martes, 25 de octubre de 2016

Roller Coaster (Hanayashiki)

Desde los inicios de Bloggercoaster, allá por el 2010, me propuse que en el blog quedarían documentados en forma de entradas especiales los análisis de las coasters más míticas, deseadas, esperadas o soñadas por mi, a manera de una especie de caja donde ir guardando las fichas más relevantes de un libro para un bibliotecario, por ejemplo.

Y así fue como inicié la sección BGC Classics donde de manera más o menos regular iba añadiendo fichas, descripciones, layouts y demás datos que merece la pena observar de uno de estos credits míticos, más allá de la ilusión que pueda hacer (o no) el poderlo riddear por fin tras años de espera.

Pues bien hoy, en Bloggercoaster, es momento de presentar otro de estos credits míticos que entra a la larga lista de BGC Classics y además lo hace por la puerta grande ya que es una de esas coasters que acumulan décadas en su existencia y pertenece al parque más antiguo existente en Japón. Me refiero a Roller Coaster, la discretísima coaster de Togo en el parque nipón de Hanayashiki.


Un pedazo de historia

Las 8:00 de la mañana.

Como cada día, los trabajadores y trabajadoras del diminuto parque de atracciones japonés de Hanayashiki proceden a acceder cada uno a su puesto de trabajo para hacer las comprobaciones pertinentes, bajo la atenta mirada de los primeros visitantes curiosos y algún que otro turista perdido que se agolpa en las puertas de acceso al icónico recinto de ocio.

Hace frío, el ambiente es bastante húmedo y todavía queda algún que otro charco de la llovizna que cayó en la densa Tokyo durante la noche, pero aún así los ride-ops de Roller Coaster suben con ilusión las escaleras que les llevan a la estación de carga de la mítica coaster. Durante la próxima hora su trabajo será el de inspeccionar, chequear y provocar no menos de una docena de tests para comprobar que absolutamente todo funciona a la perfección.

Y es así como a la hora de abrir Hanayashiki el tren blanco y rojo de Roller Coaster yace ya en la estación a la espera de los primeros viajeros del día:


Este mismo ritual se viene celebrando día tras día desde hace nada más y nada menos que 63 años, sin descanso, sin pausa más allá de las que son obligatorias por ley para hacer alguna que otra revisión de mantenimiento o, como ha ocurrido con este credit en concreto, para añadir un nuevo diseño a sus trenes.

En 1949 la ahora desaparecida empresa Togo adquiría los derechos de explotación y gestión del parque de atracciones Hanayashiki y, con ello, tuvo la brillante idea de dotarlo de la primera coaster que tendría Japón en toda su historia (sí, no hay documentación de ningún otro parque de atracciones anterior a Hanayashiki):


Hanayashiki supuso para Togo una especie de caldo de cultivo donde experimentó, por primera vez, con una de las estructuras más complejas a nivel de diseño y precisión: las coasters. Ya que sí, Roller Coaster, en Hanayashiki, fue la primera coaster que la empresa japonesa diseñó y construyó, apenas 4 años después de que Arrow Dynamics trajera al mundo la primera coaster con vías tubulares o 10 años antes de que Anton Schwarzkopf plantase su primera creación en el Prater de Viena:


Desde entonces Roller Coaster ha seguido ofreciendo decenas de ciclos a diario, funcionando los 365 días del año y viviendo actualizaciones que han pasado por el cambio del diseño de sus trenes. Inicialmente fue creada con las formas de un tren eléctrico y posteriormente se cambió el concepto de todo el tren en numerosas ocasiones para convertirlo en una retahila de carretillas mineras, un dragón o el diseño que presenta hoy día, en forma de cohete rojo y blanco.

Quizás como credit no llame demasiado la atención debido a sus prestaciones y medidas, pero lo que queda claro es que Roller Coaster, siendo la séptima coaster de acero más antigua en funcionamiento a nivel mundial, esconde muchísimo más valor histórico tras de si que cualquier otro credit que os podáis imaginar.

