue entonces cuando nos dispusimos a organizar el Plan B que pasaba por visitar durante unas horas el lejano pero accesible parque de Gongqing Forest Park, del que os he hablado estos últimos días:
Tras la visita, en la que si habéis leído las dos entradas que he publicado habréis visto que ya mencionaba la lluvia y como no nos permitió visitar todo el parque lo cómodos que hubiéramos querido, decidimos tomar un taxi en dirección a Century Park, en pleno centro del área de Pudong que vendría a ser la zona de más crecimiento y expansión actualmente en Shanghai, donde se mueve todo el cotarro.
Al llegar el clima era bastante estable, pese a que todo el cielo andaba nublado, ya no llovía y los charcos en el suelo empezaban a desaparecer para dejar lugar al simple suelo mojado:
Century Park es una de las primeras iniciativas visibles que tuvo China a la hora de abrir sus puertas por completo al mundo occidental a nivel de imagen, ya que el parque fue construido y diseñado para dar la bienvenida al siglo XXI (de ahí su nombre) y se utilizó como imagen internacional con grandes fuegos artificiales y miles de personas celebrándolo, de cara a las televisiones extranjeras. Posteriormente se ha quedado como una versión exageradamente grande del Central Park de New York, un parque con un enorme lago en el centro y un sinfín de paseos y zonas de ocio alrededor:
La entrada al lugar cuesta 10 yuanes (aproximadamente 1,20€) y te otorga derecho a adentrarte a todo el parque, incluido el Century Park que a nosotros nos interesaba, el de las rides y cuyo interior albergaba un credit, una spinning coaster de Golden Horse.
De paseo por Century Park
Tras la visita al curioso Gongqing Forest Park y la llegada a Century Park, parecía que el día poco a poco se enderezaba y podíamos empezar a respirar tranquilos (pese a tener que borrar de nuestros planes el poner pie en Happy Valley Shanghai, pero he de decir que hicimos una muestra bastante palpable de madurez y de entereza, asimilándolo como buenos adultos).
Procedimos a recorrer la enorme distancia que nos separaba de la puerta de acceso donde nos había dejado el taxista y el lugar donde, según los mapas, se situaba el diminuto parque de atracciones. Tuvimos que bordear el gigantesco lago y hacer un recorrido en forma de media luna a través de los preciosos senderos pavimentados, rodeados de un montón de verde y frondosa flora:
Hasta que encontramos un grandioso puente colgante con un extraño diseño a través del cual debíamos cruzar si queríamos visitar el Century Park de rides propiamente dicho:
Una de esas obras de ingeniería y arquitectura que a China tantísimo les gusta levantar y que luego permanecen ahí, olvidadas por completo por parte de los habitantes de la ciudad:
Cruzado ya el puente llegamos a las inmediaciones del lugar y empezamos a temer lo peor ya que lo normal suele ser, mucho o poco, oír algún tipo de sonido derivado de las coasters o de las rides en funcionamiento, incluso quizás algún mensaje por megafonía o música... pero el silencio era sepulcral. Y sí amigos y amigas de Bloggercoaster, una vez llegamos a la misma puerta tuvimos que sufrir nuestro segundo FAIL de la jornada, Century Park estaba también cerrado:
Bueno, más bien que cerrado, estaba inoperativo. No había apenas nadie en las inmediaciones y las rides estaban todas recogidas e inmóviles, por lo que pudimos visitarlo sin ningún problema pero no pudimos riddear sus escasas y básicas rides o añadir a nuestra cuenta personal Rotating Pulley, su exclusivo credit. Un día de estos dedicaré una pequeña entrada a este coqueto microparque ya que bien merece su propia entrada.
Vapuleados de nuevo por la miserable fuerza del destino, tuvimos que volver a poner en funcionamiento nuestras mentes y diseñar el que, esta vez sí, sería el definitivo Plan B.
Lo primero que hicimos fue abandonar el gigantesco Century Park, para ello acabamos de rodear el lago y decidimos salir por la segunda entrada/salida que tiene el parque en su cara este (nosotros entramos por el oeste):
Dicha salida nos situaba a apenas un par de centenares de metros del Shanghai Science and Technology Museum y para quien se haya movido por la ciudad sabrá que bajo este museo y en forma de galerías subterráneas se encuentra el mayor mercado de falsificaciones del mundo.
Turismo, gastronomía y compras
Hay que reconocerlo, estuvimos aquí ya la noche anterior (cuando volvimos de Fisherman Warf), pero como en el blog siempre relato los viajes estrictamente parqueriles, no hice mención de dicha visita. Así que ya nos conocíamos el lugar, ya sabíamos qué aspecto presentaba y el día anterior ya habíamos aprendido el noble y divertido arte del regateo en el precio final.
