Pero antes de empezar a desmigar este último tramo del análisis, os ofrezco la posibilidad de reengancharos a la lectura de una saga que empezó semanas atrás y que nos ha llevado a conocer auténticas rarezas y exquisiteces parqueriles:
- Särkänniemi a fondo (parte 1)
- Särkänniemi a fondo (parte 2)
- Särkänniemi a fondo (parte 3)
- Särkänniemi a fondo (parte 4)
- Särkänniemi a fondo (parte 5)
Comentado esto hoy, en Bloggercoaster, es el momento de ponernos por última ocasión la mochila de exploradores de parques y recorrer los últimos centenares de metros donde se esconden todavía un sinfín de rides y coasters que llamarán indudablemente nuestra atención.
¿Queríais más flats?
Pues tendréis dos tazas. O en el caso de Särkänniemi una gran porción del parque dedicada a ofreceros todavía más sensaciones de giros, velocidad y remojo a partes iguales. Entramos en una zona muy cercana al centro y con la cual culminaremos nuestra visita:
La primera rareza con la que nos encontraremos es Hurricane, un giant swing de Mondial que nos ofrecerá giros e inclinaciones muy cercanas a la inversión (no bromeo, hay varios puntos del ciclo en el que la góndola gira a toda velocidad). El aliciente en este caso, más allá de los cambios bruscos de inclinación, viene dado por el hecho de la proximidad de la ride con el agua del lago que tendremos justo a nuestra izquierda, ofreciendo unas vistas privilegiadas del paisaje:
Junto a Hurricane nos encontramos con otro clásico de los parques de atracciones con el que hasta ahora no nos habíamos topado y que ya era hora de encontrar. En este caso recibe el nombre de Wiking y, efectivamente, se trata de una nave balanceante de Zierer ligeramente tematizada en el mundo de los vikingos (una temática que goza de cierta fama en los países nórdicos, como era de esperar):
Uno de los últimos combos de flats que tiene por ofrecernos el parque, producto quizás de expansiones y novedades de años anteriores (ya que Hurricane data de 1991 y Wiking de 1988) y que tiene pinta de que aguantarán en este rincón del parque quizás unos años más, pero que acabarán dejando paso a rides más sofisticadas y novedosas. La cercanía con el centro del parque las delata.
Mini-área de velocidad
Justo a unos 20 metros de Wiking nos encontramos con un gigantesco arco en forma de neumático de competición y en el cual vemos inscrito el nombre de MotoGee, el siguiente y último credit que tiene por ofrecernos el parque, aunque este arco responde más bien a una invitación a acceder a una pequeña área temática construida alrededor del mundo de la velocidad en competición:
Al acceder bajo ese arco subiremos una pequeña rampa en forma de parrilla de salida de carreras, decorada con neumáticos a lado y lado:
Y tras esta entrada plenamente temática, nos encontraremos a mano derecha con la novedad que el parque adquirió en 2010, una moto-coaster de Zamperla que recibe el nombre de MotoGee:
Pese a que os he hablado ya en varias ocasiones de este tipo de credit (que no olvidemos que es clónico a muchos otros existentes en el resto del mundo) vamos a ver qué tal es un ciclo a bordo de estas curiosas motocicletas por raíles:
El layout se inicia tras un lanzamiento launched a 68km/h en apenas 2 segundos, tras el cual alcanzaremos una gran curva panorámica ascendente peraltada a la derecha que nos situará en la máxima altura de la estructura de acero de la coaster:
Tras esta curva se sucederá una repetitiva secuencia de cruce diagonal, curva altamente peraltada a izquierda, twistie, curva cerrada a izquierda, cruce diagonal, curva peraltada a derecha, twistie, curva cerrada a derecha y una última secuencia de curvas en 8 para acabar en una recta de brakes finales que nos frenará por completo antes de llegar de nuevo a la estación de carga.
