En nuestra última incursión en este bonito parque asiático pudimos visitar tres de sus áreas temáticas: Wild Fjord (que nos sirvió como acceso al parque desde el exterior, fuera cual fuera nuestro medio de transporte), Happy Time (que nos ofrece una generosa variedad de rides más dinámicas e intensas mezclada con una introducción al theming relacionado con la velocidad y la tecnología futurista) y por último Atlantis, uno de los casos de theming extremo más espectaculares no solo a nivel de China, sino a nivel del mundo entero, con Crystal Wing como telón de fondo de una obra colosal en sus formas y contenidos.
Dicho esto hoy, en Bloggercoaster, es el momento de explorar dos grandes áreas más del parque que nos ayudarán a comprender la temática general del mismo, algo dispersa ciertamente cuando se trata de ver de manera global su contenido: Aegean Harbor y Lost Maya. ¡Vamos allá!
De las alturas a las profundidades
Como os decía, dejamos poco a poco atrás las grandes edificiaciones rocosas y toscas que nos ofrece el área temática de Atlantis, dejamos atrás el aroma seco de sus aguas revueltas y nos desprendemos de esa temática steampunk tan y tan bien llevada para adentrarnos en otra temática que suele ser, más o menos, recurrente en los parques temáticos como son las civilizaciones clásicas, esencialmente la griega y toda la mitología respaldada en su rica cultura. Es así como el parque nos abre las puertas de Aegean Harbor:
A partir de aquí el paisaje cambia considerablemente. Pese a que nos encontraremos con grandes edificios y un theming realmente cuidado, echaremos algo de menos la grandeza de la montaña central de Atlantis, pero ¿cómo hacer olvidar semejante majestuosidad sin crear un gran contraste temático? El parque resuelve incluso estas dudas introduciendo cambios en el paisaje que evidencian una evolución lógica, como pueden ser en este caso unas ruinas medio derruídas y hundidas en el pequeño lago que bordea el área:
El primer elemento importante con el que nos encontramos en esta nueva área temática rompe quizás con los esquemas que tendríamos de la perfección y el buen gusto a la hora de distribuir la relación de rides, coasters, shows y theming de manera homogenea, como había demostrado hasta ahora el parque. Se trata de un pabellón semicircular de graderías con una pista central repleta de rampas y accesos a modo de skate-park y que recibe el nombre de X-Games Performance:
No tiene absolutamente nada que ver con Aegean Harbor (de hecho se trata de un espectáculo acrobático a medio camino entre el baloncesto, el skate y las BMX), pero el parque juega con la baza de que pese a que está presente en la ruta, no llega a chocar directamente con el vial de visitantes ni con el theming del área inspirada en Grecia. Si os fijáis, rodean las gradas árboles y arbustos que disimulan mucho el lugar y lo convierten en algo así como un edificio semicircular de servicios. Lo cierto es que es un área bastante perdida del parque (perteneciente a Wild Fjord, es decir, más bien a la pre-entrada al parque) y su uso queda incierto y difuso en general.
Seguimos bordeando este estrecho y curvado lago para detenernos en una bonita y completa panorámica con una inquietante forma a nuestra izquierda:
Efectivamente, lo que veis es la fachada de un gigantesco caballo de Troya, pero lo más espectacular es ver el mismo edificio de lado, pues se nos descubre una de las maneras más curiosas de aplicar un theming desproporcionado a una ride tan mecánica y esencial como un top-spin. Se trata de Trojan Horse y posiblemente estemos ante una de las primeras rides del parque que no están facturadas por empresas extranjeras, sino por una de esas empresas chinas que se dedican a realizar curiosos knock-offs de rides de origen occidental:
Tras todos los giros que nos puede proporcionar la mareante y brusca Trojan Horse, sin apartarnos del borde del lago podemos disfrutar de Happy Water Balls, una "ride" (si podemos considerarla como tal) consistente en unas colchonetas inflables transparentes con forma cilíndrica que permiten que nos metamos en su interior y rodemos por la superfície del agua cuales hamsters huidizos:
Y sí, la intención desde que se construyó el parque allá por 2006 era ya la de que este enorme edificio pesquero en forma de vistoso templo acogiera esta sencilla atracción que, dicho sea de paso, requiere de un pago aparte si queremos disfrutar de ella. Pagando 20 yuanes (el equivalente a poco más de 3 euros) podremos disfrutar de 15 minutos de irregular paseo en uno de estos cilindros inflables.
