Hoy los ciudadanos y ciudadanas de este lugar estamos convocados a dar nuestra opinión (de manera legal, ilegal, más o menos vinculante, pintadlo del color que queráis) y tenemos numerosos argumentos para defender nuestra voz ante el mundo.
He decidido hacer un ejercicio de documentación para que podáis comprobar, por vosotr@s mism@s, a qué me refiero con todo esto que os he explicado más arriba. De la lectura del interesantísimo e imprescindible "Les desventures de Port Aventura", obra del genial Roger Jiménez, se desprenden multitud de datos pero hay un capítulo en concreto en el cual veréis rápidamente la queja y estupor que el pueblo catalán lleva años expresando de muy distintas maneras.
Me quiero centrar en el episodio en el que se comenta, de manera detallada, el momento en el cual España perdió la oportunidad de oro de poder construir, gestionar y beneficiarse de la existencia de un posible Disneyland España. Una posibilidad que andó por despachos, reuniones y contactos durante 2 años a mediados de los 80 y que el libro recoge de manera magistral.
Os invito a hacer una profunda lectura y a sacar, al final de la misma, vuestras propias conclusiones:
"Una vez encarrilado el proyecto japonés, Disneyland se marcó el objetivo de implantarse en Europa y encargó los estudios de viabilidad a sus directivos Richard A. Nunis y Jim Cora. Sondearon las autoridades de Francia, Italia y España y administraron tanto la confidencialidad como las filtraciones a la prensa para obtener las mejores condiciones posibles de cada uno de los gobiernos respectivos. Al enterarse de esto, la Generalitat de Catalunya, que había estado marginada del proceso y descartada por el gobierno de Madrid, se puso directamente en contacto con la Disney y le hizo la entrega de un impresionante estudio con el título de "Preliminary Report on the possibilities and feasability of Catalonia as the location for a Disneyworld-Type of entertainment and leisure complex".
La parte de la selección de los emplazamientos posibles era técnicamente impecable y era la aportación del equipo del director general de Urbanismo, Joan Antoni Solans. El conjunto del estudio ofrecía datos de emplazamiento estratégico en el Mediterráneo, clima ideal, buenas comunicaciones, buenas infraestructuras, buenos servicios públicos, una economía desarrollada y con un importante sector terciario, una población con un buen nivel de renta media, una estabilidad política del gobierno autónomo, la primera zona turística del Estado y una buena calificación profesional de los trabajadores.
Aparte de los estudios cartográficos y de las fotografías aéreas, se hizo un vídeo de personalidades políticas y empresariales que garantizaban su soporte al proyecto. Pero todo ello no sirvió de nada cuando, en octubre de 1986, Javier Solana, por entonces portavoz del Gobierno, anunció que se presentaría una "oferta única" a la Disney.
Ello significaba una puñalada definitiva al plus que las autonomías estaban dispuestas a aportar (que en el caso de la Generalitat de Catalunya ascendía a 25000 millones de pesetas, que es exactamente la cifra que marcó la diferencia y que inclinó la balanza a favor de París).
[...]
Acto seguido, comenzaron a presionar a los americanos (Disney) con el fin de que aceptaran emplazamientos que no tenían nada que ver con el rigor o el más elemental conocimiento del mercado turístico. Primero les hicieron visitar con calzador la finca de La Almoraima, expropiada a Rumasa. Después los forzaron a orientarse hacia la finca que Entursa (la empresa de turismo del Instituto Nacional de Investigación) tenía en Almería. Y siempre hubo una voluntad: que Eurodisney fuera a parar a Andalucía.
Hasta el punto de que se llegó a ofrecer contrapartidas al megaproyecto de la Expo'92 de Sevilla, con multitud de negocios para adjudicar a los americanos si escogían una localización andaluza. Una insistencia digna de la mejor causa, porque en materia de marketing una empresa privada no puede estar por tonterías ni dedicarse a corregir las desigualdades internas de los países donde se instala.
Su trabajo es ganar dinero y, por lo tanto, elegir el mejor emplazamiento en función de criterios de estricta rentabilidad. Cosa que rompía naturalmente la sintonía entre unos fríos expertos guiados por el análisis del coste/beneficio y unos funcionarios españoles empeñados en imponer localizaciones irracionales por motivos puramente políticos.
Así, pues, esta disparidad de criterios y de manera de enfocar las cosas entre burócratas de aquí y empresarios químicamente puros de allí seguro que también hizo producir malas vibraciones que contribuyeron al fracaso definitivo.
