Volvemos a retomar el análisis que dejamos unos días atrás justo en el punto donde nos habíamos quedado para seguir recorriendo las calles y pasadizos que se entrecruzan en uno de los micro-parques más complejos y compactos que he encontrado jamás, el japonés parque de Hanayashiki.
Durante la última entrada pudimos darnos rápidamente cuenta que en este parque no existe el descanso y que, desde buen comienzo, a lado y lado de nuestra ruta nos encontraremos elementos de diversión y decoración sin seguir un orden concreto, pero respetándose en cierta paz y armonía visual.
Por lo tanto hoy, en Bloggercoaster, es momento de continuar con nuestra ruta recopilando y catalogando todo lo que nos encontremos en la segunda mitad del parque de atracciones de Hanayashiki, el más antiguo de todo Japón.
El puzzle japonés
Durante los últimos párrafos de la primera entrada de análisis a Hanayashiki nos habíamos quedado justo frente al teatro de Haneyashikiza Stage, un pequeño teatro frente al cual se desplegaban sendas hileras de bancos donde poder observar una serie de espectáculos menores que se celebraban durante el día en unos horarios establecidos por el propio parque.
Si alzamos la vista en ese mismo lugar, nos daremos cuenta de la inmensidad de este parque, en el sentido de la cantidad de elementos que logra condensar en apenas unos pocos metros cuadrados y que dotan al mismo del nivel necesario como para ser considerada, por lo menos, una rápida visita.
Si echáis un vistazo a la fotografía de aquí abajo, veréis parte de un teatro, tres flats, una coaster, una tienda y un centro comercial. Todo concentrado hasta caber en una fotografía tomada a pie de calle:
Una de las tres flats que nos encontramos en este punto se llama Little Star y de ella os hablé ya en aquella pequeña serie sobre las rides más extremas del mundo. En aquella ocasión os comenté que se trataba de una ride llamada rock'n roll y está facturada por la compañía japonesa Sansei Technologies:
En el caso de Hanayashiki nos encontramos con un modelo bastante moderno de este concepto pero que hace uso de los cinturones de presión que usan las versiones más rudimentarias y antiguas, por lo que pese a que la carrocería de la misma es más moderna y fiable, la seguridad pende, a su pesar, de un simple cinturón de seguridad:
Justo encima de esta extraña y mareante ride, soportada por grandes pilares de cemento armado y acero, nos encontramos con un nuevo clásico que la italiana Zamperla se está ocupando de promocionar (y encasquetar, la verdad) en absolutamente todos los parques del mundo.
Se trata de unas magic bikes tematizadas en algo parecido a un castillo rojo y con una forma similar a la de un murciélago en el ala delta con la que va equipada cada una de las "bikes". Su nombre es Shirasagi, cuya traducción vendría a ser una especie de garza de dimensiones pequeñas muy típica de las regiones naturales japonesas:
En los alrededores también de la plaza que conforman estas dos rides y el Haneyashikiza Stage nos encontraremos con varios elementos bastante particulares y típicos de la cultura audiovisual japonesa, quizás no tan comunes por estas tierras en este formato en concreto.
Por una parte nos encontramos con varias estatuas animadas en las cuales podemos "montar" e introducir nuestra moneda de ¥50 yenes, solo que aquí en occidente solemos hacerlo en coches o motos y en Japón se hace a lomos de un gigantesco Pikachu o un mítico Anpanman volador:
También encontraremos un par de salas dedicadas por exclusiva a las famosas máquinas de esferas, donde al introducir desde ¥100 a ¥300 yenes podemos conseguir figuritas o elementos coleccionables de mil y un cosas. Desde miniaturas de comida plastificada, pasando por banderas o llegando a los típicos llaveros de series anime.