Salpicaduras desproporcionadas
Puede que hasta ahora estos primeros 200 metros de Aegean Harbor os hayan dejado un poco tibios y de hecho, mirando con perspectiva el parque, puede que sea un pasaje bastante confuso y perdido en el mapa general del parque. Es por eso que en 2013 Happy Valley sorprendió a todo el mundo indicando que realizarían la inversión económica más importante de la reciente historia del parque, justo después del añadido de Extreme Rusher. Durante nuestra visita a mediados de 2013 la actividad en forma de obras y movimientos de tierra estaba ya en un estado muy avanzado de incluso cimentación en algunos puntos del parque:
Toda esta zona en obras pertenece hoy a un gigantesco pabellón indoor en el que podemos localizar una mini-área temática llamada Fantasia (¡originalidad!) que hace apenas unos meses, para la temporada estival de 2014, fue inaugurada y mostrada discretamente al mundo. En Fantasia podemos encontrar 3 o 4 rides de tamaño discreto, todas made in Zamperla ($$$) y que complementan lo que antes os comentaba, una zona del parque bastante insustancial y vacía.
Pero no os preocupéis porque tras este pequeño espacio de descanso y relax visual (viniendo de la desmesurada Atlantis) viene otro gran elemento icónico del parque pequinés y que ha aparecido un buen puñado de ocasiones en distintas reviews y fotografías sacadas con cuentagotas del parque. Se trata de The Odyssey y tiene un tamaño realmente espectacular:
Es el big splash de Happy Valley Beijing y tiene mucha, mucha historia tras de sí (sobretodo a nivel particular en cuanto al RCT 2013). The Odyssey se convirtió en una de esas rides que, sin proponértelo, forman parte del anecdotario y las risas una vez finalizado el viaje y es que no me negaréis que semejante salpicadura final no merece por lo menos ser observada desde distintos ángulos:
The Odyssey es una big splash de fabricante chino ambientada en una especie de adaptación del relato clásico de Homero de las andanzas de Ulises y Odiseo pero, ya conocéis el desparpajo de la cultura china a la hora de copiar el resto de culturas: un poquito de aquí, otro poquito de allí. Al final todo se resume en un viaje por catacumbas (emulando quizás el descenso al infierno de Hades), un encuentro con un cíclope, un par de navíos hundidos y poco más.
A nivel técnico The Oyssey nos ofrece dos alicientes fuertes más allá de la sobredosis visual de theming colorido. Por una parte tenemos un primer drop de dimensiones reducidas pero con una salpicadura equivalente a las que podemos encontrar en los parques de todo el mundo:
Y en segundo lugar tenemos el big drop, protagonista indiscutible no solamente de la ride sino de todo el entorno. Nosotros, como buenos aventureros que somos, decidimos probar al máximo la cólera de The Odyssey y decidimos desafiar la enorme ola blanca que se acercaba ciclo tras ciclo de manera peligrosa en dirección al puente de visionado (debidamente cubierto con una estructura de plástico transparente). Pero es tan gigantesca la salpicadura que llegaba, dependiendo del peso de la barca, a media docena de metros más allá de esa estructura, por lo que era relativamente fácil llevarse un remojón, como veréis a través de esta entretenida serie de fotografías:
En el paso número 1 la preparación previa en el lugar ideal (nótese el hecho de que para los chinos mojarse en un parque es algo MUY inusual, por lo que nuestra valentía era recogida por una buena cantidad de fotógrafos del lugar), en el paso número 2 el descenso rápido de la barca a través de la rampa del big drop, en el paso número 4 la salpicadura se elevaba varias decenas de metros por encima de nuestras cabezas y chocaba contra la estructura de plástico y por último en el paso número 4 recibíamos de lo lindo una dosis generosa de refrescante agua china.
Todo ello para acabar tal que así, empapados pero felices:
Momentos clásicos 100% RollerCoaster Team.