El viejo cohete rojo

El acceso a Roller Coaster se hace a través de un edificio polivalente enclavado a escasos metros de la entrada del parque, un edificio que alberga también dos estaciones de carga de monoraíles, una estación de carga de una space shot y un restaurante con una pequeña sala de recreativas arcade.

Una vez accedemos al primer nivel de altura, nos encontraremos un pequeño laberinto de vallas metálicas en cuyo final veremos el cartel que anuncia, en japonés, la coaster así como las distintas normativas y restricciones para la misma:


Saliendo a la parte trasera del edificio es donde encontraremos la estación, consistente en un andén de una medida aproximada a la medida del tren y en cuya estructura están acoplados también los brakes finales ya que, como veremos una vez os hable del layout, el tramo final de la coaster coincide con la estación de carga:


A partir de aquí accederemos al asiento de la coaster que nos asigne el ride-op (imposible poder elegir el puesto a no ser que haya poca carga o que el ride-op os entienda en inglés, cosa poco probable). Una vez hecho el chequeo de las lapbars individuales de cada asiento es momento de poner en marcha el tren.

He optado por un completo vídeo grabado y editado por ThemePark Review mediante el cual podremos seguir punto por punto el interesante layout de Roller Coaster:


Salimos lentamente de estación con curva a la izquierda para encarar directamente el lift de cadena. Durante el lentísimo ascenso (aquí es donde se cumple a raja tabla la norma de que los lifts japoneses van a unas velocidades infrahumanas) nos elevaremos hasta la máxima altura de la coaster a 11 metros por encima del nivel del suelo, en cuyo punto tendremos poco a poco una interesante vista panorámica de Hanayashiki, así como de las rides que rodean a la coaster:


Al otro lado del lift se situa una fachada de corte tradicional japonés, edificio en cuya planta baja nos encontraremos con la tienda Furoru, de objetos tradicionales japoneses:


Una vez llegamos a la parte más alta describiremos lentamente una curva a la izquierda para enseguida pasar a encarar el primer drop de todo el recorrido, una pequeña rampa de unos 5 metros de desnivel donde el tren adquirirá cierta velocidad (no la máxima):


El drop se extiende a lo largo de una veintena de metros en los cuales el track no deja de estar inclinado hasta llegar a la parte más baja de esta primera panza, lugar en el cual encontraremos un balcón mirador que permite al visitante ver el paso del tren apenas a un metro de distancia:


Acto seguido encararemos una subida que nos devolverá a una posición de altura para describir una gran curva panorámica a izquierda, bordeando en todo momento los edificios del centro comercial Sky Plaza.

Tras esta curva vendrá un segundo drop en el cual nos adentraremos en el interior de una casa tradicional japonesa, un tramo que en realidad es una especie de túnel abierto donde sí llegaremos al punto más bajo del layout y donde adquiriremos cierta velocidad.

Tras descender volveremos a ascender y, a una velocidad constante de unos 30 km/h sortearemos un tramo con diversas bajadas y curvas en S que apenas variarán la velocidad y dirección del tren ya que en realidad estaremos bordeando todo el perímetro del parque, así como pasando por encima de la entrada al mismo o sorteando una a una las rides que conforman el lugar.


Enlazaremos entonces con una curva bastante amplia (siempre a izquierda) que se transforma en un bastante intenso mini drop curvado y donde alcanzaremos una velocidad punta bastante considerable, momento en el cual entraremos en el cuarto y último drop, totalmente metido en un largo y oscuro túnel donde nos encontraremos con un pequeño elemento sorpresa que nos hará agachar la cabeza.

Justo después de este elemento y encarando un ascenso bastante considerable, nada más salir del túnel, entraremos en la zona de brakes que hace las veces de estación. El tren parará aquí abruptamente y segundos después nuestro lapbar saltará, invitándonos a salir y a dejar libre el asiento para el siguiente viajero.

Algunos datos de interés...