El mercado de las fasificaciones de Shanghai es una extensa y casi interminable trama de pasillos y accesos, todos ellos bajo tierra y en forma de eternas galerías que, a lado y lado de cada pasillo, nos ofrecen tiendas y más tiendas de diferentes tamaños (aunque casi todas suelen ser más bien diminutas y saturadas de productos mires por donde mires).
El secreto aquí es bien sencillo 1) NADA de lo que hay aquí es auténtico, por mucho que te lo parezca jamás verás nada hecho realmente por la marca que aparenta y 2) JAMÁS compres un producto al precio que te marquen en un primer momento, es más, el vendedor se acercará a ti calculadora en mano para iniciar un regateo, un baile de cifras en el que tú debes saber llevar siempre la voz cantante y ofrecer un precio escandalosamente bajo. Aunque te parezca abusivo, hazlo, rebaja mucho el precio porque en la gran mayoría de ocasiones te podrás llevar lo que quieras por un precio el doble o el triple de barato que como se te ofreció en un principio.
Aprovechando que estábamos allí y que el día anterior ya habíamos hecho una visión general, sabíamos que en el mismo mercado existe un grupo de restaurantes de distinta tipología y precio pero todos bastante atractivos de cara al turista (eso sí, aquí no pararéis de encontrar turistas de todo el mundo, los únicos chinos que veréis son los que trabajan en el mercado).
No quisimos cenar por completo, sino tomar un pequeño tentempié ya que desde las galletas con Pepsi china que nos tomamos en Gongqing Forest Park nuestros estómagos estaban vacíos por completo. Una vez repasada la extensa carta del restaurante en el que nos situamos, mi elección personal fue unas giozas de carne (izquierda) y una especie de cacahuetes cocidos que por fuera podrían parecer cacahuetes normales, pero que una vez abiertos ofrecen un fruto morado, similar al cacahuete pero con un color entre granate y lila. Para beber y como es lógico una cerveza china (Tsingtao):
Tras este particular tapeo oriental, decidimos que por la hora que era lo único que podíamos hacer ya era puro y duro turismo por el centro de Shanghai, echando mano de la guía que nos habíamos construido meses antes para visitar lugares famosos o con cierto encanto.
El primer lugar que nos dispusimos a conquistar fue la Jin Mao Tower, cuyos imponentes 420 se alzaban frente a nosotros (acompañada a la izquierda por la Shanghai World Financial Center y a la derecha por la Shanghai Tower, actualmente en construcción cuya altura final será de 632 metros, convirtiéndola en la segunda más alta del mundo).
La Jin Mao Tower fue el séptimo edificio más alto del mundo hasta 2007 y supone una buena aventura para todos aquellos o aquellas que sufran de vértigo ya que desde su nivel más superior, habilitado para el turismo, ofrece unas vistas impresionantes de la ciudad y del entorno del distrito de Pudong, que es donde China está empezando a demostrar su enorme valía económica.
La Jin Mao Tower sirve como edificio para la televisión pública del país, edificio de negocios para un montón de empresas y además la zona del interior corresponde a un gran hotel, por lo que se podría decir que cumple la función de ser un edificio polivalente y con mucha actividad durante todo el día, además de ser un excelente mirador. Observad sino las magníficas vistas que nos regala de la Oriental Pearl Tower que visitamos el primer día de estancia en Shanghai:
Abandonada ya la Jin Mao Tower nos desplazamos, metro mediante, a la cosmopolita y moderna calle Wujiang, un lugar donde lo oriental deja paso a lo occidental y empezamos a ver tiendas de marcas conocidas (estas sí son de marca auténtica), grandes edificios con eventos y famosos, clubs nocturnos de postín y restaurantes mucho más familiares para los ojos del turista:
Aquí fue donde definitivamente decidimos cenar y para ello lo hicimos en uno de los numerosos restaurantes de noodles y dumplings que ofrece la ciudad, una especie de McDonald's de los fideos y los tallarines, donde por un precio de no más de 3 o 4 euros puedes comer un menú completo como este con un bol de arroz, verdura, sopa, condimentos y una Cocacola china... ¡delicioso!
Tras este festín decidimos dar un paseo por la zona, rodeándonos de un montón de chinos que disfrutaban de su tiempo libre por estas calles. La imagen de esta gran avenida es más bien alternativa a la que sí podemos ver en la mayoría de casos, jóvenes despreocupados, con alto valor adquisitivo, amplias sonrisas, varias bolsas de las más prestigiosas firmas de moda en sus manos y en general un ambiente artificial, impropio de lo que sí vemos en zonas como la ciudad antigua o los alrededores.