Por cierto, si tenéis cierta curiosidad a la hora de observar la pared central que se eleva en mitad del lago central de la ride, decorada con estilizados murales y con el trasfondo de una colina de poblado griego, os desvelaré el secreto de lo que hay tras estos irregulares muros/edificios:
Una enorme plaza con un escenario llamada Olympic Culture Square y que servía, durante varias ocasiones al día, para hacer un pase de números de baile y acrobacias inspiradas en la fantasía de los relatos mitológicos relacionados con la Grecia predominante en el lugar. Una forma inteligente de aprovechar el espacio generado por un recorrido estiradísimo como es el de esta big splash y ocultar unas graderías (que en su parte trasera esconden el mural que veíamos en la fotografía de arriba):
En nuestro caso vale la pena advertir de que NO riddeamos The Odyssey, pese a que estuvimos tentados a ello durante un buen rato. El motivo principal eran las cargas, que en Happy Valley Beijing adquieren un tono tedioso y llegan a hacer que una ride que podría tener una carga promedio de 1200-1500 personas por hora tenga unas largas colas de espera en una estación cerrada a no menos de 35 grados de temperatura y con menos de la mitad de su capacidad natural. ¿Meternos en una olla a presión con 200 o 300 chinos durante una hora? Contadme más:
Pese a todo, si os habéis quedado con las ganas de saber qué tal es esta The Odyssey y si rivaliza, con razón o no, con el resto de big splashes de el mundo entero, os dejo con un interesante vídeo que he localizado en la omnipresente Youtube y en el cual se puede ver no sólo el impresionante tamaño de las dos salpicaduras de la ride, sino también un recorrido on-ride bastante aclaratorio:
Ciertamente The Odyssey representa uno de los hot spots del parque, un lugar que concentra la gran mayoría de attendance de todo el recinto, sobretodo en horas punta en las que el calor y el sol aprietan:
Y pese a todo repito: el miedo de los chinos a mojarse en los parques es realmente exagerado. Como habréis podido comprobar a lo largo de estas últimas fotografías, no había barcaza que no saliera repleta de chubasqueros azules de plástico, pese a hacer un calor de mil demonios. Ahora que lo pienso detenidamente... quizás ese agua tenía alguna que otra propiedad radioactiva que nosotros no supimos tener en cuenta (¡glups!).
No despertéis los dioses Mayas...
Completada ya el área de las pitas, los gyros y el joroña que joroña (esta última una licencia totalmente gratuita) nos desplazamos bordeando el pequeño lago que separa las áreas de Atlantis y Aegean Harbor divisando de nuevo grandes estructuras de theming en forma de rocas y cemento tematizado.
No sin antes nos fijamos de nuevo en las obras que se estaban llevando a cabo a nuestra derecha y que, vistosamente señaladas con un larguísimo panel explicativo, anunciaban la otra gran novedad del parque para 2014 y que también fue inaugurada hace apenas unos meses, una dark ride acuática totalmente indoor con escenografía y pasajes inspirados en la cultura clásica china y que juegan con elementos de animatronics sencillos, luces negras y pequeños dioramas. Una novedad que, dejadme que lo confiese, nos tuvo algo intrigados en cuanto vimos las imágenes de los plafones, llegando a pensar que se trataba de una compleja splash battle indoor:
Dicho esto ahora sí nos adentramos en la quinta área temática del parque (la cuarta si no tenemos en cuenta la insustancial Wild Fjord) cuyo acertadísimo nombre es Lost Maya y donde, efectivamente, viajaremos a través de la selva y la cultura aztecas para beber directamente del misticismo propio de una época clave para la civilización centroamericana.
Lost Maya es efectivamente un área muy tropical que juega con la ventaja de que el clima chino, sobretodo en la época estival, se asemeja mucho en cuanto a temperaturas y humedades con el clima de los paises latinoamericanos, por lo que permite mucho el juego de naturaleza verde, frondosa y con amplias áreas de sombra que, para qué vamos a engañarnos, se agradecieron mucho durante nuestra visita.
Este área juega a un nivel algo inferior, en cuanto a espectacularidad, al de Atlantis, pero claramente superior al ofrecido por Aegean Harbor, por lo que os prometo que veréis elementos curiosos y ciertamente sorprendentes. Para empezar el área nos ofrece varias zonas de descanso y paseo decoradas con bonitos jardines tropicales y animadas por varios pasajes de senderos con fuentes ornamentales que sueltan chorros traicioneros, ya sabéis, de esas que más vale evitar si no queremos acabar más mojados todavía:
Oculta también esta zona una bonita mini-área de juegos inspirada en un elemento occidental recurrente de los parques temáticos como es el clásico árbol gigantesco por el cual podemos ascender hasta tener una vista panorámica del área:
Encontramos también una atracción popular y muy extendida en Europa y EEUU como es la batalla de globos catapultados, aunque he de decir que en su versión china no gozaba de demasiada fama (os lo he dicho, los chinos son amigos de ver el agua, pero no de sentirla):
Pese a ciertas diferencias, Lost Maya me recordó en muchos momentos al sevillano parque de Isla Mágica en cuanto a la gestión de sombras y elementos acuáticos, como por ejemplo esta curiosa y muy útil fuente ornamental de la que el agua brota por la zona superior a través de un gran plato sostenido por una estatua de rasgos típicos de la cultura maya y que el valiente de Luís se atrevió a probar sin pensárselo apenas:
Lost Maya esconde en su interior una ride más o menos relevante, varias flats de inferior importancia, una coaster familiar y un gran espectáculo (¿lo véis? Similar a la estructura de Atlantis).