  • Nombre: Roller Coaster (ローラーコースター)
  • Fabricante: Togo
  • Parque: Hanayashiki
  • Modelo: custom.
  • Longitud: 234 metros.
  • Altura máxima: 11 metros.
  • Velocidad máxima: 65 km/h.
  • Recolocada: no.
  • Año de construcción: 1953
  • Colores: raíles verdes, guardaraíles blancos, soportes blancos, footers hormigón.
  • Inauguración oficial: 1953
Esencia old-school japonesa

Como ocurre en muchas otras ocasiones, Roller Coaster es una pura y dura chuchería en un parque de atracciones que, de por sí, guarda especial encanto para todos aquellos y aquellas a los que nos guste la esencia old-school.

Ya desde la manera de acceder a la estación, pasando por el contacto visual constante de la coaster en cualquier punto del parque como, por ejemplo, la exagerada protección corporal que ofrece la coaster una vez estamos sentados en el tren, todo en Roller Coaster tiene un componente de diseño que nos evoca automáticamente a los primeros años de las coasters de acero a mitad del siglo XX:


Es de suponer que un credit con un layout tan reducido y unas fuerzas G, digamoslo así, bastante escasas, sufre un desgaste bastante mínimo. Es por ello que por muchos años que tenga este credit y pese a encontrarse a la intemperie, no me pareció experimentar golpes o latigazos demasiado relevantes, más allá de lo que pueda ofrecer una coaster que no olvidemos que supera de largo el medio siglo de vida:


Si tuviera que destacar algo en concreto del layout de Roller Coaster me quedo con la relativa proximidad de todos los elementos arquitectónicos a la coaster que, sin llegar a producir una sensación de elemento de choque demasiado intensa, sí que encajonan y cierran bastante el recorrido, creando una sensación que en ocasiones juega sutilmente con la percepción de encontrarse en un entorno indoor, más que al aire libre:


Juega también a favor de este credit la variable de velocidad ascendente que experimenta el tren, viajando desde la lentitud casi desesperante del lift en sus primeros metros hasta la locura desenfrenada (potenciada por la proximidad de elementos) en los tramos finales de la misma.

Es como si Togo nos hubiera querido ofrecer poco a poco una dosis más elevada de adrenalina hasta llegar al extasis final, momento en el cual nos corta de repente la velocidad, nos frena y nos invita a volver a hacer cola para experimentar de nuevo dicha intensidad:


En definitiva, Roller Coaster hay que probarla. Es una de esas coasters que puede llamar poco o nada la atención vista desde fuera o simplemente echando un vistazo a fotografías o vídeos, pero que uno se ocupa de notar al 100% una vez recorre cada uno de sus curvados metros.

Todo un clásico que, para qué nos vamos a engañar, se conserva estupendamente dada la edad e historia que carga sobre sus espaldas y que se convierte en un bien importante a proteger por parte de Hanayashiki, que ha sabido gestionar a la perfección, por lo visto, su perduración y mantenimiento.

No perdáis la oportunidad de dar una vuelta por este diminuto parque en mitad de Tokyo y riddear cada uno de los 234 metros de Roller Coaster. Es una de esas experiencias únicas en la vida.

*****

Y hasta aquí el análisis de un clásico entre clásicos. En ocasiones me da mucha rabia que se vea únicamente un credit por sus formas, sus medidas o su recorrido y no se sepa valorar toda la historia y anecdotario que esconde tras de sí, así como el valor histórico de su construcción y entorno. Roller Coaster, en Hanayashiki, ejemplifica a la perfección esta frustración.

Puede parecer un credit mediocre, diminuto e insulso, pero guarda tras de sí mucha más historia que la mayoría de las casi 5000 coasters que pueblan a día de hoy el mundo.

Como con cada uno de los BGC Classics que os presento, os recomiendo enormemente visitar el parque y llevaros este importante credit. Es uno de esos "special one" que vale la pena tener en vuestra particular colección, si tenéis la oportunidad.

1 comentario:

  1. Es una mezcla entre malisima, pero digna de admirar. Creo que esta muy desaprovechada, pero la encajada del proyecto es sublime.

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