Como colofón final de nuestra visita nocturna decidimos darnos el capricho al encontrar el que fue el primer Starbucks Coffee que tuvo la ciudad de Shanghai, con un aspecto pequeño y más bien discreto, donde nos pudimos tomar algo que le sería familiar a nuestros estómagos, un frapuccino:
Y aunque esta imagen no pertenece a esa misma noche, sí que tenía ganas de mostrarla. Durante todo el viaje los simpáticos y tímidos chinos se nos acercaban cámara en mano con el ánimo de sacarse una fotografía con nosotros debido a nuestras facciones occidentales (y para qué nos vamos a engañar, el color rubio de Jaume actuaba de imán por completo). En la visita que hicimos el día anterior a la zona del Bund (donde encontramos la extraña ride/túnel de transporte) nos sacamos fotografías con algunos de estos chinos y con la mágica ciudad iluminada como telón de fondo:
Digerido ya el último trago de frapuccino del Starbucks oriental, decidimos tomar un taxi que nos llevara directos al hotel ya que a esas horas el metro había cerrado ya sus puertas. Incluso en el viaje realizado en el interior de ese coche pude sacar algunas fotografías que captan muy bien el ambiente de la ciudad a esas horas. Una ciudad despierta, viva, rodeada de grandes edificios o carreteras elevadas pero que a la vez muestra cierto vacío, cierto descanso hasta que amanezca y vuelva a contener hordas de miles de chinos y chinas de un lado al otro de sus calles:
Esa noche, la del quinto día de estancia en Shanghai, debíamos aprovecharla para tomar fuerzas y despedirnos de la ciudad pues, al día siguiente, abandonábamos la colosal urbe para empezar a visitar otras zonas de China.
El tercero y definitivo...
Al día siguiente el día amanecía nublado pero sin ningún rastro de posibles lluvias, así que dejábamos por completo la idea de que la meteorología nos fastidiara por completo la visita a cualquier otro parque y empezábamos ya a salivar pensando en lo que nos esperaba ese mismo día: Giant Wheel Park of Suzhou y World Joyland.
Tomamos de nuevo un taxi, en esta ocasión tuvo que ser uno pirata ya que los regulares de la ciudad no se atrevían a llevar a tres occidentales cargados con 3 maletones y con la intención de recorrer la nada despreciable cantidad de 40 o 50 kilómetros.
Cuando el taxi nos dejó frente a las mismas puertas del Giant Wheel Park of Suzhou pudimos observar primero la prominente forma de su ostentosa noria de 120 metros de altura y segundo, a sus pies, la enredada y serpenteante Stingray de Vekoma, única en su modelo y en su estructura y, como es lógico, el principal objetivo de nuestra visita aquí.
Pues bien, aquí llega el tercer FAIL, no el más doloroso pero sí el que nos hizo temer lo peor para el resto del día. Pese a que el parque sí que permanecía abierto al público, Stingray estaba cerrada. En un parque donde hubieran habido otros credits para visitar esto no habría supuesto inconveniente alguno, pero en el caso de Giant Wheel Park of Suzhou estamos hablando de que Stingray es el único credit que tiene todo el recinto ya que el resto es básicamente una pista de karts, la noria gigante y una disk'o coaster de Zamperla.
Estuvimos una buena media hora peleándonos con la oficina de atención al cliente del parque, exponiendo nuestra situación, rogando que nos ofrecieran más información de la situación de la coaster y lo cierto es que la esperanza iba y venía con cada comunicación (en inglés) que guardábamos con las simpáticas recepcionistas del lugar. Mantenimiento había dicho que posiblemente durante el día abriría, pero que no era 100% fiable y que todo era debido a la meteorología.
Wait a minute... ¿meteorología? Cielo nublado (cierto) pero absolutamente nada más. Un calor apabullante y el mismo viento que puede haber en un lavabo: ninguno. ¿Qué meteorología influía en que pudiera abrir de una vez por todas una maldita coaster?
Abatidos e indignados por la espera decidimos ser sensatos y pensar con la cabeza en vez de con el corazón: en caso de esperar durante una, dos o tres horas probaríamos Stingray quizás, pero perderíamos esas dos o tres horas que podríamos invertir en visitar el parque que también debíamos recorrer ese mismo día World Joyland.
Así que decidimos jugárnosla a todo o nada, las chicas de recepción se disculparon mil y una veces e incluso nos llamaron un taxi que nos recogió en la misma puerta del parque. Dicho taxi recorrería la larguísima distancia de 90 kilómetros para dejarnos, esta vez sí, a las puertas del parque temático más grande del viaje. Un parque prácticamente nuevo, con una buena colección de rides y credits y con la esperanza (esta vez sí) de poderlo visitar por completo. Por fin llegamos a las puertas de World Joyland:
Y dejábamos atrás tres fatídicos fails que, dicho sea de paso, fueron los 3 únicos que hubo para el resto del viaje. A partir de aquí la cosa se calmó y, pese a que tuvimos que encajar algún que otro contratiempo (que ya os explicaré en su momento) el viaje se encarriló de nuevo.
