El humano es el único ser que tropieza dos veces en la misma piedra. Incluso el mejor humano, incluso una gran compañía especializada en el ocio. ¡Incluso la mismísima Disney!
Tan acostumbrados como estamos hoy en día a magnificar todas y cada una de las ideas que salen de las cabezas pensantes que inventan y reinventan absolutamente TODO lo que sale de la compañía del ratoncito Mickey, cuesta creer que entre todas esas decenas de gestiones anuales (muchas de ellas con millones de dólares de por medio) se cuele de vez en cuando una manzana podrida, una idea que no cuaje del todo, que no resulte ser un éxito rotundo. Ni tan siquiera un éxito.
Quizás tendría que haber sido esa la premisa de los imagineers que trabajaron en el diseño, concepción, construcción y optimizado de Cars Land, éxito y pelotazo construido años atrás en el californiano parque temático de Disney California Adventure, el que se ha considerado como uno de los mayores caldos de cultivo de la compañía a la hora de probar novedades e invenciones.
Y dentro de Cars Land hubo una ride que trajo, trae y traerá de cabeza a los directivos de Disney y que hoy veremos al detalle, me refiero a Luigi's Flying Tires:
¿O debería decir Luigi's Roamin' Tires? Pues sí, ya que a muy pocos meses de su estreno para el gran público esta ride secundaria de la flamante Cars Land todavía no tenía ni siquiera un nombre fijado.
El diseño de esta ride corresponde al intento de traer de nuevo a la vida a Flying Saucers, una ride propia de Disney que en la década de los 60 y durante 5 años estuvo situada en el área de Tomorrowland en Disneyland (Anaheim). Ya por entonces dicha ride ofreció un sinfín de problemas y en tan solo 5 temporadas pasó a ser producto desechado de la compañía, que no quiso incluir una remodelación o reinvención de semejante fiasco en una renovada Tomorrowland en 1967.
¿El motivo? Operativa lentísima debido a la carga y descarga manual de cada uno de los vehículos, cosa que otorgaba a la ride unas colas inadmisibles para una compañía que basa su éxito, en parte, a las operativas eficientes al máximo. Además la ride resultaba ser un chasco en el momento en el que el viajero, posicionado en su asiento, descubría como en 2 minutos apenas podía moverse varias decenas de metros y dar alguna vuelta chocando ligeramente con sus atónitos vecinos de ride.
Tras varios intentos por otorgar de más protagonismo a la fallida Flying Saucers, Disney decidió finiquitar finalmente la ride y olvidar por completo semejante fracaso.
¿Olvidar? ¡No! En 2006 y capitaneados por un eufórico John Lesseter el equipo de imagineers rescató exactamente la misma idea pero pasándola por los filtros de la tecnología actual, aparentemente mucho más eficiente en los fallos que la largamente olvidada Flying Saucers había dado en su día.
¿El resultado? La ride, cuya apertura se produjo en la primavera de 2012, ha durado incluso menos que su predecesora, cerrándose a principios de este 2015 y sometiéndose a una remodelación de la cual se ha ofrecido muy poca información. Únicamente se sabe que el sistema de aire, vehículos acolchados, el nombre de la ride y el espacio colindante cambiarán por completo para 2016 en una reforma tras la cual el parque espera resucitar el entusiasmo que se perdió en su día tras las primeras jornadas con la ride abierta al público.
Sea como fuere, pude sentirme un privilegiado a finales del año pasado al poder probar semejante invento y grabarlo por completo para traéroslo hoy en forma de vídeo en el canal de Youtube de Bloggercoaster. Dicho esto, ¡vamos a riddearla!:
¿Qué os parece?¿Os convence la idea?
Personalmente vi un gran fallo en toda la concepción de la ride, desde su sistema de colas hasta la carga (tan sólo 14 personas por ciclo para ciclos de 6 o 7 minutos), pasando por la duración y dinámica del ciclo y finalizando en el abandono del visitante de la misma (reducido a una simple puerta de rejilla del estilo "adiós muy buenas").
El concepto sorprende y es espectacular para el público exterior, pero una vez sentado en el armatoste de los neumáticos inflables resulta ser de un aburrimiento y decepción bastante tangible. El control del neumático es absurdo por completo (y todavía me pregunto porqué en los primeros tests de la ride hechos con trabajadores del parque estos decidieron que un joystick que controlase el movimiento de la "nave" era mala idea frente a mover el coche con el peso de tu propio cuerpo).
En definitiva: Disney también fracasa. Y resulta que cuando lo hace, por desgracia, suele ser de manera estrepitosa, siendo además acrecentado el fracaso con las voces de los millones de fanáticos de los parques Disney que miran con lupa todas y cada una de las acciones de estos recintos de ocio.
Porque dices que es de Disney, si no sería imposible ubicarlo en California Adventure. Ni siquiera me parece estéticamente bonito. Está claro que todo lo hacen a lo grande, hasta para pifiarla.
ResponderEliminarEsto sí que hubiese una buena entrada para el 28 de diciembre.
Sin palabras... bueno sí, una: atroz.