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Veamos por la vía del contraste cual fue el comportamiento de los gobernantes de Madrid. En primer lugar, decidir desde un buen principio que querían situar el proyecto en Andalucía. Y cuando finalmente se convencieron de la firmeza en la negativa de los interlocutores y que ni la población, ni la renta, ni las infraestructuras, ni la distancia de los principales mercados emisores permitían seguir con el sueño de pensar con el deseo, orientaron toda su poderosa artillería en favor de la propuesta alicantina. Les salió aún así un problema inesperado: al enterarse el conseller de Comercio y Turismo de la Generalitat (Francesc Sanuy, de lo que estaba pasando y del hecho que Madrid descartaba sistemáticamente la alternativa de Catalunya, se estableció directamente contacto con la Disney, cosa que naturalmente se tradujo en la obvia e ingenua pregunta de los americanos: ¿Y porqué no Catalunya? Y también en una ingenua respuesta, que consistió en decir que ni tan solo la habían nombrado, aún siendo la primera zona turística del Estado, por la sencilla razón de que no había ningún terreno adecuado y disponible.
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Las otras condiciones son fáciles de adivinar. Buenas comunicaciones y proximidad a la autopista, no situarse lejos del litoral para poder tener un buen puerto deportivo, espacio suficiente para la instalación de campos de golf, etc. Y eso era lo que las autoridades catalanas les ofrecieron en tres localizaciones posibles: Torroella de Montgrí, Altafulla y Vila-Seca/Salou. Las negociaciones se mantuvieron en secreto hasta el final del proceso con el fin de evitar las compras especulativas en un momento en que los agentes de fincas del país recibían múltiples ofertas de compra y de trabajo de detectives.
Toda la prensa apuntaba, por ejemplo, a l'Ametlla de Mar como el emplazamiento elegido sin que la noticia tuviera los más mínimos fundamentos. Y por otro lado, en Girona nadie no sospechaba que también había un posible emplazamiento en sus comarcas.
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A la vista de la oferta presentada, los americanos exigieron visitar Catalunya y el gobierno central no se pudo oponer por más tiempo. Se redactó, eso sí, un informe absolutamente inconcebible. Un papel en el cual un gobierno, el de España, desaconsejaba la instalación en uno de sus territorios, Catalunya, con argumento absolutamente peregrinos, discriminatorios y falsos.
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En ver que a la Disney no se la podía hacer pasar por el aro y que ya no querían más exploraciones en Andalucía, se puso rápidamente en marcha la operación "Marqués de Griñón". Según publicó la revista Tiempo el 9 de febrero de 1986, sin que nunca nadie lo haya desmentido, el ilustre aristócrata y marido de Isabel Preysler, formó junto con su esposa una sociedad para comprar unos terrenos de 1000 millones de pesetas, que les habían asegurado que el gobierno recompraría en pocos meses por 10000 millones con el fin de colocar el parque Disney. [...] La maniobra provocó la huída del caso de Enrique Barón, que no quería prestarse a unas operaciones con un marrón tan visible, y también a la indignación de Francisco Fernández Ordóñez, presidente del Banco Exterior de España, que veía como el Banco de Alicante (filial suya) tenía, además, que financiar el marqués que consentía todas estas operaciones más que dudosas.
Imaginen la cara que debieron poner los americanos en ver como, desde las más altas instancias del gobierno, ya se repartían los beneficios de su negocio inmobiliario antes de comenzar y como la falta de sumisión del ministro Barón le había costado el cargo en una destitución que dejó paso a Abel Caballero, más conocido en Catalunya por Caïm Caballero, en virtud de su visceral antipatía hacia nuestro país. Pero es que Barón, como mucha otra gente, seguramente pensaba que había amenidades y distracciones que cada uno tenía que pagarse de su bolsillo y amistades que no se pueden propiciar con el fondo de los presupuestos generales del Estado.
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¿Qué decía entonces el informe que el gobierno de España envió a la Disney? Que en Girona no se podían instalar porque hacía mucho frío, y para acabar de enredar la cosa se refería a las temperaturas de Girona capital y no a las del litoral gerundense y que, además, el fuerte viento de tramuntana era un viento destructor y devastador en aquellas tierras. Posiblemente, no se dieron cuenta de que la Disney se gana muy bien la vida con su parque de Orlando, en Florida, país de los huracanes más fuertes del mundo.