Y es en ese concepto, en la estación de carga y la zona de colas, donde encontramos la particularidad más destacada de esta ride. La propia estación tiene oculta en sí una gran torre metálica brillante a través de la cual se desarrollan las colas:
Algo que llama también la atención de la estación es la ubicación de la cabina en uno de los extremos de la vía, con cristales que permiten la visión del entorno desde su interior, pero no desde el exterior. Algo que ayuda a evitar miradas indiscretas y a la vez ofrece pleno control al ride-op que controla tanto la salida de estación como el posterior lanzamiento:
En resumen, un credit sencillito, muy familiar que juega sabiamente la carta de la intensidad en el lanzamiento y en sus twisties, pero que no deja de ser familiar en su concepto final. Debido a su pobre carga es posible que sea uno de los credits que os de más dolores de cabeza respecto a las colas.
Pero no es MotoGee el único engranaje de este temático mecanismo de velocidad, también tenemos frente a la moto-coaster de Zamperla otro de esos clásicos inevitables de los parques de atracciones, en esta ocasión decorado con una fachada y un entorno realmente plausible. Se trata de Audi Racing, una versión esponsorizada de los míticos bumper cars:
Que en su interior ofrece una visión plenamente comercial de los vehículos de origen alemán, con las carcasas de cada coche con la forma inequívoca del morro y la trasera de un vehículo de la famosa marca Audi:
Un combo temático que pese a ser de reciente concepción (2010) creo que tiene mucho más por ofrecer en un futuro en el parque finés. Pude darme un paseo tranquilo por la zona contemplando el espacio real de esta plaza asfaltada y os puedo asegurar que hay hueco de sobra para una o dos rides más, por lo que probablemente si hay alguna expansión o novedad en los próximos años, sea por aquí por donde la veamos.
Un flume muy característico
Si volvemos atrás en nuestros pasos y regresamos al momento previo a adentrarnos en la zona temática de MotoGee, nos encontraremos de lleno con una de las zonas más visitadas y concurridas de todo el parque, se trata de una especie de teatro al aire libre con una gran cantidad de mesas de picnic, bancos y asientos frente a él y que queda custodiado por un total de 3 locales de restauración (Midhill, Suolapala Grill y Namupala Kiosk):
En este teatro se ofrecen, a diario, diversos espectáculos de equilibrismo, acrobacias, malabares y magia, por lo que consiguen concentrar gran parte de los visitantes que quieren comer en el parque en una zona cercana al centro del mismo y con espectáculo incluido. Gran negocio.
Justo al lado de este gran teatro y con una extensión de terreno bastante enorme, nos encontramos con Tukkijoki, o lo que es lo mismo, el característico flume de Särkänniemi:
Diseñado y construido por Reverchon en 1982, este antiguo pero original flume se extiende por una zona triangular de 400 metros de longitud que se combina en numerosas ocasiones con tramos de viales para visitantes, puentes, túneles e incluso coasters, como Tornado, con la característica principal de que ofrece unas barcas sensiblemente más cortas de lo normal y un único gran drop de 13 metros de altura (lo cual no quiere decir que no nos vayamos a mojar, avisad@s quedáis):
La verdad es que pese a no ser quizás el flume más espectacular del mundo por sus medidas, sí que he de decir que la combinación del canal con el entorno y la cantidad de zonas de tranquilidad vs. zonas de velocidad lo convierten en un gran atractivo para cualquier amante de este tipo de rides acuáticas:
Aunque lo que más me llamó la atención de este Tukkijoki es el sistema que tiene el parque para ofrecer el resguardo de tus pertenencias si decides adentrarte en este recorrido acuático. Cuando llegas a la estación tienen un ride-op especializado únicamente en tomar aquello que le des (una mochila, una chaqueta, un bolso) y dejarlo en un casillero específico situado a pocos metros de la estación con este aspecto:
Cada casillero sigue exactamente el orden de carga de cada flume, por lo que cuando llegas de nuevo a la estación se te hace entrega, en mano, de aquello que depositaste al acceder al tronco antes de empezar el ciclo. Una manera muy cómoda y rápida de cargar cada tronco, evitando que sea el mismo visitante el que guarde y organice sus pertenencias y agilizando la ya de por si dificultosa tarea de cargar este tipo de ride. ¡Bravo Särkänniemi!
Plácido paseo de vuelta al centro
De nuevo Särkänniemi nos ha dado una lección del perfecto equilibrio entre rides: flats extremas, flats clásicas, coasters familiares con velocidad, un flume...