*****
Y hasta aquí esta apasionante y extensa narración de lo acontecido en poco más de 24 horas durante el viaje. Un escalón no esperado entre el cuarto y el quinto día de nuestra ruta, un tropezón que sin duda alguna no estuvo en ningún momento en nuestras manos sino en las manos de la dichosa y temida meteorología.
Esta entrada es una muestra de que pese a que pueda parecer siempre que los RollerCoaster Team Tours salen a la perfección y nos permiten visitar los parques sin problemas, lo cierto es que en ocasiones surgen contratiempos que hacen que la experiencia y la improvisación hagan acto de presencia.
Y la verdad es que, visto con perspectiva, el Plan B que tuvimos que tomar no estuvo tan tan mal...
Interesante entrada, creo que a todos nos ha pasado alguna vez algo parecido, no sé si tan lejos como a ti. El chasco que te llevas es impresionante...
ResponderEliminarYo visité Thorpe Park en Septiembre 2012 y me encontré con la desagradable noticia que dos de sus mejores atracciones Colossus y Stealth estaban cerradas, y el día era muy bueno. Existe alguna manera de saber si alguna de las atracciones cierra un día concreto? o en general hacen lo que les da la gana sin previo aviso? Visité la web el día anterior y no ponía nada de atracciones cerradas....
Métodos 100% fiables ninguno, es más bien algo con lo que hay que contar al organizar el viaje y tener siempre preparado un Plan B o alternativas varias. Hay varias maneras de tener un poco controlada la apertura/cierre de rides en un parque, una de ellas es simpatizar y visitar foros y webs de fanáticos de ese parque, suelen llevar al día el estado de mantenimiento o de posibles cierres de rides, mucho más que las páginas oficiales de parques (que suelen callarse bastante este hecho). Luego el mismo día de la visita hay gente que usa un método un poco demasiado complejo que es llevar walkie-talkies y sintonizar la frecuencia del propio parque por donde todos los trabajadores hablan, para así saber al momento lo que los de mantenimiento o dirección se hablan entre ellos y si, por ejemplo, una ride debe cerrar antes de abrir el parque, conocerlo antes de adquirir las entradas. Pero esto es ya muy complejo, como repito. El mejor método es estudiarse bien el parque antes de visitarlo y entrar en alguna de sus comunidades de fans donde seguro que sabrán más que uno mismo. Saludos Jaime!
EliminarYa me apetecía ver una entrada del tipo "detrás de las cámaras".
ResponderEliminarEs imposible tener el control absoluto de un viaje de estas proporciones y que todo salga al milímetro pero bueno, en un país o ciudad desconocido siempre habrá miles de sitios para ver y poder disfrutar del viaje conociendo cosas nuevas.
Son simples imprevistos que no dependen de ti. Lo mejor que se puede hacer es poner buena cara y tomar otro camino y, quien sabe, a lo mejor vives otras experiencias únicas que de no ser por los "fails" jamás habrías tenido la suerte de conocer. Yo lo veo como oportunidades en potencia y una forma de hacer el viaje más interesante y misterioso (seguro que estás pensando "si si... pero yo quería visitar Happy Valley)
En fin, gracias por otra entrada más Jivo
Sí sí, pero yo quería visitar Happy Valley jajaja. Nah, en serio, estoy totalmente de acuerdo con tu comentario. De hecho no nos vamos a engañar, el mazazo de Happy Valley se notó durante todo el viaje (incluso después de visitar el otro Happy Valley, el de Beijing). Pero es algo de lo que no me apeno, sinceramente. Sí, posiblemente Gongqing Forest Park, Century Park y el turismo por Shanghai no es lo mismo que una dive machine, una megalite o una de las mejores woodies del mundo, pero por lo menos viví en un sólo día un puñado de vivencias y experiencias que jamás será igualado. Y a Shanghai siempre tengo tiempo de volver, ahora que he visto que es tan relativamente fácil.
EliminarGracias a ti por el comentario, se agradecen estas opiniones :)
AFAPAM: La verdad es que debe ser super estresante planificar un gran viaje como este, calculado al milímetro, pero eso también beneficia en días como esos en los que la cosa no sale como se ha planificado, el tener un o varios planes "B". Sí, es cierto, es desagradable llegar a un parque despues de haber gastado tiempo y dinero y ver que está cerrado. Pero es peor no haber pensado un plan B por si eso falla y veo que tu siempre tienes ese plan que pueda mejorar un dia catastrófico. Gran entrada y gran planificación
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