Y decía también que en Tarragona ni pensarlo, porque había la petroquímica y unas centrales nucleares muy peligrosas y capaces de disuadir los posibles visitantes de pasar unas vacaciones en una especie de Chernobil. En cambio el informe no decía en ningún lugar que en las localizaciones propuestas en Alicante había antecedentes de inundaciones con víctimas mortales y destrozas sin igual en ningún otro lugar de la Península y que, a parte de las violencias periódicas del terrible Xúquer, existe también la central nuclear de Cofrents.
En otras palabras, el Gobierno hacía el trabajo sucio de los franceses y descalificaba las posibilidades de Catalunya, su emplazamiento más competitivo, para ir a favor exclusivamente de una alternativa con menos posibilidades pero bendecida por el partido gobernante.
Realmente, un caso sin precedentes en los anales de los disparates de los que lanzan piedras a su propio tejado y una imperdonable actitud de los que decidieron que valía más la pena que se lo llevaran los franceses antes que Catalunya saliera beneficiada. ¿Cómo puede un gobierno, que tiene que ser por definición imparcial y objetivo, tomar partido en contra de la única carta que puede jugar con garantías de éxito simplemente por desamor a una zona con personalidad propia y porque hay un gobierno de signo político diferente?
Se ve que la frase fue: "De ninguna manera, sólo faltaría que le diéramos esa baza a Pujol". Con un total olvido de lo que tienen que ser las relaciones institucionales y la regla de oro de la democracia, que es la de respetar los dirigentes que el pueblo ha elegido en cada caso.
Parecía que la función del gobierno central tendría que haber sido ofrecer unos incentivos de aplicación general y permitir que, después, cada autonomía añadiera los complementos que estimase oportunos. Eso es lo que precisamente quiere decir autogobierno. Pero no, las autoridades de Madrid optaron por la vía uniformista y amenazaron a la Disney con que, si aceptaba ayudas de las autonomías, ellos restarían las cantidades equivalentes de los estímulos ya prometidos.
[...]
Es evidente que un gobierno central no puede discutir en qué prioridades se quiere gastar el dinero una autonomía y que, por lo tanto, lo que hicieron los ministros en Madrid era perfectamente ilegal. Pero ¿qué empresa multinacional con un mínimo de cabeza se arriesgaría a hacer un favor a un país si el propio gobierno le anuncia represalias en caso de que se equivoque de emplazamiento? La cosa, por supuesto, era como para huír, que es, naturalmente, lo que hicieron."
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El libro de Roger Jiménez narra las vicisitudes y dificultades que se crearon desde que Disney clamó su interés por establecer un campo de operaciones turísticas en Europa en febrero de 1984 pasando por la proclamación oficial de París como capital elegida para tal propuesta en diciembre de 1985.
Finaliza, como es lógico, con la inauguración de Port Aventura en 1995 (¡más de 10 años después!) con la espectacularidad y el correctísimo trabajo que tod@s conocemos ya a estas alturas:
Parque temático pionero en España desde sus inicios hasta el día de hoy, cara visible de la maltrecha imagen de los parques de atracciones y temáticos del resto del país alrededor del mundo, ejemplo más que convincente de un modelo de inversión y estudio extremo de mercado y, sin más, el mayor éxito que este país ha cosechado hasta la fecha en materia de construcción y gestión de un parque temático rentable.
Se dijo que no a Disney en Catalunya. Se dijo que no a Parc Asterix en Catalunya. Pero finalmente la voluntad dio paso a la realización del sueño, a la búsqueda de los mejores recursos, a la construcción de un ideal desde su base y, para escarnio del resto, fue un sueño productivo y único como ha sido, es y será el parque de la Costa Daurada.
Es el humilde y claro ejemplo que hoy, como catalán que soy, os ofrezco para darnos cuenta todos y todas de que la voluntad es un poder que crece más allá de los deseos o prohibiciones que se opongan a dicha voluntad.
La voluntad, le pese a quien le pese, siempre es poder.