Dando por hecho que más adelante os hablaré de la ride princila y el credit, el primer elemento grande con el que nos topamos es una amplia estructura que puede recordarnos algo así como un volcán y que se extiende, ladera abajo, en una preciosa escenografía repleta de elementos visuales. Nos encontramos, casi sin quererlo, ante Maya Catastrophe, uno de esos deliciosos shows que vale la pena esperar a ver por su complejidad escenográfica:
En esencia el show es muy sencillo y pese a estar en un 95% con diálogos chinos es muy fácil de entender: una pareja de exploradores (topicazo) investigan la ladera de un volcán de centroamérica en busca de unos legendarios tesoros (topicazo). Son advertidos por un explorador anciano que sufrió en su día la cólera de los dioses Mayas (topicazo) pero se desentienden y deciden investigar aún sabiendo el riesgo que corren:
Minutos después un brujo hechicero despierta los dioses durmientes y decide amargar la existencia a la pareja de exploradores y el anciano, haciendo que brote de las mismísimas entrañas de la tierra una avalancha de agua que, en resumen, se convierte en el punto más interesante y conmovedor de todo el show, esperado largamente por el centenar de espectadores que se reúne en las graderías de roca artificial:
Realmente la interpretación de los actores es de un pésimo aplastante, pero todo se solventa cuando la escenografía empresa a presentar su potencial y descarga miles y miles de litros a través de las laderas escarpadas que pillan totalmente desprevenido al que no espera semejantes chorros de blanca y pura agua.
Y nada mejor que, para comprobarlo realmente, echar un vistazo a una grabación más o menos completa del show. Os podéis saltar rápidamente la agonizante parte en la que los actores tratan de explicar a saber qué y pasar el vídeo al minuto 3:02 en el que el agua empieza a brotar del interior de la "tierra" y se nos muestra la cólera del perturbado descanso de los dioses:
Es cierto que no es la naturaleza completa de este tipo de shows (a medio camino entre la escenografía extrema y los stunt-shows más clásicos) lo más destacado de su existencia, sino el hecho de que un parque se la juegue creando un rincón abierto por completo (las gradas están adaptadas para que puedas entrar y salir de allí sin molestar al resto de espectadores). La existencia de Maya Catastrophe responde simplemente al afán de observación e inquietud que siempre ha tenido el público chino y, más todavía, si hablamos de fenómenos naturales como los corrimientos de tierra o las riadas descontroladas:
Otro de esos ejemplos de potencial económico en un parque, invirtiendo una cantidad ingente de dinero en un show que ni siquiera se aseguran que vayas a ver porque, para qué engañarnos, tampoco está publicitado en ninguna parte. Eso sí, yo iba advertido ya por haber visto un par de vídeos previamente y de ahí que no nos lo dejáramos en nuestra visita durante aquella jornada.
Apuntadlo en la agenda si tenéis pensado poner pie en Happy Valley Beijing. La parte de los diálogos puede que os aburra soberanamente, pero cuando empieza el "salseo" es cuando es inevitable quedar asombrado ante lo salvaje de estos torrentes enfurecidos.
Explorando la intensidad andina
Nos quedan todavía una gran ride y una más que válida coaster por explorar y estamos a medio camino de esta intrigante Lost Maya. La estructura de este área es muy ramificada en todo momento, por lo que es bastante recomendable tener a mano el mapa y poderse desplazar por los distintos senderos que se abren y cierran conforme vamos descubriendo elementos curiosos del paisaje, como esta incongruente estatua dedicada a Robert Baden-Powell, fundador del movimiento escolta y un gran amante de la exploración y el senderismo:
Imagino que la intención de incluir en este lugar una estatua de este tipo responde, como he comentado antes, al afán explorador que parece ser que muchos chinos llevan en su interior. ¡Quien sabe!