Pero aún así, todavía nos falta un pequeño tramo de caminata para llegar hasta el centro geográfico de la península donde empezamos el recorrido por este genial parque de atracciones. Para ello tomaremos un amplio vial que se extiende más allá de la entrada a Tukkijoki (el flume que hemos visto anteriormente) y en cuyos lados podemos encontrarnos con Metkula Fun House, que como su propio nombre indica, se trata de una fun house inspirada en el mundo circense y de payasos y en cuyo interior localizaremos numerosas rampas, salas de espejos, zonas acolchadas, pasillos con juegos de luces y música y en general un ameno paseo de unos 5 minutos de duración:
Frente a Metkula Fun House nos encontraremos una fila de casetas con juegos de habilidad donde podremos dejarnos un par de euros para conseguir algún peluche derribando botes o intentando pescar patitos:
Tras esta hilera de casetas de juego, nos encontraremos todavía con dos vestigios de lo que fue la zona kiddie del parque antes de que aterrizase unas temporadas atrás la nombrada Angry Birds Land. Por una parte nos encontramos con la diminuta Merirosvolaiva, una mini-nave balanceante de Modern Products:
Y pegada a la parte trasera de las casetas de feria nos encontramos con Truck Race, una pista de camiones eléctricos que completa un recorrido ovalado y construida por la italiana Cosetto:
Una vez completadas estas dos kiddies (en caso de ser padres con retoños, pues el acceso a estas dos rides es únicamente permitido al visitante infantil), es momento de darnos un pequeño paseo por la parte interior y trasera de Tornado, pudiendo completar algunos de los tramos más vistosos y fotográficos que he visto jamás para una coaster invertida. Echad un vistazo sino a las vistas que nos encontramos a los pies del cobra-roll de esta coaster de Intamin:
Y justo antes de llegar a los pies de la torre Näsinneula me pude encontrar con uno de los elementos más nostálgicos y raros con los que he tenido el placer de encontrarme en todos estos años en pocos, muy pocos parques de atracciones del mundo.
Pese a no aparecer listado por parte del parque ni en los mapas oficiales ni en las guías, se trata de un mecanismo protegido por una caseta y unas redes (para evitar manos curiosas) que en su interior esconde un carromato con una preciosa decoración barroca de madera y tres secciones con sencillos animatronics en el frontal, cada uno representando personas que portan instrumentos reproducidos por el carromato:
Según reza el frontal de madera tallada, su nombre es Orgelbouw Holland y así es la música que regalaba a todo el visitante que se acercase a 20 o 30 metros alrededor:
Una de las mayores rarezas del parque y a su vez uno de los inventos más geniales que creo que todos los parques deberían intentar obtener o recuperar y que, por desgracia, ha caído en desuso en las últimas décadas.
Si no recuerdo mal he visto mecanismos parecidos en Knoebels (EEUU), en Bakken (Dinamarca) y en el Prater Park de Viena (Austria) y es una manera genial de transmitir, por vía acústica, la esencia que tenían a principio del siglo pasado los parques de atracciones de todo el mundo, con música tocada al instante con instrumentos reales, nada de hilos musicales con altavoces camuflados.
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Y hasta aquí llega este análisis de parque. Hasta este punto hemos podido recorrer varios kilómetros de diversión y sensaciones de todo tipo: hemos podido observar desde las alturas un genial parque de atracciones, nos hemos mezclado con la vida rural de una granja al más puro estilo nórdico, hemos podido saborear (y padecer) las torturas de cada una de las rides extremas que el parque nos ha ofrecido y sobre todo hemos podido ver que allí arriba, a miles de kilómetros de aquí, saben tan bien o mejor que nosotros cómo funciona y tiene éxito un buen parque de atracciones.
Särkänniemi quizás no sea nunca conocido como otros parques del viejo continente, pero no por ello quiere decir que tengamos que ignorarlo. Durante mi visita descubrí en él, como ocurrió en Linnanmäki, que el amor y la pasión por los parques no entiende de fronteras y que, con profesionalidad, los resultados son realmente asombrosos.
Es difícil y no muy común, pero si por algún casual os encontráis en Finlandia o, mejor todavía, en Tampere, os recomiendo muchísimo la visita a Särkänniemi, un parque que no os dejará indiferentes y que tiene muchísimo por ofrecer.
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