Dark rides bajo terrazas
En este punto, siguiendo el recorrido natural del parque, nos adentramos en una serie de galerías cubiertas donde nos veremos las caras con algo que, pese a que me informé sobre el parque antes de visitarlo, nunca hubiera pensado que me cruzaría con ello en este lugar. se trata de una más que básica dark ride que recibe el nombre de Thriller Car y cuya fachada presenta este aspecto:
Pudiendo pasar a formar parte de la exclusiva liga de las "peores dark rides", esta Thriller Car bebe un poco de la mitología japonesa (recordemos que los japoneses no tienen el mismo concepto que nosotros en cuanto al terror, ellos por ejemplo suelen usar mucho más los espíritus o los fantasmas, antes que los monstruos tipo Frankenstein o Drácula) y mediante unos carritos alimentados por electricidad nos conduce por una serie de túneles sinuosos distribuidos por un estrechísimo espacio:
Tan estrecho es ese espacio que en gran parte del recorrido directamente pasamos a través de unos siniestros túneles plastificados con un inquietante color verde hospital y en los cuales no pasa absolutamente nada. Digno de la mejor de las películas de terror:
Recuperados ya del tremebundo terror que habrá invadido probablemente nuestras mentes (siempre hablando en ironía, claro), es momento de continuar recorriendo las galerías cubiertas de las que os hablaba. Aquí encontraréis varios juegos de tiro y habilidad donde sí, los niños pueden perfectamente usar una arma de aire comprimido para conseguir peluches o chucherías. De hecho el mostrador de este puestecito cuenta ya con pequeños banquitos de madera para que los más pequeños puedan afinar la puntería bajo la atenta enseñanza de sus progenitores:
Al llegar al final de estas galerías encontraremos unas escaleras que nos permitirán optar por varias direcciones en nuestro camino (quedáis avisados de que la distribución de calles y callejones, en este punto, es altamente caótica, no os dejéis engañar por las dimensiones del parque). Si tomamos la mayor de las escaleras subiremos un piso más en altura y saldremos a una amplia terraza con multitud de direcciones que tomar:
En ella nos encontraremos con otro clásico en las kiddie rides, se trata de Kiddy Taxi, o lo que es lo mismo, un circuito mediante el cual los más pequeños se podrán pasear a bordo de unos diminutos taxis en miniatura que vienen equipados (ojo al dato) con un pulsador en el interior, similar al de un transistor de radio de taxi y mediante el cual pueden activar sonidos varios típicos como el claxon del vehículo, la música de espera de frecuencia o un sample en japonés que imagino que reproduce una orden típica dada por radiofrecuencia.
Todo ello en medio de un recorrido repleto de elementos temáticos del surrealismo más atroz... en fin, echad un vistazo a la fotografía y sacad conclusiones vosotr@s mism@s:
Por increíble que parezca, la extensión de terreno que ocupa esta ride es bastante grande, extendiéndose por media terraza y ocupando un lugar bastante privilegiado en el parque, como podéis observar aquí:
La verdad es que este espacio lo encontré bastante concurrido durante todo el día, tratándose sobretodo del lugar por el que confluye toda la gente que quiere probar Roller Coaster, además de otras rides que nombraré un poco más adelante.
Pese a esa restricción de espacio útil, la terraza se permite el lujo de conectar con el resto de espacios del parque, como gran parte del jardín ornamental del que os hablé en la anterior entrada:
Todo el lugar está repleto de plantitas, macetas, flores y demás decoración floral que tiñen de un marcado color verde este emplazamiento desde el cual podemos observar gran parte de Hanayashiki.