Dispersados por el lugar y muy bien camuflados a través de la espesura de la selva, nos podemos encontrar multitud de edificios tanto de servicios como de restauración, como es el caso de este Maya Dinning Room, embutido directamente en el interior de una pirámide maya que a su vez se integra a la perfección con la vegetación del entorno:
Pero si Lost Maya tiene una estrella indiscutible en cuanto a extensión de terreno y paisajismo se refiere, esa no es otra más que Jungle Racing, la mine-train de Vekoma que discurre a través de infinidad de pasajes, barrancos, templos y demás formaciones temáticas de extremada belleza tanto para el espectador como para el viajero:
Realmente estamos de nuevo ante un caso de exaltación de la belleza a través del uso de los elementos gráficos de los que dispone la temática del lugar ya que, no nos olvidemos, el credit en sí es una clásica mine-train de Vekoma, un tipo de credit más bien incómodo y molesto para el viajero debido a su enorme cantidad de vibraciones y transiciones de cambio de peralte molesto (tened en cuenta que disponemos de una simple barra lapbar que nos sujete a todo el asiento):
El modelo MK-900 de los holandeses, el más similar a este custom comprado por triplicado en China, lo podemos encontrar si visitamos Phantasialand, Rainbow Magicland o Disneyland Park París, siendo el ejemplo de Happy Valley Beijing quizás el menos agraciado en cuanto a suavidad o dinámica del recorrido, llegando a presentar varias hélices realmente aburridas e insustanciales:
Pero como os he dicho anteriormente, el theming aquí lo es casi todo. Durante el recorrido pasaremos a través de pequeños túneles, paredes bellamente decoradas, cascadas, pequeños estanques, jungla o un lift que ha sido calificado por muchos como uno de los más bonitos del mundo, decorado exquisitamente con estatuas inspiradas una vez más en la rica cultura maya:
Una coaster sencilla y simple en su layout, sin pretensiones, quizás con algún pequeño airtime mitigado por la vibración o las transiciones de elementos, pero que cumple a raja tabla su cometido: erigirse como estandarte de la familiaridad en un parque que demuestra ride a ride cierta tendencia a las sensaciones extremas.
Seguimos moviéndonos por Lost Maya, orientados a través de señales que juegan en todo momento con el theming del que se trata y que llegan a adquirir valor como esculturas propias:
Y nuestra última parada, para rematar la faena en este área temática, es un elemento que no por ser más visible que el resto o por sus dimensiones debe ser menospreciado, os hablo de Apollo Wheel (que alguien me explique este nombre...), un giant frisbee XL de Huss (sí, los chinos tiraron a marca y calidad en esta ride, también) aposentado en un colosal tambor de cemento tematizado y rodeado de desafiantes serpientes de roca que emergen del agua mirando a los 4 puntos cardinales:
Iba ya avisado de lo genial de este bicho gracias a Max Air de Cedar Point y sin lugar a dudas no hubo decepción: velocidad infernal, un ciclo larguísimo, altura de vértigo y el añadido extra de dejar de ver suelo con cada balanceo ya que estaremos suspendidos a unos 30 metros de altura sobre el nivel del agua:
Apollo Wheel es la confirmación por parte de Happy Valley Beijing de unas pretensiones largamente descubiertas, de una intencionalidad joven, machacona, peleona y con tintes extremos que lo convierten en un parque deseable para el más intenso de los entusiastas. Pero a la vez es un parque de estampas, de vistas, de panorámicas, de observación boquiabiertos y boquiabiertas, es un parque tan espectacular como las fotografías lo muestran:
Y con semejantes vistas llegamos al final de Lost Maya, un área que se adentra en el difícil mundo de la vegetación tropical, de las ruinas artificiales, de las formaciones rocosas que no deben parecer artificiales y del equilibrio perfecto (recordad: ride extrema, rides menores, un credit y un show).
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Nos quedamos pues a las puertas de la siguiente área temática (Shangri-La) y también muy cerca de poder pisar la séptima y útlima área, una zona kiddie resuelta con soltura (Ant Kingdom). Pero hasta ahora hemos dejado atrás 4 áreas temáticas que responden a la perfección a la excelencia en el diseño de parques y a la seriedad en el mantenimiento o diseño de novedades en el recinto.
Happy Valley Beijing no hace más que madurar conforme avanzamos en el camino, demostrando soltura, demostrando aquella extraña sensación que habíamos olvidado parques y parques atrás, aquél saber hacer que lo convierten en una clarísima bandera en el mapa para todos aquellos y aquellas que quieran pisar China y quieran llevarse calidad en la maleta.
Evidentemente cada área tiene su particularidad, sus más y sus menos, sus aciertos y sus fallos, pero de lo que no queda duda (y ya os lo puedo asegurar ahora) es de que estamos ante posiblemente el parque más bien equilibrado de todo el gigante asiático.
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