Perdiendo el miedo a las Witching Waves
(Turó Park, 1914)
Llevamos varios centenarios de años en los que la industria de los parques, en mayor o menor medida, continúa viva y ofreciendo temporada tras temporada innovaciones e inventos que en ocasiones pasan a mejor vida con el paso del tiempo, pero en otras ocasiones pueden llegar a quedarse en la memoria del pueblo hasta convertirse en auténticos clásicos. Ahí tenemos claros casos como las norias, los carrouseles, las sillas voladoras, los coches eléctricos o más recientemente las torres free-fall o los simuladores 3D y 4D.
Pues bien, lo que hoy veremos en esta nueva edición del Bloggercoaster Museum son las Witching Waves (olas embrujadas), una ride que gozó de gran fama y popularidad durante las primeras décadas del siglo XX
En esta fotografía en concreto vemos las Witching Waves pertenecientes al Turó Park de Barcelona, una fotografía que data de 1914.
Las Witching Waves fueron inventadas en 1907 de manos del estadounidense Theophilus Van Kannel y creadas y construidas especificamente para el Luna Park de Coney Island. A partir de entonces la fama de dicha ride subió como la espuma y el rumor de su éxito corrió como la pólvora, empezando a aparecer en las principales ferias y sobretodo parques de la Europa de principios de siglo XX, que apostaba fuertemente por las innovaciones tecnológicas y mecánicas.
Como en otras ocasiones ya os he comentado, Barcelona supuso en su día algo parecido a lo que es hoy en día, una ciudad cosmopolita, rica y que invierte mucho en innovación y en tecnología vanguardista. Fue así como se produjo el curioso fenómeno de tener hasta cuatro parques de atracciones a la vez funcionando en muy poco espacio, por lo que tarde o temprano las Witching Waves acabaron apareciendo en la ciudad condal y las vimos por duplicado (Turó Park y Saturno Parque). Tibidabo, de hecho, se interesó en su momento por este tipo de rides aunque finalmente apostó por una innovación más justa y barata en forma de coches electrónicos donde antiguamente encontrábamos la antigua Muntanya Russa.
El mecanismo de esta ride es realmente sencillo, aunque a día de hoy se nos hace un poco extraño, hay que pensar que por aquella época el concepto de conducir un vehículo que tuviese autonomía propia (como un coche o una motocicleta) era totalmente impensable o cuestión de muy pocos millonarios. Las Witching Waves, mediante un mecanismo de curvatura de metal blando permitía generar en los visitantes la sensación de desplazamiento y carreras por una pista que generaba unas ondulaciones artificiales.
De hecho tras los primeros días de funcionamiento de las Witching Waves tanto de Turó Park como de Saturno Parque se empezaron a crear pequeñas competiciones y liguillas entre asiduos visitantes de ambos parques, algo de lo que ambos parques sacaron ventaja a la hora de utilizarlo como reclamo publicitario para sus recintos.
Como entiendo que el concepto quizás se os escapa un poco (confieso que yo en su momento tampoco entendí demasiado el mecanismo), por suerte conservamos mediante Youtube una gran joya audiovisual de época (1914) que nos ayudará muchísimo a comprender el mecanismo de las Witching Waves además de ilustrarnos del ambiente de Blackpool Pleasure Beach por aquellos tiempos. Os recomiendo ver todo el vídeo entero, pero si queréis descubrir la ride de la que hoy os hablo deberéis desplazaros hasta el minuto 5:50, donde aparece genialmente plasmado:
Como podéis observar, estaríamos hablando de una ride a medio camino entre los bumper cars (otra de esas rides que triunfaron durante una larga época en los parques de todo el mundo y que todavía hoy en día arrancan sanas competiciones entre amigos) y una spin ride como en su día lo fue el famoso Látigo, del que también disfrutamos en parques (y del que todavía quedan diversos especímenes repartidos por el mundo).
Lamentablemente hoy en día las Witching Waves lucen totalmente extintas, únicamente podemos ver muestras en documentos gráficos o en pequeños museos particulares donde se conservan apenas algún que otro coche restaurado. Pero en funcionamiento es imposible verlas ya y las medidas de seguridad que hoy en día rodean los centros de ocio y parques harían imposible su uso tal y como lo vemos en fotografías y postales.
Pero la finalidad de este tipo de entradas es recordar que en su día poblaron la mayoría de parques de atracciones del mundo una serie de engendros mecánicos que sorprenderían a cualquiera hoy en día, pero que en su momento se convirtieron en auténticos imanes para la clientela ávida de dejarse su dinero en la diversión, algo que perdura y perdurará esperemos que por mucho tiempo.
Aspectos técnicos / estéticos
Tipo de archivo: fotografía clásica/postal fotográfica
Medidas: 13x10 cm (fotografía) y 11x8 cm (postal).
Fotógrafo: anónimo (fotografía) y Publicidad Colubí (postal).
Fecha: 1914 ambas imágenes
Motivo: Witching Waves del Turó Park (Barcelona), detalle de una viajera primeriza perdiéndole el miedo al sistema de conducción y una vista general de la pista rectangular rodeada de una alta columnata.
He alucinado con el vídeo. El theming de River Caves no me lo podía ni imaginar en aquella época. Y Witching Waves es realmente como coger una ola que te empuje. Me sorprende ver una tecnología así por aquellos años.
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