Visita desde los aires
Llegamos a uno de los puntos que me dejó más asombrado, sobretodo por el aprovechamiento máximo del espacio a través de un único edificio. Se erige ante nosotros un bloque consistente en 3 pisos (planta baja, primero y segundo) y en el que todos y cada uno de ellos albergan una o diversas rides, aquí lo podéis ver arriba a la izquierda, desde el cual salen hasta 3 carriles distintos de rides:
Si empezamos por arriba del todo, nos encontramos dos monoraíles aéreos (sí, a falta de uno, dos). El primero de ellos es Helicopter, un monoraíl en el cual iremos metidos en un diminuto helicóptero en miniatura (no se rompieron demasiado la cabeza para otorgar el nombre a esta ride, ya veis). La clave en esta ride es que la velocidad de la cabina durante el recorrido viene dada por nosotros mismos a través de sendas bicicletas con las que vienen equipados los asientos del interior:
Así, si pedaleamos lentamente la ride avanzará a paso de tortuga, permitiéndonos observar al detalle el parque desde cierta altura (variable de entre 5 y 10 metros en todo momento, nada del otro mundo):
Justo al otro lado de este piso superior nos encontraremos con el segundo monoraíl, colocado en sentido contrario a Helicopter y bajo el nombre de Sky Ship:
Si en el anterior ejemplo íbamos a bordo de un helicóptero en miniatura, en esta ocasión "volamos" a bordo de una antigua carabela en miniatura. La diferencia en esta ocasión es que el movimiento de la góndola viene dado por un motor situado en la parte superior ya que el sistema de sujeción de la misma es mediante una vía superior (es decir, se trata de un monoraíl suspendido):
La existencia de estas dos rides no dejaría de ser anecdótica de no ser por la complejidad de la obra y del transcurso de las góndolas por el recorrido, pasando en ocasiones a escasos centímetros de distancia de la zona de seguridad de algunas rides.
Echad un vistazo sino a esta vista aérea del parque (que pude tomar desde uno de los múltiples miradores colindantes de los que dispone el mismo) para apreciar hasta qué punto están metidos, prácticamente con calzador, estos dos monoraíles:
En la planta intermedia de este edificio multidisciplinar nos encontramos de lleno con la estación de carga, las colas y el andén de Roller Coaster, de la que he decidido que os hablaré a fondo y al detalle en una nueva entrega de Bloggercoaster Classics.
Y en la planta baja del edificio podremos degustar algunas de las típicas delicias japonesas y snacks variados en el Food Court Kiki, donde tendremos acceso también a una variada cantidad de arcades clásicos donde poder echar un ratito de vicio, si gustamos, mientras probamos dumplings o rollitos de carne japoneses:
Tras el edificio que alberga los dos monoraíles y la estación de carga de Roller Coaster nos encontraremos con los límites del parque (algo no muy difícil, también es verdad). En esta ocasión, este lateral del parque está delimitado por una enorme estructura de madera que responde al nombre de Asakusa Labyrinth - Shinobi-no Toride (Fortaleza de Shinobi) y que es una especie de mezcla entre una fun house y un recorrido walkthrough, tematizado en todo momento en el mundillo de los ninjas japoneses:
Y en mitad de todo este espacio, nos encontraremos con un par de pequeñas rides de auto-gestión (es decir, sin ride-op y controladas por el mismo viajero o por los padres del niño que quiera montar en ellas). No viene ninguna de ellas listada en el mapa oficial del parque, por lo que me imagino que este espacio es usado para distintos propósitos y, en el momento de mi visita, albergaba un trenecito eléctrico controlado por el niño en la parte de la locomotora:
Acoplada al edificio en el que encontramos las estaciones de carga de los monoraíles y de Roller Coaster es también donde encontraremos la estación de carga de Space Shot, por lo que con la llegada a este punto cerramos el relativo círculo que dibuja la calle principal del parque.
Pese a todo, el recinto está repleto de callejones, pasadizos, atajos y demás accesos que hacen que la visita al mismo os pueda llevar mucho más tiempo del que creéis, incluso si vais equipados con el mapa explicativo (que dicho sea de paso, no describe a la perfección la estructura del parque).
Los alrededores de Asakusa
La visita a Hanayashiki os puede llevar entre una y tres horas como mucho (en mi caso fue algo más debido a que, como ya sabéis, siempre que visito un parque invierto al menos un par de horas en extraer vídeos y fotografías de absolutamente todo). Dada esta escasa duración, lo más normal es que una vez salgáis por la puerta de acceso queráis explorar un poco los alrededores del parque.