Saludos, primero de todo escribo este comentario como autentico seguidor de este blog el cual me parece perfecto en cada una de sus entradas, en serio, espero que siga así porque me tiene totalmente enganchado. Lo que queria comentar era mi forma de ver el enfoque dado a esta entrada, puesto que estoy totalmente de acuerdo en lo que dice el texto y en el malhacer de los políticos de la época y demás especuladores que tanto nos nombran en las noticias dia a dia. Lo que he visto totalmente equivocado de esta entrada (bajo mi humilde opinión) es la relación que se le ha dado con los acontecimientos que tienen lugar hoy en Catalunya, mi tierra y a la que admiro profundamente. No encuentro motivo alguno para relacionar la pésima gestión que efectuaron los gobernantes en el caso Disney España con el desprecio hacia España que, muy a pesar de la parte de catalanes que tambien nos sentimos amantes de nuestro país, se respira entre las paredes de los despachos de la mayoria de gobernantes catalanes que nos intentan inculcar con todas las armas posibles (TV3, rádio,etc) con la finalidad de tapar su ineptitud.
ResponderEliminarMuchas gracias por dejarme expresar, espero no haber estado fuera de tema.
Para nada, gracias a ti por expresarla. Aquí por lo menos todos somos libres para darla sin problema alguno.
EliminarYo no tengo absolutamente ningún motivo para despreciar a España, ni mucho menos me siento identificado con el sentimiento que los señores de corbata quieran inculcar en la sociedad mediante medios. Lo que he hecho en esta entrada es dar a conocer mi opinión sobre el derecho a expresarse, a prosperar y a luchar por un objetivo próspero y exitoso, algo que demostrado ha sido de sobras con lo que fue la construcción del que es el mayor y más rentable parque temático de España.
La relación únicamente está en el hecho de que JAMÁS debe censurarse o menospreciar un potencial, por muy pequeño o minoritario que sea. ¿Clasificarse y valorar? Por supuesto, para eso existe la opinión (como aquí). Pero jamás callar.
Un saludo y gracias por tus comentarios, espero seguir manteniéndote enganchado al blog en un futuro jejeje
Estoy hasta los huevos del victimismo catalan
ResponderEliminarY yo de los comentaristas anónimos como tú.
EliminarNo quiero entrar en debates, pero sí quiero comentar que no tenía ni idea de que se consideró Torroella de Montgrí como emplazamiento para Disneyland, y mira que vivo a 15 minutos en coche. Lo de la tramuntana es una exageración, pero sí se debe tener en cuenta (aunque PortAventura también sufre vientos fuertes). En fin, sólo quería decir que este dato me ha sorprendido.
ResponderEliminarRealmente es cierto que en esa época hubo una proliferación de localizaciones espectacular, supongo que a medida que se fue filtrando el contenido de los estudios cartográficos presentados a la Disney. Incluso en mi pueblo (Cambrils) se habló de algo con referencia a Disney, de hecho se llegó a especular con la construcción de algún recinto más allá de la inauguración del de París. Abrieron una auténtica caja de grillos para la prensa local...
Eliminar«tomar partido en contra de la única carta que puede jugar con garantías de éxito» esa frase es un despropósito, y el artículo en general, muy interesante, aún así lo cojo con pinzas, no todo es blanco ni todo es negro
ResponderEliminarLógicamente. Lo único que queda claro es dónde está a día de hoy el parque, más allá de ahí apenas nos queda documentación, hemeroteca y demás datos.
EliminarEl "artículo" en realidad va bien recordar que son extractos íntegros de un libro entero cuya publicación vió la luz a principios del 95 (de hecho coincidió con la apertura del parque).
si, se que no son palabras tuyas, me referia al articulo del que originalmenete lo escribio, jeje. Gracias por todas tus aportaciones.
EliminarBuenas noches, he de decir que aunque por anonimo, soy el mismo seguidor que el primer mensaje, y no el anonimo del comentario tan despreciable. Es una pena que se falte el respeto de esa forma... enfin.
ResponderEliminarY por supuesto, Jivo, que nunca se deben eclipsar las grandes oportunidades, porque al final, perdemos más que ganamos.
Por ultimo, aprovecho para cerrar mi ultimo mensaje comentando esta entrada para felicitarte por el trabajo que realizas por mantenernos con los ojos como platos con cada entrada. Sigue asi, eres un ejemplo para unos cuantos... jajajaj (me incluyo, sin duda)
La caspa centralista, con su continuo recelo hacia todo lo catalán, consiguió privarnos (y a todos los españoles) de tener un resort Disney bien cerquita de casa. Pero bueno, parís no está tan lejos y además pudimos y podemos disfrutar de un gran parque como es Port Aventura.
ResponderEliminarGracias casposos, muak!