Tercer día de la inesperada y secreta visita a Alemania. El día anterior probamos entre pecho y espalda la mejor coaster de acero del mundo y un parque que poco a poco va ganando galones con el añadido de Plopsa como gestor. Pero tal como le fui repitiendo a Fon en el transcurso de nuestras visitas a parques, monté y planifiqué el viaje para que fuese ascendente en todo momento. Cada vez más calidad y más detalles hasta llegar, como es natural, a la meca europea de los parques. Pero ahí ya llegaremos más adelante.
Pasamos la noche en un hotel llamado Neckarbett, situado en la población de Lauffen am Neckar, a poco menos de 10 kilómetros de Erlebnispark Trispdrill, nuestro siguiente objetivo. El hotel llevaba apenas unas semanas abierto desde 0, todo nuevo, habitaciones limpísimas, instalaciones impolutas y la chica que lo llevaba muy simpática y atenta. Este es el aspecto exterior del edificio, por dentro predomina el color blanco y el minimalismo Ikea:
Aprovechando el desayuno que entraba con la habitación salimos ya del hotel con el buche lleno y nos dispusimos a enfilar camino hacia Tripsdrill. Tiempo inmejorable (como veréis en las fotos con el cielo totalmente azul y despejado) y como ocurrió con Holiday Park, Trispdrill presentaba también un attendance bastante elevado (aunque con operativas ágiles y efectivas la cosa no pasó nunca de los 20 minutos de cola en G'sengte Sau). Adquiridas las entradas, entramos en el parque a primera hora:
De Tripsdrill preveo que hablaré mucho en el futuro, más que nada porque esperé visitarlo con la Nikon para sacar una buena colección de fotografías. Pero los que me leéis sabéis que siento un aprecio especial por este parque. Rural, verde, muy pueblerino y con una familiaridad genialmente llevada tratando temas con doble humor adulto. Ya con la zona mainstreet del parque podemos darnos cuenta de que en este parque la vida va a un ritmo diferente del resto:
Mi objetivo con la visita a Trispdrill era muy específico de cara a mostrar a Fon algo que, por desgracia, en España no abunda (de hecho no existe). Un parque que sin afán de recaudar o amasar grandes fortunas ni números de attendance anual consigue conectar enseguida con el público a base de un cuidado exquisito de sus instalaciones y rides, unas operativas dignas de admirar, unos precios totalmente populares y una riqueza de detalles y rarezas difícil de encontrar en la mayoría de parques "grandes". Tripsdrill y sus rides/coasters sirven para darnos cuenta de que la humildad sigue presente en algunos parques:
Y sí, Tripsdrill guarda como sabréis la mayoría una cantidad ingente de detalles loquísimos dignos de ser descubiertos en la visita. Como por ejemplo animatronics en la calle por doquier, escenas a medio camino entre el surrealismo y la obscenidad o pozos en los que, tirando de la cuerda, aparecen bebés parlantes:
Y aunque esta es la parte que más cala en el visitante primerizo, el parque alemán guarda entre sus mejores cartas elementos fácilmente reconocibles para el entusiasta de parques que todavía no lo ha visitado pero que frecuenta Internet. Como por ejemplo su excéntrico flume (Badewannen-Fahrt zum Zungbrunnen), más conocido como el flume de las bañeras o de los baños públicos. Aquí el big drop (de los 3 que tiene en total):
Y pese a que G'sengte Sau fue el resorte que llevó a este parque a situarse en el mapa general de parques de calidad de Europa, fue el estreno de la woodie Mammut en 2008 lo que lo catapultó a la calidad que hoy en día sigue mostrando a sus visitantes. Mammut sigue igual de fina y silenciosa que cuando la probé allá por 2010, mostrando que una woodie puede llegar a cotas insospechadas de suavidad y equilibrio, algo de lo que Fon tomó nota no sin cierta sorpresa en su rostro nada más llegar (siempre recordaré el momento en el que se giró y me dijo: "¿pero...y el sonido?"):
Pero si algo centró buena parte de la visita esta tercera jornada de viaje fue la nueva joya adquirida por el parque en 2013 y que cumple a raja tabla la norma no escrita de los parques discretos alemanes (construir una novedad por fases: primero la estructura funcional, luego el theming, luego el entorno, etc.). Karacho es la eurofighter con la que Trispdrill apostó el año pasado de cara a completar el hueco que le faltaba al parque, el de una steel coaster con inversiones apta para los más atrevidos de la família:
Y es una delicia. Los y las que me conocéis sabéis que no soy gran defensor de este modelo de coasters ya que hasta el momento (y salvo la excepción quizás de Fluch von Novgorod en Hansa Park) todas las eurofighters me parecían aburridas, cabezonas y algo monótonas, pero el layout de esta Karacho está tan genialmente hilado que de principio a fin la coaster se convierte en experiencia sin parangón.
Si a esto le sumamos la nada despreciable lista de "gadgets" que Gerstlauer ha añadido a su juguetito especialmente para Tripsdrill (por eso de si te vendo 2 coasters, la tercera viene con regalos) obtenemos detalles como un tramo totalmente fresco desde la salida de estación hasta el lanzamiento o unos magistrales trenes cargados con luces LED rojas que varían su intensidad como si de fuego se tratara, algo realmente digno de ver en persona:
Como os decía, el layout apenas presenta irregularidades salvo en un par de puntos en los que se aleja de la maraña para entrar en MCBR (y así facilitar la carga continua de una coaster que de por sí no presenta grandes colas). Pero si de un combo de elementos me enamoré con locura es del triple combo dive loop + túnel + corkscrew. En su día hablaré al detalle de esta coaster ya que pienso analizarla palmo a palmo, pero esta entrada a túnel es totalmente brutal, alimentada por humo artificial y por una brusquedad en el giro de las vías que la convierte en un elemento totalmente inesperado, como ese sorbete de limón a mitad de banquete:
Y como ocurriera con la visita a Holiday Park, unas 8 horas después de haber pasado por el arco de entrada, regresábamos de nuevo al coche para enfilar otra ruta distinta no sin antes apurar nuestra estancia en este parcazo hasta el mismo final, hasta que poca gente quedaba ya en el parque.
Atrás dejábamos un parque repleto de detalles, rincones, animatronics, escenas surrealistas, rides desconocidas, ingenios, operativas, coasters, theming y prados verdes repletos de famílias contentas. Atrás dejamos las abuelas de los baños públicos, el molino tobogán de madera o los cochecitos eléctricos (que de nuevo he de decir que ignoro cómo funcionan exactamente, una vez más).
Por delante una rutita de unos 140 kilómetros a medio camino entre carreteras secundarias y la A5, la autopista más famosa para los fanáticos de este mundillo, la autobahn que te lleva directamente a las puertas de Rust y, por ende, del gigantesco Europa Park.
Más adelante os cuento...
Tenia oídas cosas sobre Trispdrill pero no me había parado a mirarlo. Que parque mas interesante! Apuntado para una posible ruta por Alemania y sus muchos rincones parqueriles! gracias!
ResponderEliminarDe todas formas os hablaré de él más adelante, pero sí, Tripsdrill al fin y al cabo es la tercera punta del triángulo alemán de parques, punto casi obligatorio de visita para cualquier fanático de parques una vez en la vida por lo menos. ¡Gracias a ti por tu comentario!
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