Y si os gusta la cultura japonesa más tradicional, os puedo asegurar que tenéis a apenas un par de centenares de metros del parque uno de los lugares más aplaudidos de la ciudad, digno, por lo menos, de una rápida visita turística.
Siguiendo la Hanayashiki Street y a apenas un par de manzanas de distancia, os encontraréis con unas galerías cubiertas y sustentadas por enormes arcos de un color rojo muy vivo. A lado y lado de estas galerías se despliegan decenas de comercios de distinto tipo, proliferando las tiendas de vestimenta tradicional japonesa (por si queréis conseguir un kimono o las típicas sandalias japonesas, llamadas getta), los souvenirs de la ciudad de Tokyo y los pequeños restaurantes de comida para llevar o tabernas de ramen:
Nada más salir de esta galería os encontraréis de lleno con una larga avenida ajardinada en la que a lado y lado encontraréis venta ambulante de productos de artesanía y comida preparada allí mismo. Atención a la genial vista de fondo con la nueva Tokyo Skytree:
Como os decía, si en este momento del día os aprieta un poquito el estómago, podéis comprar a muy buen precio comida preparada en el mismo puesto, para ingerirla en alguno de los múltiples jardines que se distribuyen en el lugar. Los amantes de probar la comida variada y de la brasa, estarán de enhorabuena, os lo aseguro:
Y tanto jardín y avenida de paseo responde a la situación cercana a los alrededores de uno de los templos más conocidos de Tokyo, el templo de Sensō-ji. Famoso por ser el más antiguo de la ciudad (construido en el año 645 d.C.) la visita al mismo es totalmente gratuita, por lo que a todas horas encontraréis aquí una enorme cantidad de gente observando la belleza del lugar, rezando o sacando fotografías desde todos los ángulos posibles:
Y en la avenida que conduce a las puertas del templo encontraréis unas largas hileras de puestecitos muy concurridos en donde podréis hallar desde vestimentas típicas japonesas, recuerdos del lugar, instrumentos para la adoración y el rezo al dios Kannon (cuya estatua es protagonista del templo de Sensō-ji) y, cómo no, puestecitos de gastronomía japonesa exquisita (amantes de los dorayakis, huid mientras podáis, ¡quedáis avisad@s!) :
Así que no, quizás Hanayashiki no sea el parque de atracciones más conocido de Japón, ni siquiera puede que salga en las guías más prestigiosas (que abogan por nombrar antes que nada a las todopoderosas Disney o Universal), pero os puedo asegurar que si queréis aunar la pasión por la cultura y la gastronomía japonesa con vuestra afición a los parques de atracciones, el barrio de Asakusa, en cuyo interior encontraremos el parque de Hanayashiki y el templo Sensō-ji, es vuestro lugar.
Y hasta aquí llega la segunda parte de esta entrada donde nos hemos dedicado a completar el paseo por el complejo y compacto micro-parque de Hanayashiki, descubriendo la treintena de rides/locales que guarda en su interior.
En esta ocasión he querido añadir un par de apuntes culturales e históricos al final, porque me dio la sensación con la primera entrega de que Hanayashiki podía pasar desapercibido para la percepción del amante de los parques ocasional. Y en realidad el parque se engloba en el interior de un complejo turístico e histórico vital para la ciudad de Tokyo.
Se que probablemente no os llame la atención nada más leer la entrada pero, creedme cuando os digo que visitar el interior de Hanayashiki, las terrazas-mirador de sus alrededores, comer una brocheta de pollo teriyaki o disfrutar de su Roller Coaster, fueron algunas de las sensaciones más imborrables que guardé al instante en mi memoria.
¡No os perdáis la siguiente entrada en Bloggercoaster, donde os analizaré con todo lujo de detalles Roller Coaster, la coaster que se encuentra en el interior del parque y que resulta ser a día de hoy la más antigua de todo Japón!
AFAPAM: Estos japoneses son maestros en la concentración y aprovechamiento del espacio
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